Reseña - ¡Shazam! - la propuesta fílmica más familiar de DC

Habiendo desistido ya de forjar un universo como el de sus rivales, DC y Warner Bros. han optado por entregar películas en solitario de sus superhéroes más reconocidos. La decepción que trajeron consigo Batman v Superman, Escuadrón Suicida y Liga de la Justicia llevó a ambas entidades en concentrarse en un personaje a la vez. La estrategia funcionó enormemente con Mujer Maravilla, aunque con Aquaman cayeron nuevamente en algunos de los vicios del pasado reciente. Ahora, ¡Shazam!, su nueva apuesta, los ve enfocarse en una figura que llega al mainstream por primera vez. La elección parecía osada. "¿Por qué llevar a la pantalla grande a un héroe tan extraño y desconocido para las masas en lugar de traer de vuelta a Batman?" La respuesta no solo yace en los planes futuros de las compañías, sino en la búsqueda de una nueva audiencia: los más pequeños.

Billy Batson (Asher Angel) es un niño huérfano de Filadelfia en busca de sus verdaderos padres. Este casi inalcanzable deseo lo ha metido en serios problemas, pero el chico se empeña en continuar dejando de lado la posibilidad de encontrar una nueva familia. Cuando una pareja que dirige una casa para huérfanos como él finalmente lo adopta, Billy se encuentra con Freddy (Jack Dylan Grazer), un chico obsesionado con los superhéroes y con problemas de adaptación en su escuela. Ambos pronto encuentran la oportunidad de una nueva amistad en el otro a pesar de sus diferencias; sin embargo, la amenaza de los bravucones de la escuela no los deja estar en paz. Un día, cuando Billy es perseguido por ellos, este termina transportándose a la guarida del mago Shazam (Djimon Hounsou), quien le confiere sus poderes al resultar su elegido para continuar su legado. Como un nuevo superhéroe adulto (Zachary Levy), Billy vive el sueño junto a Freddy, aunque pronto llama la atención del Dr. Sivana (Mark Strong), un hombre resentido y con recién adquiridos poderes que busca vengarse del mago por razones muy personales.

¡Shazam! llega como parte de la transición del Universo Extendido de DC hacia un tono más amigable y alejado de la "oscuridad" que caracterizaba a sus primeras entregas, David F. Sandberg, director forjado en el cine de terror, da un giro en su carrera para entrar al género de los superhéroes, lo cual le sienta bien a pesar de no tomar riesgos y centrarse en una versión ligera y muy cómica del personaje. Resulta curioso que la cinta se estrene con tan solo unas semanas de diferencia que Capitana Marvel, superheroína que lleva su antiguo nombre y que ha significado una serie de disputas entre las dos más grandes casas de cómics del mundo y sus seguidores. Ambas adaptaciones son distintas entre sí, pero lo que realmente distingue a ¡Shazam! es la forma en la que se adhiere a la comedia como ningún otro proyecto fílmico de DC hasta ahora.

Angel interpreta al juvenil Batson, un niño obsesionado con encontrar a sus padres biológicos. La relación casi forzada que entabla con el también adoptado Freddy se convierte rápidamente en el motor de la película, pero es cuando aparece la versión adulta del protagonista que la química comienza a generar todo tipo de situaciones inverosímiles y divertidas. Como un adepto de todo lo que tenga que ver con superhéroes, Freddy, con problemas motrices y víctima de bullying en su escuela, renace a través de su heroico amigo, quien realmente no comprende el nuevo poder que ha adquirido. De ahí, Sandberg y el guionista Henry Gayden toman prestado la máxima de sus competidores, "un gran poder conlleva una gran responsabilidad", para fijar el camino de Shazam.


Pero no todo brilla en la cinta. El resto de los personajes realmente no cumplen otro propósito mas que el de contribuir positiva o negativamente al desarrollo de Billy y su nuevo rol, no solo como superhéroe, sino como integrante de una familia por primera vez en su vida. Cada uno contribuye ya sea con ternura, como Darla (Faithe Herman), la inocente y más pequeña de sus nuevos hermanastros; o Mary (Grace Fulton), la más grande y quien se encuentra en conflicto consigo misma al prepararse para irse a la universidad. Todos ellos hacen ver a Billy la importancia de una familia unida por convicción y no por la sangre, pero no más. Algo similar ocurre con Sivana, quien nunca ha tenido en su familia verdadera el cariño y aceptación que siempre ha buscado.

El antagonismo entre Sivana y Shazam se basa más en lo cómico que en una verdadera confrontación. Sus encuentros no tienen algún tipo de emoción, pero se agradece el hecho de no depender totalmente de los efectos especiales, como en Aquaman, donde prácticamente toda la dinámica y la gran escala requerían totalmente de las imágenes generadas por computadora. ¡Shazam! no pretende en ningún momento llegar a tal nivel de ambición, y aunque el megalomaniaco villano representa una amenaza global, sus casi caricaturescas intervenciones contrastan con la fanfarronería del protagonista en cualquier cantidad de hilarantes situaciones. Esto es justamente lo que Sandberg y Gayden deseaban, pero esto no significa que Sivana no sea uno más de los interminables y genéricos antagonistas que han plagado el género durante toda la década.


La oscuridad que Sivana representa choca notablemente con todo el concepto de ¡Shazam!. Como un superhéroe de indumentaria clásica y de carácter bonachón, el protagonista tiene que enfrentarse a un hombre vil y despreciable consumido por ¿los siete pecados capitales representados como demonios? La elección del los villanos es tan estrafalaria como poco convincente, pero quizá podamos entenderla al saber que Black Adam, el mayor rival del superhéroe, no estaba disponible porque pronto tendrá su propia adaptación. En suma, el choque de ambos personajes resulta demasiado aleatorio como para tomarlo con seriedad.

El concepto general nos remite obviamente a Quisiera Ser Grande, aquella memorable película en la que un niño de pronto se convertía en Tom Hanks haciéndola de adolescente, incluso nos topamos con una obvia referencia a esta. En ambas, los protagonistas de pronto tienen que lidiar con el mundo verdadero y los distintos factores que esto conlleva. Tanto Billy como Josh, el niño de Quisiera Ser Grande, encuentran en su versión adulta una especie de alivio ante los problemas que lo aquejan; sin embargo, los obstáculos con los que se topan en su nueva forma parecen ser más de lo que alguna vez hubieran imaginado. Al final, su gran decisión tiene que ver con el lugar y las personas con las quieren estar.

A pesar de todo, ¡Shazam! cumple con su cometido de divertir a los más pequeños. Es cierto que el final el desenlace es totalmente anticlimático y la confrontación final se extiende durante muchísimo tiempo, pero el concepto de la verdadera familia, por más trillado que sea, funciona al representar a un chico convertido en superhéroe que de pronto encuentra un grupo en el que siente querido y respetado por primera vez. Al desprenderse del Universo Extendido de DC, al menos desde el punto de vista narrativo, la cinta logra contar decentemente el origen de un héroe más y del que seguramente escucharemos muy pronto nuevamente. La casa de cómics y Warner Bros todavía no logran la descifrar la forma de que su universo viva como esperaban, pero al menos parecen ya tener cierta idea de lo que quieren de cada uno de sus personajes, y eso es un gran avance.

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