Batman v Superman fue quizá uno de los más grandes fracasos del cine de superhéroes, pero esto no se compara con el desastre que ha resultado la tercer película del Universo Extendido de DC, Escuadrón Suicida. Es difícil que un proyecto que comenzó titubeante corrija su rumbo de la nada, sin mencionar que varios de sus miembros clave están incómodos con la dirección que Warner Brothers y la casa de cómics están tomando; sin embargo, era precisamente esta cinta la que podía de alguna forma comenzar a revertir la situación y convencer al público y a la crítica. Este ente moribundo necesitaba resucitar a como diera lugar. Desafortunadamente, el estudio no solo ha cometido algunos de los errores fatales de su película anterior, sino que ha demostrado una total incapacidad para tejer una narrativa, divertida, astuta y si quiera un poco interesante.
Tras la muerte de Superman, Amanda Waller (Viola Davis), operativo militar del gobierno de los Estados Unidos, se propone a crear una fuerza especial que pueda responder ante la creciente amenaza de los metahumanos. Después de convencer a sus superiores, Waller recluta a algunos de los más peligrosos villanos recluidos en sus prisiones, entre los que destacan Deadshot (Will Smith), un tirador profesional con problemas para someterse a la autoridad; Harley Quinn (Margot Robbie), una psicópata, peligrosa y bella asesina; Capitán Boomerang (Jai Courtney), un ladrón australiano; y El Diablo (Jay Hernandez), un ex pandillero con poderes piroquinéticos. Cuando el milenario espíritu que posee a June Moon (Cara Delevingne), otro de los subordinados de Waller, se rebela y se dispone a castigar a la humanidad por su insolencia, el escuadrón tendrá que entrar en acción para evitar una catástrofe inimaginable.
Nunca nadie se imaginó que las dificultades para montar el universo compartido de DC fueran a ser mayúsculas. Zack Snyder, principal arquitecto de este, ha dejado expuesto su nulo talento como para dirigir actores tanto para crear un relato con la coherencia necesaria siquiera para tomarlo en cuenta. Al igual que sus predecesoras, sobre todo El Origen de la Justicia, Escuadrón Suicida presenta una serie de escenas que generalmente carecen de relación la una con la otra y cuyo hilo conductor queda a la deriva en múltiples ocasiones. Es importante mencionar que Snyder no tuvo injerencia en la producción, lo cual resulta todavía más alarmante, pues queda claro que el problema no se limita a un solo hombre, sino a todo un gran plan que simplemente no termina por desenvolverse de manera adecuada.
Bastan solo unos minutos para darse cuenta de que Escuadrón Suicida se dirige hacia un estrepitoso desastre. De manera atípica e incluso hasta arcaica, David Ayer, el director, y sus guionistas presentan a sus protagonistas a través de una serie de viñetas que nos muestran el pasado reciente de los mismos. Este recurso solo demuestra una monumental holgazanería y una salida fácil para llegar directamente al conflicto principal. Tenemos a unos tipos que solo conocemos por nombre y por los atributos extraídos de sus versiones impresas, pero más allá de eso no son más que unos completos desconocidos. ¿Quiénes son? ¿Qué desean? ¿Hacia dónde se dirigen? Sí, su escueto desarrollo nos indica que sus necesidades se reducen únicamente a la búsqueda de la comprensión, la libertad y el resguardo de la familia. Ayer trata de humanizarlos dotándolos de valores que ciertamente podríamos encontrar en un superhéroe y es entonces que nos preguntamos: ¿cuál es el maldito punto de hacer una película de antihéroes? Por más mediocre que haya sido, Deadpool al menos destacaba el egocentrismo, la malicia y la vulgaridad de su irreverente protagónico. No queremos tipos buenos que hacen cosas malas, queremos tipos malos que hacen cosas todavía peores.
Pero esta sosa manera de empezar al historia es solo apenas uno de los pequeños desaciertos de Escuadrón Suicida. Cuando menos nos damos cuenta y por alguna razón que nunca entendemos por completo, una bruja de pronto se roba un extraño artefacto, libera a un demonio y amenaza con destruir a la humanidad. La prisa con la que se desarrollan los acontecimientos afecta notablemente la continuidad de la trama. La omisión de ciertos detalles con la intención de generar sorpresa en el espectador posteriormente más bien comienzan a generar desconcierto y desinterés. Por si fuera poco, estas "revelaciones" nunca llegan a tener el grado de contundencia esperado. En pocas palabras estamos ante una cinta predecible, sumamente aburrida y con demasiados huecos en el guión.
