Reseña - Cordero: del duelo y las segundas oportunidades

Mientras Maria (Noomi Rapace) y su hija milagrosa —¿o será antinatural?— disfrutan de un divertido baño caliente en la tina, Pétur (Björn Hlynur Haraldsson), su cuñado, las mira con curiosidad y hasta con repugnancia. Al alejarse, se encuentra a Ingvar (Hilmir Snær Guðnason), su hermano, y no duda en preguntarle de una vez por todas: "¿Qué demonios es eso?". "La felicidad", responde con seguridad un hombre que, después de vivir la pérdida en carne propia, recibe una inesperada oportunidad para encontrar la alegría una vez más. En Cordero (Dýrið, 2021), una familia rota acepta sin chistar un regalo que cualquiera podría considerar una maldición; pero cuando la desolación es la única constante en su vida, ¿quién habría de negarles la posibilidad de volver a sonreír?

Cordero reseña
Imagen: Black Spark Film & TV, Chimney Poland, Chimney Sweden, Film i Väst, Go to Sheep, Madants, Rabbit Hole Productions

Maria e Ingvar son una pareja que vive aislada en su granja en Islandia. Dedicados por completo a las tareas que demanda su tierra, ambos hablan poco y evitan expresar sus emociones la mayor parte del tiempo. Pero un milagro en el establo de las ovejas cambiará su vida una vez más. Es ahí donde encuentran a un extraño bebé, uno al que deciden cuidar como suyo. Con el nombre de Ada, la niña se hace una integrante más de la familia, devolviendo la felicidad a un hogar donde brillaba por su ausencia. Lo que no saben estos individuos es que su acto no pasó desapercibido, y en algún momento la naturaleza reclamará lo suyo de vuelta.

Ganadora del Premio a la Originalidad —dentro de la sección Un Certain Regard en el Festival de Cannes—, Cordero es el debut cinematográfico de Valdimar Jóhannsson, quien ya se ha curtido en la industria desde hace tiempo como electricista, técnico de efectos especiales y demás roles en grandes producciones hollywoodenses. Ahora, respaldado por artistas como el escritor Sjón y el cineasta Béla Tarr, quienes participan como coguionista y productor ejecutivo respectivamente, Jóhannsson entrega su ópera prima, un drama ultraminimalista de cocción lenta con una premisa tan disparatada como interesante —y que vuelve a mostrar la fascinación islandesa por los ovinos, con Carneros (Hrútar, 2015), de Grímur Hákonarson, como otro ejemplo—. El planteamiento, por más fantástico que resulte, se reduce a un par de cuestionamientos sumamente atrayentes: ¿qué está dispuesto uno a aceptar con tal de ser feliz?, ¿hasta qué punto es sano disfrazar el duelo?

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Imagen: Black Spark Film & TV, Chimney Poland, Chimney Sweden, Film i Väst, Go to Sheep, Madants, Rabbit Hole Production

Cordero nos adentra en la silenciosa dinámica de una pareja visiblemente lastimada emocionalmente. Los únicos instantes que tienen para hablar, durante el almuerzo o la cena, suponen otra manera de evitar la realidad. Aunque uno que otro comentario se escape por ahí, como cuando Maria piensa en lo magnífico que sería volver al pasado con una máquina del tiempo, los dos prefieren concentrarse en el mantenimiento del hogar y dejar que el dolor los consuma. La evasión llega a un nuevo nivel con la misteriosa aparición de Ada, un singular bebé que cualquiera fuera de este contexto podría considerar un engendro, pero que ellos ven como un regalo casi divino; una segunda oportunidad que no piensan dejar pasar.

Jóhannsson encuentra en el horror folclórico un relato que, sorpresivamente, no se vale por completo de las convenciones del subgénero para construirlo. A diferencia de películas como La Bruja (The Witch, 2015) y Midsommar: El Terror No Espera la Noche (Midsommar, 2019), Cordero es más un drama que parte de un concepto sobrenatural. Así, todo el peso de la historia recae sobre la relación familiar entre los granjeros y su nueva hija, quien también es protagonista de una serie de divertidas e inverosímiles situaciones, llevando la trama ligeramente hacia una comedia involuntaria por momentos. Y aunque la pesadumbre es el ingrediente principal de la cinta, Jóhannsson y Sjón brindan a sus personajes la posibilidad, por más efímera que sea, de recuperar lo que habían cultivado en el pasado.

De cualquier manera, Jóhannsson da indicios de una amenaza que escapa a toda lógica. Al comienzo de la película, con una cámara subjetiva, escenas cargadas de tensión y las ovejas como protagonistas, el director nos dice que lo que sea que ocupe nuestra visión en ese momento ha de volver más adelante como una fuerza que sigue el brutal curso de la naturaleza. 

Pero la trama se encuentra con varias complicaciones durante su desarrollo. La llegada de Pétur, el hermano, abre un abanico de posibilidades para que la nueva felicidad de la pareja se vuelva a esfumar a la mínima alteración. Sin embargo, el guion opta por introducir a Pétur como un elemento disruptivo para el matrimonio, sugiriendo que quedaron cosas pendientes cuando todos eran jóvenes. La subtrama nunca termina por germinar, dejando la participación del hermano como una importante interrogante que no lleva a hacia una resolución satisfactoria. 

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Imagen: Black Spark Film & TV, Chimney Poland, Chimney Sweden, Film i Väst, Go to Sheep, Madants, Rabbit Hole Production

Cordero se une Titane (2021) y a Annette (2021) como las películas recientes que exploraron con historias transgresoras y retorcidas las implicaciones de darle la bienvenida a un hijo especial a una familia disfuncional. Las tres pintan distintas posibilidades; mientras Titane lo representa como una resignación por amor, y Annette como un castigo por la absoluta crueldad, el filme en cuestión nos presenta a Ada como una extensión indefinida de la negación. Y si bien cada una tiene consecuencias distintas, la tragedia termina por ser elemento que las une; sin embargo, una especie de amor surreal surge a pesar de todo.

Aun así, Cordero deja un enorme potencial a la deriva. Escenas como en la que Ada se ve al espejo, sugiriendo un posible conflicto existencial, o en la que Maria tiene un encuentro violento con la verdadera madre de su nueva hija, apuntan a una historia más interesante que la que Jóhannsson nos muestra. Curiosamente, el resurgimiento del rol como madre de Maria resuena en la recién estrenada La Hija Oscura (The Lost Daughter, 2021). En ella, Leda, la protagonista, interpretada por Olivia Colman, se asume a sí misma como una "madre antinatural". Si bien las razones distan mucho de ser las mismas que podrían definir a Maria, el mote también resulta pertinente en Cordero. La madre, dispuesta a pasar por alto la naturaleza de su hija, entrega su amor a su manera, algo que las miradas externas nunca podrán comprender.

Cordero se encuentra actualmente en cartelera.

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