Reseña - Aquaman: la versión más estrambótica de un ridículo superhéroe

Habrá quien se pregunte por qué el Universo Extendido de DC continúa existiendo. Con un desastre tras otro (a excepción de Mujer Maravilla), Warner Bros, se aferra a tratar de alcanzar a sus rivales en Marvel, quienes les llevan ya una década de ventaja. A pesar de los millones en taquilla, la crítica no ha estado de su lado la mayor parte del tiempo y el futuro permanece incierto alrededor de casi todas sus propiedades. Aquaman, la nueva figura de este fallido universo, emerge ahora con su propia película, una que no solo presenta los mismos errores de sus predecesoras, sino que lleva el género de supehéroes hacia su lado más ridículo y estrambótico.

Arthur Curry (Jason Momoa), mitad humano y atlanteano, ha asumido su papel como héroe tras la invasión de Steppenwolf. Añorando una vida ordinaria junto a su padre, Arthur  prefiere un bajo perfil, pero la intromisión de Mera (Amber Heard), realeza de Atlantis, supone un cambio inesperado en su vida. Esta le informa de los planes de Orm (Patrick Wilson), medio hermano de Arthur y rey de la nación submarina, quien planea declarar la guerra a la superficie y consolidarse como amo de los océanos. Aunque en un principio se niega, el poder de Orm comienza a causar estragos en el planeta, dejándolo sin otra opción más que intervenir. Así, junto a Mera y su mentor Vulko (Willem Dafoe), Arthur emprende una campaña en contra de Orm, para la cual necesitará encontrar un mítico artefacto escondido en las profundidades del océano, al igual que un secreto familiar.


Aquaman es probablemente una de las cintas de superhéroes más ridículas de todos los tiempos. Dejando de lado la risible naturaleza del protagonista, esta nueva entrega del Universo Extendido de DC nos presenta un mundo submarino lleno de peculiaridades y personajes tan llamativos como caricaturescos. James Wan, forjado en el cine de terror, aceptó el reto de llevar la historia del origen del héroe a la pantalla; sin embargo, su esfuerzo no ha sido con creces. A pesar de liberarse hasta cierto punto del universo del que es parte, la película no puede evitar cometer algunos de los errores de Batman v Superman y Liga de la Justicia y extender una predecible trama que parece infinita.

Momoa regresa una vez más como el superhéroe submarino tras un par de apariciones especiales en los filmes ya mencionados. Con su aspecto físico y forma de pavonearse, el actor no tiene problema en adueñarse de la hasta ahora nula identidad del personaje en el mainstream; desafortunadamente, al igual que sus colegas de este mismo universo, un elemento toma una importancia ciertamente desgastante alrededor suyo: el papel de la madre. ¿Realmente todos los superhéroes de DC tienen algún tipo de problema o fijación con la suya? La tragedia rodea sus relaciones, al menos con Arthur y Bruce Wayne, pero tal parece que este vínculo se ha convertido en la forma de propulsar las tramas de cada una las cintas de DC. Quizá sea momento de mirar hacia otro lado.

Por si fuera poco, la inclusión de Nicole Kidman como Atlanna, la madre de Arthur, no ayuda del todo. Su melodramática historia con Thomas Curry (Temuera Morrison) da como resultado vergonzosos momentos que representan un estándar todavía más bajo para el Universo Extendido de DC. Además, su personaje está sujeto a una fórmula con un giro que se puede ver venir apenas unos minutos de iniciada la película. Por otro lado, en el apartado del antagonista, Wilson es caracterizado como un despiadado y unidimensional déspota con delirios de grandeza con otra seria obsesión familiar. Como Orm, Wilson únicamente debe repetir algunas líneas trilladas, repetir el título que busca obtener y mostrar una actitud derivativa. Algo ya típico en en los villanos de las adaptaciones de DC y Marvel por igual.

Wan y los creativos, entre ellos Geoff Johns, directivo de DC, incorporan también a un villano clásico de Aquaman, Black Manta, el cual es interpretado por Yahya Abdul-Mateen II. El personaje, todo un ícono de los cómics, es relegado a una subtrama que, obviamente, lo catapultará a una aparición estelar en una posible secuela. Los demás actores igualmente no tienen mucho qué decir o hacer durante la trama, a excepción de Heard como Mera, quien en lugar de fungir como una damisela en apuros emerge como una heroína a la par de Aquaman. En sí, esta cinta es tanto de ella como del protagonista; sin embargo, el eventual vínculo romántico entre ambos opaca en cierta medida esta etiqueta de guerrera que ostenta durante la mayor parte del relato.

El apartado visual es igual de lamentable. A pesar de ser un blockbuster multimillonario, los efectos especiales realmente no son tan sorprendentes. Teniendo en cuenta que se trata de una película generada por computadora en su mayoría, las imágenes no resultan tan impactantes Si bien hay algunos momentos que no dejan de ser fascinantes, como la aparición de una mítica criatura que asiste a Aquaman y sus aliados en un momento crítico, otros no son más que distractores, como el extraño movimiento del cabello de los personajes cuando están bajo el agua. Una batalla final, al estilo de El Señor de los Anillos, tampoco luce tan emocionante a pesar de la enorme cantidad de elementos creados.

Este tipo de películas suele contar con un apartado técnico sumamente impresionante, pero el concepto alrededor del superhéroe acuático realmente no termina de funcionar. Las armaduras de los soldados de Atlantis, los habitantes de los otros reinos reinos submarinos y hasta un pulpo tocando unos tambores contribuyen a otra serie de ridiculeces que hacen de Aquaman un producto inferior y bufonesco. Aunque Wan trata de incorporar algo de seriedad con elementos lovecraftianos, como una pequeñísima dosis de horror y unas criaturas que bien podrían haber salido del imaginario del famoso autor, nada puede evitar que la historia sucumba ante su trillada trama y endebles y poco memorables personajes. Y seamos sinceros ¿alguien puede tomar en serio a una película con una canción de Pitbull por más irónico que resulte?