Batman v Supeman: El Origen de la Justicia, un completo e incoherente disparate

ATENCIÓN: LA SIGUIENTE RESEÑA CONTIENE VARIOS SPOILERS.

El 2016 es sin duda el año de los superhéroes. Varios sucesos del género ha tenido o tendrán lugar dentro de muy poco: la primer adaptación fidedigna de Deadpool, la primera aparición de Apocalipsis en el cine, la batalla entre Iron Man y Capitán América, la versión del Guasón de Jared Leto, el regreso de Spider-Man... Pero francamente ninguno tiene el nivel de expectación que rodeaba la primera ocasión en que los dos superhéroes más famosos del mundo finalmente compartirían las mismas escenas. Batman v Superman no solo significaba este importante acontecimiento, sino también la puerta de entrada a un ambicioso proyecto cinematográfico en el que todos los héroes y villanos de la casa DC finalmente llegarían a la pantalla grande dentro de un mismo universo. La esperanza era bastante; la exigencia, alta; el furor, incontenible. Pero lo que comenzó como una preocupación no tardó en volverse una realidad. El Origen de la Justicia, una de las cintas de superhéroes más esperada de todos los tiempos, es un monumental fracaso.

Meses después de la llegada de Superman (Henry Cavill) a la Tierra y la parcial destrucción de Metrópolis a causa de su batalla con el General Zod (Michael Shannon), el mundo trata de asimilar la existencia de un ser todopoderoso que se ha propuesto en convertirse en su salvador. Pero no todos le han dado la bienvenida. Figuras clave del gobierno de Estados Unidos, varios medios de comunicación. víctimas de los daños colaterales y prominentes industrialistas como Lex Luthor (Jesse Eisenberg) y Bruce Wayne (Ben Affleck) se oponen firmemente a que Superman actúe sin control alguno y lo ven como una amenaza para sus intereses y la humanidad respectivamente. Con el objetivo de detenerlo de una vez por todas, cada uno concibe por su cuenta un cuidadoso y aparentemente infalible plan que no solo pondrá en peligro la integridad del kryptoniano, sino que desatará una batalla que definirá el futuro de los superhéroes.



Que si Ben Affleck era el indicado para interpretar a Batman, que si Gal Gadot no tenía el físico para encarnar a la Mujer Maravilla, que si revelar al villano anticipadamente había sido una buena decisión, que si aparecería toda la Liga de la Justicia... Ojalá estos hubieran sido realmente los problemas de Batman v Superman. La realidad, aunque muchos fanáticos todavía se resisten a verla, es que la cinta ha sido construido a partir de un guión sin calidad, parchado y totalmente incoherente , el cual en ningún momento define una dirección a seguir. A pesar del suceso que representa, la película es poco disfrutable, completamente predecible y llena de inconsistencias que indudablemente han puesto en entredicho la capacidad de los realizadores.

¿Por dónde empezar los comentarios? Quizá lo mas apropiado, y aunque los más fanáticos lo detesten, sea poner sobre la mesa lo que Marvel ha estado haciendo con sus propiedades desde la década pasada. Las cintas del estudio podrán ser catalogadas como infantiles (algunas), apegadas a una estricta fórmula y reacias a tomar cualquier tipo de riesgo (la mayoría); sin embargo, el universo que han construido ha resultado creíble dentro de sus mismos parámetros, nos ha presentado a memorables personajes, y lo más importante de todo, nos ha entretenido hasta al cansancio. La supuesta seriedad con la que se ha presentado el Universo Extendido de DC parece haber sido también su aparente perdición. ¿De verdad debemos tomar como serios y oscuros los acontecimientos que transcurren en El Origen de la Justicia? Uno no puede evitar pensar que se trata nada más de una broma, una sumamente costosa por cierto.


Las fallas pueden apreciarse a penas unos minutos de que la película comienza. Zack Snyder, director y mente maestra detrás de algunas de las adaptaciones de novelas gráficas más odiadas de la historia, no tarda en dejar ver su pobre desempeño para llevar la historia a buen puerto. A través de una serie de viñetas que claramente tratan de adoptar el estilo narrativo de un cómic, Snyder comienza a desenvolver la trama de una manera vertiginosa, pero a la que igualmente también podemos catalogar como confusa e incoherente. Las viñetas nos presentan, entre otras cosas, la enésima representación del asesinato de los padres del pequeño Bruce, el descubrimiento de la kryptonita, una emboscada en el desierto y la pelea entre Zod y Superman vista desde los ojos del Bruce adulto. La rápida sucesión de eventos termina por ser extenuante y poco convincente. Snyder y sus guionistas, Chris Terrio y David S. Goyer, no se detienen a dar explicaciones. No es que se trate de algo muy complejo, pero la desorientación termina por ser clave después de este fallido intento por tratar de emular a un cómic. El recurso es usado ampliamente más adelante y lo único que nos deja son escenas de relleno o una manipulación de la metanarrativa sin sentido o propósito alguno.

