Liga de la Justicia: la última esperanza de DC

Después del desastre cinematográfico que representaron Batman v Superman y Escuadrón Suicida, DC y Warner Bros. continúan con la construcción de su accidentado universo, en el cual la única película que ha resaltado hasta el momento ha sido Mujer Maravilla. Con las expectativas por los suelos y la confianza en su nivel más bajo, los estudios han optaron finalmente por cambiar un poco el tono y tratar de imitar lo que Marvel ha hecho tan bien en la última década. Liga de la Justicia, cinta clave del Universo Extendido de DC, representa un sueño cumplido para millones de fans que han seguido desde la infancia a estos superhéroes, y quizá también uno de los esfuerzos más decentes por parte de todos involucrados hasta el momento, esto a pesar de los mediocres y ridículos momentos que podemos encontrar en la trama.

Tras la muerte de Superman (Henry Cavill), el mundo ha perdido la esperanza y se encuentra desamparado ante cualquier amenaza extraterrestre. A sabiendas de que un ataque es inminente, Batman/Bruce Wayne (Ben Affleck), busca desesperadamente reclutar nuevos integrantes a un equipo que pueda hacer frente a un nuevo enemigo. Con la ayuda de la Mujer Maravilla (Gal Gadot), quien poco a poco asume su papel como superhéroe, Batman convence a Barry Allen/The Flash (Ezra Miller), un joven genio y retraído con súper velocidad, Victor Stone (Ray Fisher), un hombre renacido como mitad máquina a partir del poder de un misterioso artefacto conocido como la Caja Madre, y Aquaman (Jason Momoa), el exiliado Rey de Atlantis, para unirse a su causa a pesar de sus diferencias. Así, cuando Steppenwolf (Ciarán Hinds), emisario de una antigua raza destructora, hace su aparición en busca de las Cajas Madre, la recién formada Liga de la Justicia se interpone en su camino.


La tumultuosa producción de  Liga de la Justicia refleja el nivel del producto final. Zack Snyder, director, quien fue duramente criticado por Batman vs Superman el año pasado, tuvo que dejar la posproducción debido a un terrible incidente familiar. A cargo llegó el veterano Joss Whedon, quien condujo una serie de nuevas filmaciones para ajustar el tono de la cinta a encargo de los ejecutivos. Buscando asemejarse más a su contraparte de Marvel, y trayendo a sus filas al mismo sujeto que lidió con otro grupo de superhéroes para la competencia, DC obtuvo película que realmente se ve parchada, cuyo estilo varía de secuencia a secuencia, pero que al final logra más o menos sacar adelante un universo que estaba al borde de la extinción. Los fans actualmente están muy molestos con Whedon, pero él es quizá el menos culpable de lo que pudo ser.

Liga de la Justicia funciona como un todo, pero ver a las partes individuales desenvolviéndose en distintas situaciones no le viene nada bien a la trama. Cada uno de los integrantes, a excepción de la Mujer Maravilla, carece de un trasfondo y de alguna emoción en particular a la que el espectador pueda anclarse por un par de horas. Affleck, a diferencia de su aparición en Batman v Superman, luce incómodo y sin esa brutal chispa que marcó al personaje el año pasado. Las nuevas figuras tampoco cumplen con su objetivo. Cyborg, el superhéroe menos atractivo de este grupo, nunca logra simpatizar con la audiencias a pesar de que su origen está intrínsecamente ligado al desarrollo de la trama y al macguffin que le da su importancia. Aquaman es relegado a un lejano segundo plano y del que solo emerge para ser objeto de unas cuantas burlas. Por último, a Flash se le carga buena parte del alivio cómico, el cual ejecuta decentemente, pero su aporte en general no va más allá de eso. ¿De verdad podemos visualizar una película suya en el futuro cercano? Vaya que cambiarla por una adaptación de Flashpoint fue una mejor idea.


Lo anterior se debe, por supuesto, a la necedad de DC de ponerse al corriente y alcanzar a Marvel, quienes prácticamente les llevan una década de ventaja. Querer lanzar su película con un grupo de superhéroes a los que no conocemos realmente resulta en la introducción de un grupo de personajes sin alma y cuya historia no tiene relevancia alguna, lo único que interesa es ponerlos a trabajar en equipo rápidamente para poder pasar por alto esta enorme omisión. La reaparición de Superman tampoco ayuda demasiado, pues aunque sabemos que se trata de una de las representaciones más humanas del ícono hasta ahora, su falta de carisma no genera el atractivo necesario como para echarse la cinta al hombro.

Otro de los aspectos que DC ha emulado, ciertamente no a propósito, de Marvel es la pésima concepción del antagonista. Steppenwolf, originario del planeta Apokolips y emisario de Darkseid, es un genérico villano unidimensional cuyo único pensamiento es destruir y conquistar. Su rol en la película simplemente equivale a la fuerza bruta que los integrantes de la Liga de la Justicia deben superar para salvar al mundo. Por si fuera poco, su apariencia es patética y deja al descubierto un mal procesamiento de imágenes generadas por computadora. Si a eso agregamos sus trilladas frases y la torpeza de sus movimientos, nos quedamos con uno de los villanos menos memorables en la historia de las cintas de superhéroes.


Los problemas que hubo en la producción son evidentes, sobre todo en la primera mitad de la película, donde una serie de viñetas tuvieron que ser encajadas a la fuerza con una mala edición. El reclutamiento de los integrantes por parte de Batman no se desarrolla de manera orgánica y la súbita aparición de Steppenwolf contribuye a esta falta coherencia. Afortunadamente, y a pesar de lo que ya se ha mencionado anteriormente, Liga de la Justicia se salva en la segunda mitad, cuando el equipo trabaja como lo que son y ninguno acapara el protagonismo. Es ahí donde la trama por fin encuentra su rumbo y termina más por parecerse a lo que Marvel ha hecho recientemente, ya sea para bien o para mal.

Liga de la Justicia estuvo a punto de ser un nuevo desastre para DC, pero hay que ser claros, lo más probable es que Whedon haya sido el responsable de no crear una buena película, pero sí de evitar que fuera todavía peor. El destino de este universo todavía es incierto y si bien la escena al final de los créditos nos sugiere una nueva línea narrativa por demás interesante, todavía falta que los estudios pongan las cosas en orden y se decidan de una vez por todas por el estilo que quieren para sus cintas. Veremos ahora cómo Aquaman se las arregla en solitario.

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