Las actuaciones verdaderamente dejan mucho qué desear. La Waller de Davis es raquítica y lo único que se dedica a hacer es poner una cara de pocos amigos durante todas sus intervenciones. Su presencia llegar a ser molesta e incluso innecesaria. Will Smith la hace de Will Smith como ya es toda una costumbre, quizá lo único meramente emocionante es verlo por unos instantes en un traje muy cool. Delenvigne sencillamente no sabe actuar, cosa que no es un requerimiento para hacer este tipo de películas, pero su rol como villana le queda muy grande, y se trata de una tan ridícula como pobremente concebida. Mención a parte merece Margot Robbie, quien a pesar de estar encadenada a un personaje meramente convencional, hace un buen trabajo dotando de carisma, liderazgo y una defachatada actitud a la famosa psicópata. Quien tampoco lo hace mal es Hernandez como El Diablo, que aunque está encasillado por su estereotipo, se convierte en una de las figuras más encomiables para el público, al menos el mexicano, por obvias razones.
Y luego está el Guasón de Jared Leto, algo que en el papel sonaba totalmente alucinante y que decepcionó terriblemente en la práctica. Es cierto que el estudio no has engañado a todos, el Guasón no era uno de los protagonistas; vamos, ni siquiera una parte clave de la historia. Sus reducidas apariciones para hacer nada y el nulo desarrollo y contexto de su relación con Harley Quinn terminan por ser la estocada que esta película no necesitaba. Es difícil poder juzgar la interpretación, la cual ciertamente no tiene la crudeza y emoción que la de Heath Ledger, pero lo que sí nos queda claro es que Leto nuevamente se pierde en capas de maquillaje y un misterio que posiblemente podamos ir conociendo poco a poco en los próximos años. Resta por ver si el estudio encontrará el lugar adecuado para que el legendario villano pueda brillar y tener una participación activa finalmente.
Esta nueva entrega en el Universo Extendido de DC es víctima del estilo sobre la sustancia. Los elaborados títulos de los personajes, su vestuario, su manera de hablar, los secretos escondidos por todos lados, las referencias por doquier... La producción realmente se esmeró para que su producto fuera altamente estimulante a la vista, pero nada más. Salta también el drástico cambio de El Hombre de Acero y El Origen de la Justicia a Escuadrón Suicida. Las críticas de que el último trabajo de Snyder era demasiado serio y "oscuro" tuvieron efecto en los ejecutivos de Warner, por lo que esta nueva visión cargada de comedia e irreverencia trataba de ser un contrapeso para aquellas acusaciones. El resultado nuevamente no ha sido el esperado y parece que se les terminan las opciones.
Cuando se suponía que Escuadrón Suicida resucitaría el gran proyecto cinematográfico de DC, el camino luce ahora más difícil que nunca. La mala dirección de Ayer, un deplorable guión y la necedad de querer presentarnos a estos antihéroes como personajes que en el fondo tienen un buen corazón atentan completamente contra la esencia de lo que suponía que esto sería. Warner Brothers sigue sin comprender que el abuso de los flashbacks, las secuencias oníricas y los cameos no los pondrán de la noche a la mañana a la par Marvel, quienes, para bien o para mal, les llevan años de luz de ventaja. Veremos si La Mujer Maravilla puede sacar este barco a flote.
Bastan solo unos minutos para darse cuenta de que Escuadrón Suicida se dirige hacia un estrepitoso desastre. De manera atípica e incluso hasta arcaica, David Ayer, el director, y sus guionistas presentan a sus protagonistas a través de una serie de viñetas que nos muestran el pasado reciente de los mismos. Este recurso solo demuestra una monumental holgazanería y una salida fácil para llegar directamente al conflicto principal. Tenemos a unos tipos que solo conocemos por nombre y por los atributos extraídos de sus versiones impresas, pero más allá de eso no son más que unos completos desconocidos. ¿Quiénes son? ¿Qué desean? ¿Hacia dónde se dirigen? Sí, su escueto desarrollo nos indica que sus necesidades se reducen únicamente a la búsqueda de la comprensión, la libertad y el resguardo de la familia. Ayer trata de humanizarlos dotándolos de valores que ciertamente podríamos encontrar en un superhéroe y es entonces que nos preguntamos: ¿cuál es el maldito punto de hacer una película de antihéroes? Por más mediocre que haya sido, Deadpool al menos destacaba el egocentrismo, la malicia y la vulgaridad de su irreverente protagónico. No queremos tipos buenos que hacen cosas malas, queremos tipos malos que hacen cosas todavía peores.