La forma en que los personajes clave se desarrollan dentro de este universo también deja mucho que desear. Dos de los protagonistas son los que más resienten lo anterior. El Superman de Cavill continúa con la inercia de El Hombre de Acero, por lo que su representación se mantiene plana y poco atractiva para la audiencia. La omnipotencia propia del personaje representa un reto para su adaptación, pero lo que Goyer y Terrio no terminaron de entender es que no hay que someterse a la literalidad. Este Superman no despierta ni una sola emoción. Definitivamente había que dotarlo de otras cualidades y un conflicto más grande que el hecho de sentirse incomprendido. La Mujer Maravilla sufre de una inserción forzada a toda la narrativa. Con el afán de introducir a todos los jugadores posibles, los realizadores han demeritado el rol del icónico personaje en todo este asunto. Sus intervenciones se limitan a los guiños de lo que en teoría serán sus futuras apariciones y a hacer de la batalla final algo más vistoso. Batman, por otro lado, es probablemente lo único valioso en todo este proyecto. Affleck nos ha regalado a un justiciero brutal, obsesivo y con un punto de vista muy particular sobre lo que significa ser un paladín de la justicia. Batman siempre está en el centro de las mejores secuencias de acción y es su apreciación de la situación la que aporta una necesaria pizca de seriedad y oscuridad. Fenomenal también la nueva versión del batimóvil, su atuendo, la baticueva y los irónicos y divertidos comentarios del atrevido Alfred (Jeremy Irons).


Los demás personajes están para llorar. Amy Adams regresa como la damisela en apuros que únicamente nos irrita con su presencia. La senadora Finch (Holly Hunter) aparece de manera contradictoria y con un propósito que nunca es comprendido del todo. El tipo con las piernas amputadas (Scott McNairy), Perry White (Laurence Fishburne)... Todos ellos están ahí para nada. 

Y sí, como era de esperarse, el elemento más desconcertante de toda la trama es la inclusión de una inédita versión de Lex Luthor que simplemente no puede llegar a entenderse. Si la elección de Eisenberg para encarnar al famoso villano ya era de por sí sumamente polémica, su caracterización resulta el tiro de gracia para una cinta con bastantes problemas. Esta representación de Luthor tipo CEO al estilo Mark Zuckerberg no es nada más que patética. Sus motivos nunca son expuestos con claridad, su maquiavélico plan está lleno de hoyos, (lo que hace que sus opositores parezcan todavía más estúpidos) y su carácter y actitud se asemejan más al Guasón que al villano en cuestión. ¿Qué era exactamente lo que pretendían? Nunca lo sabremos.

Por si fuera poco, el guión también trata de introducir una discusión política y filosófica completamente innecesaria y mal desarrollada, la cual inevitablemente nos recuerda lo que hizo con Watchmen hace unos años. La justicia por propia mano, el concepto del bien y el mal y la corrupción del poder realmente no tienen lugar en mundo muy diferente al establecido en la trilogía de Christopher Nolan, donde el conflicto interno era mucho más relevante que la batalla contra el enemigo. Nuevamente es en Batman en donde podemos encontrar la conciencia de la película. La forma en la que se ve a sí mismo como una especie de criminal habla mucho sobre esta iteración del superhéroe y lo que podrían ser sus subsecuentes y brutales apariciones en el universo.


Los últimos minutos de la película son los más lastimosos. La pelea entre de Batman y Superman, la cual en ningún momento llegar a ser del todo épica, es interrumpida por lo que bien podría ser la resolución más repentina y estúpida en la historia del cine. Los justicieros resuelven sus diferencias repentinamente al enterarse que sus madres llevan el mismo nombre, razón suficiente para terminar con un conflicto del que incluso era difícil conocer la causa. Y así, como amigos de toda la vida, ambos se proponen enfrentar a otro villano concebido de la peor manera, Doomsday. No es solo su genérica apariencia lo que resulta irrisorio, sino el modo en el que ha sido utilizado, solamente para lograr reunir a los héroes en una batalla en la que 1) Batman ni siquiera participa y 2) Concluye con un descarado engaño cuyo único propósito es crear un final "dramático y oscuro": la muerte de Superman. Y claro, todo esto ocurre en una isla convenientemente deshabitada.

Podríamos seguir hablando sobre todo los desaciertos de la cinta. La forma tan forzada en la que son presentados los demás futuros miembros de La Liga de la Justicia, los sueños y premoniciones de Batman totalmente aleatorios y que no tienen ningún tipo de relevancia para la trama, o la extraña ubicación de Ciudad Gótica justo a un lado de Metrópolis. No cabe duda que todas las peores decisiones se tomaron en esta ocasión.

Todo lo que Marvel ha construido en casi una década, DC y Warner Brothers quisieron implementarlo de una sola vez. El hecho de que las reglas del universo no hayan quedado claras ha generado que el desarrollo de los personajes quede mermado y que este mundo carezca de sentido alguno. La batalla final es un claro ejemplo. El Batman oscuro y más orientado a la realidad se queda notablemente apartado de la confrontación, como si no quisiera tomar parte de esta broma. Pero viéndolo por el lado bueno, Batman v Superman sí ha logrado algunas buenas cosas: que añoremos el comienzo de la Guerra Civil, que sea apruebe una nueva película de Batman con Ben Affleck y que Suicide Squad ponga en orden al Universo Extendido de DC.

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