Amat Escalante ha encontrado en la violencia que perdura en México una fascinación casi morbosa. Sus películas, gráficas y duras, han mostrado, principalmente, a las audiencias europeas el estado de descomposición social que existe en nuestro país, cosa que estas mismas le han aplaudido y reconocido con cualquier cantidad de premios a través de los últimos años. Sus historias nos obligan a vernos reflejados y reconocer esa perversidad natural que nos define; sin embargo, es cierto que en varias ocasiones esta necesidad le ha llevado a regodearse en cierta medida en la explotación. Con La Región Salvaje (2016), su mejor trabajo hasta ahora, dio un giro de 180° para hablar de la condición humana a través de la fantasía y el terror; pero, ahora, con Perdidos en la Noche (2023), retoma temáticas más terrenales y a la brutalidad que caracterizó sus inicios, entregando en el proceso el más errático hasta ahora.
Imagen: Pimienta Films, Tres Tunas, Cárcava Cine, Match Factory Productions, Snowglobe Films, Bord Cadre Films |
En su más reciente esfuerzo, el guanajuatense concibe una cinta de misterio alrededor de una problemática latente en nuestra sociedad: las desapariciones forzadas. Esto, por supuesto, la hermana inmediatamente con Heli (2013), aquella cinta de hace una década que pretendía mostrar las consecuencias de la guerra contra el narcotráfico en México. La diferencia es que esta cuestión se desarrolla ahora como el marco de un relato con un drama familiar en el medio, o más bien de dos: el de una acaudalada y otra menos afortunada. Así, el director y coguionista establece una dialéctica para mostrar cómo esta lucha de clases es definida por la indiferencia, la corrupción y la interminable búsqueda de justicia en esta nación. El problema surge con las numerosas decisiones creativas que hacen de este filme algo notablemente disperso.
El asunto de las desapariciones forzadas —que obras como La Civil (2021) o Ruido (2022) trataron de forma algo superficial en tiempos recientes— ha sido recurrente en el cine mexicano contemporáneo, siendo el documental, como era de esperarse, el género que mejor lo ha abordado. Escalante nos sitúa también en un contexto de explotación por parte de una compañía extranjera; y, además, pronto descubrimos que hay otros involucrados de por medio, incluyendo una familia de clase media alta, policías corruptos y hasta una secta religiosa cuyo líder es perseguido por sus crímenes —que parece aludir a lo ocurrido con La Luz del Mundo—. Así, lo que parecía que sería un mejor ejemplo y más complejo de este cáncer en breve se convierte en un batidillo de temas que no tiene nada que decir sobre ninguno de ellos.
Imagen: Pimienta Films, Tres Tunas, Cárcava Cine, Match Factory Productions, Snowglobe Films, Bord Cadre Films |
En clave de cine negro, el autor mexicano plantea una película de misterio habitada por personajes excéntricos. Está, por ejemplo, Bárbara Mori como una celebridad, Fernando Bonilla como un artista contemporáneo y Ester Expósito como una joven obsesionada con hacer peligrosos videos para obtener vistas. Emiliano, interpretado por el siempre cumplidor Juan Daniel García Treviño, es nuestro caballo de Troya para insertarnos en la tóxica dinámica familiar, pobremente desarrollada por las decisiones creativas del realizador. Las riñas familiares que terminan en frases como "Quiero coger" y la necesidad de dejar expuesta a Expósito en todo sentido solo pueden entenderse desde una desafortunada mirada hipermasculina.
También debemos cuestionar a Escalante por el casting. Aunado a que Bonilla nunca termina por convencer como un artista contemporáneo y como la pareja del personaje de Mori, no se entiende por qué traer a una actriz española a hacerla de mexicana; Expósito hace lo que puede tratando de emular el acento chilango, pero en algunos diálogos simplemente no puede con la tarea, y es más que comprensible. Su personaje, de igual forma, es de los aspectos menos logrados de la historia: el trasfondo detrás de sus acciones alrededor de las redes sociales nunca queda claro, ni lo que tiene que ver con la gran narrativa. Perdidos en la Noche, aparentemente, pretende hacer un comentario sobre nuestra fascinación con el morbo; sin embargo, la manera en que lo hace resulta demasiado burda.
Imagen: Pimienta Films, Tres Tunas, Cárcava Cine, Match Factory Productions, Snowglobe Films, Bord Cadre Films |
La cinta es, sin duda, una de las más grandes decepciones del año. Amat y Martín Escalante, coguionista, diseñan un melodrama que necesita de situaciones ridículas para generar impacto en el espectador. Las críticas sociales y a la élite se pierden en una maraña de relaciones vacías, huecos argumentales y varias actuaciones que dejan mucho que desear. Es una verdadera pena, porque la expectación por ver el nuevo trabajo del director después de tanto tiempo no era menor.
Perdidos en la Noche está actualmente en cartelera.
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