Pero esta sosa manera de empezar al historia es solo apenas uno de los pequeños desaciertos de Escuadrón Suicida. Cuando menos nos damos cuenta y por alguna razón que nunca entendemos por completo, una bruja de pronto se roba un extraño artefacto, libera a un demonio y amenaza con destruir a la humanidad. La prisa con la que se desarrollan los acontecimientos afecta notablemente la continuidad de la trama. La omisión de ciertos detalles con la intención de generar sorpresa en el espectador posteriormente más bien comienzan a generar desconcierto y desinterés. Por si fuera poco, estas "revelaciones" nunca llegan a tener el grado de contundencia esperado. En pocas palabras estamos ante una cinta predecible, sumamente aburrida y con demasiados huecos en el guión.
Las actuaciones verdaderamente dejan mucho qué desear. La Waller de Davis es raquítica y lo único que se dedica a hacer es poner una cara de pocos amigos durante todas sus intervenciones. Su presencia llegar a ser molesta e incluso innecesaria. Will Smith la hace de Will Smith como ya es toda una costumbre, quizá lo único meramente emocionante es verlo por unos instantes en un traje muy cool. Delenvigne sencillamente no sabe actuar, cosa que no es un requerimiento para hacer este tipo de películas, pero su rol como villana le queda muy grande, y se trata de una tan ridícula como pobremente concebida. Mención a parte merece Margot Robbie, quien a pesar de estar encadenada a un personaje meramente convencional, hace un buen trabajo dotando de carisma, liderazgo y una defachatada actitud a la famosa psicópata. Quien tampoco lo hace mal es Hernandez como El Diablo, que aunque está encasillado por su estereotipo, se convierte en una de las figuras más encomiables para el público, al menos el mexicano, por obvias razones.
Y luego está el Guasón de Jared Leto, algo que en el papel sonaba totalmente alucinante y que decepcionó terriblemente en la práctica. Es cierto que el estudio no has engañado a todos, el Guasón no era uno de los protagonistas; vamos, ni siquiera una parte clave de la historia. Sus reducidas apariciones para hacer nada y el nulo desarrollo y contexto de su relación con Harley Quinn terminan por ser la estocada que esta película no necesitaba. Es difícil poder juzgar la interpretación, la cual ciertamente no tiene la crudeza y emoción que la de Heath Ledger, pero lo que sí nos queda claro es que Leto nuevamente se pierde en capas de maquillaje y un misterio que posiblemente podamos ir conociendo poco a poco en los próximos años. Resta por ver si el estudio encontrará el lugar adecuado para que el legendario villano pueda brillar y tener una participación activa finalmente.
Esta nueva entrega en el Universo Extendido de DC es víctima del estilo sobre la sustancia. Los elaborados títulos de los personajes, su vestuario, su manera de hablar, los secretos escondidos por todos lados, las referencias por doquier... La producción realmente se esmeró para que su producto fuera altamente estimulante a la vista, pero nada más. Salta también el drástico cambio de El Hombre de Acero y El Origen de la Justicia a Escuadrón Suicida. Las críticas de que el último trabajo de Snyder era demasiado serio y "oscuro" tuvieron efecto en los ejecutivos de Warner, por lo que esta nueva visión cargada de comedia e irreverencia trataba de ser un contrapeso para aquellas acusaciones. El resultado nuevamente no ha sido el esperado y parece que se les terminan las opciones.
Cuando se suponía que Escuadrón Suicida resucitaría el gran proyecto cinematográfico de DC, el camino luce ahora más difícil que nunca. La mala dirección de Ayer, un deplorable guión y la necedad de querer presentarnos a estos antihéroes como personajes que en el fondo tienen un buen corazón atentan completamente contra la esencia de lo que suponía que esto sería. Warner Brothers sigue sin comprender que el abuso de los flashbacks, las secuencias oníricas y los cameos no los pondrán de la noche a la mañana a la par Marvel, quienes, para bien o para mal, les llevan años de luz de ventaja. Veremos si La Mujer Maravilla puede sacar este barco a flote.
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