Reseña - Titane: Julia Ducournau retoma a Cronenberg en su nueva pesadilla de body horror

Para cineastas como Julia Ducournau y David Cronenberg, el cuerpo, eventualmente, se convierte en la prisión de máxima seguridad más brutal que pudiese existir. Escapar es prácticamente imposible, por lo que solo queda morir dentro de ella. Cuando los protagonistas de sus películas se enteran de esto, sus cuerpos se vuelven sus mayores enemigos, sometiéndolos a una dolorosa transformación que revela su verdadera naturaleza o una recién adquirida. Como maestro del body horror, Cronenberg ha influenciado a una gran variedad de cineastas a través de los años, pero no fue hasta hace poco que Ducournau —y ahora también su hijo Brandon— se convirtió en su heredera de facto. Con Titane (2021), y antes con Voraz (Grave, 2016), la francesa hace gala del título —y de paso haciendo historia en el mundo del cine—. 

Nota: Algunos detalles aquí discutidos podrían considerarse spoilers, pero ninguno involucra los giros que hay en la trama.

Titane reseña
Imagen: Kazak Productions, Frakas Productions, Arte France Cinéma, VOO, BeTV

Alexia (Agathe Rousselle) es una mujer con impulsos psicópatas que podrían tener que ver con un serio accidente automovilístico cuando joven, lo que ocasionó que le colocaran una placa de titanio en el cráneo. Como bailarina exótica de convenciones de autos, Alexia ha desarrollado un extraño vínculo con los vehículos. Una noche, después de un inesperado encuentro con una de estas máquinas, y en otro de sus insanos arranques, emprende una serie de actos atroces, lo cual le obliga más tarde a escapar y esconderse. Su única salida parece estar en el paradero desconocido de un niño hace una década. Así, Vincent (Vincent Lindon), su padre, quien nunca ha dejado de buscarlo, de pronto encuentra una luz al final del túnel, aunque no es precisamente lo que esperaba.

Ganadora de la Palma de Oro este año en el Festival de Cannes, Titane es una de esas películas transgresoras e incómodas que se quedan en la memoria colectiva por tiempo indefinido. Ducournau, quien irrumpió hace varios años con la también sofocante Voraz, afina sus habilidades cronenbergianas para concebir otro relato pesadillesco de alta tensión que pone a prueba la entereza del espectador. Apelando más que nunca la obra del reconocido director canadiense, la francesa recurre nuevamente al concepto del cuerpo como prisión para, inesperadamente, insertar a sus personajes en una casi tierna historia de amor, una ciertamente poco convencional, pero muy genuina a fin de cuentas. Y aunque, por momentos, la trama parece estrellarse contra la barda por la máxima velocidad que lleva, su relevancia no puede ser menospreciada.

Ducournau se vale de la debutante Rousselle y el experimentado Lindon para mostrarnos cómo el amor entre un padre y su hijo puede trascender cualquier cosa, incluso la propia identidad. Si en Voraz la francesa nos presentaba una historia de madurez enclavada en un despertar ultraviolento, Titane nos sitúa en la siguiente etapa, la de una mujer ya en comunión con su enfermiza compulsión. Y si bien las dos cintas habitan universos distintos, ciertos detalles de sus tramas nos invitan a pensar que se trata, en cierta forma, de una narrativa única sobre una transformación sexual. Que encontremos el nombre de Alexia en ambas; que la actriz Garance Marillier aparezca con un personaje llamado de la misma manera (Justine) en las dos, y que cada una empiece igual —con un aparatoso accidente automovilístico—, no solo confirma las filias de Ducournau, sino que también refuerza esta teoría.

Titane reseña
Imagen: Kazak Productions, Frakas Productions, Arte France Cinéma, VOO, BeTV

Titane contiene casi toda su ultraviolencia en la primera parte, cuando Alexia emprende una carnicería que más o menos nos da una idea de quién se trata. Esta mitad, que se vale más del efectismo que de la introspección, podría ser vista como la más débil. Si bien aquí encontramos los instantes más brutales de la película, los impulsos psicópatas de la protagonista no parecen estar anclados a una razón en específico, lo que genera ciertas dudas acerca de sus motivaciones. Esta condición, por supuesto, podría remitirse al deseo sexual que siente por los autos y al terrible accidente que sufrió de pequeña; sin embargo, el guion —también de Ducournau— falla al crear un vínculo entre todos estos elementos.

Pero es en la segunda parte donde las cosas se ponen más interesantes. La degradación corporal que sufre Alexia, producto del susodicho y desconcertante encuentro con un Cadillac, despierta nuestra curiosidad, pero otra transformación es la que captura toda nuestra atención. Titane puede ser considerada como una alegoría de la transexualidad o sobre asumir una identidad de género fluido. Esta asimilación, que finalmente despierta en Alexia un sentimiento positivo hacia otro ser de carne y hueso, arroja una valiosa reflexión sobre el amor por sobre todas las cosas, la negación de la humanidad y el inesperado hallazgo de paz en alguien igual de dañado.

Titane reseña
Imagen: Kazak Productions, Frakas Productions, Arte France Cinéma, VOO, BeTV

Con Vincent, el musculoso jefe de un departamento de bomberos, Ducournau concibe a un ser lastimado no solo por la desaparición de su hijo, sino también por la lenta pero segura degradación de su cuerpo, que en breve lo alejará de la nueva familia que ha construido: sus jóvenes y fornidos discípulos. El regreso de Adrien supone una nueva oportunidad de ser feliz, por más que se trate de una mera ilusión. Encontrar a quién cuidar y a alguien que cuide a uno, sin importar el entorno enfermizo que pudiese existir, es una tierna que idea trasciende cualquier horror.

El body horror de Ducournau llega a otro nivel en Titane, y la mezcla de sangre, aceite y fluidos corporales ha sido suficiente para establecer una conexión con Extraños Placeres (Crash, 1996). De aquella cinta de Cronenberg, la cineasta recoge una perversión muy afín con su intención de encontrar humanidad en lo más desagradable, y que desemboca en un espectacular desenlace que rompe con cualquier paradigma establecido sobre la paternidad, la maternidad, el amor, la familia y la sexualidad.

Por más raro que suene, Titane es una celebración del amor. Al desafiar lo establecido, Alexia encuentra placer, pero también la ocasión de sentirse querida por primera vez en la vida. Lejos de las miradas libidinosas de quienes asistían a sus shows eróticos, de las imposiciones misóginas de cierto grupo de hombres, de un padre biológico condescendiente y de ella misma como se conocía, Alexia comienza una nueva fase de su existencia. En ella, completamente despojada de cualquier atadura, yace la verdadera felicidad, por más efímera que sea. 

Titane se encuentra actualmente en cartelera. Estará disponible en MUBI a partir del 28 de enero.

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