Entrevista - Teodora Mihai (directora de La Civil): borrando la frontera entre ficción y documental

Así como Sin Señas Particulares (2020) y Noche de Fuego (2021) hicieron en años anteriores, La Civil (2021) finalmente se estrena en salas mexicanas para seguir mostrando las historias de todos aquellos que han terminado arrastrados por la vorágine de violencia generalizada que azota a nuestro país desde hace más de una década.

Ganadora del Premio al Valor en la pasada edición del Festival de Cannes, la película es dirigida por la cineasta rumana radicada en Bélgica Teodora Mihai, quien vino a México para filmar su primer largometraje de ficción. Egresada en cine del Sarah Lawrence College (Nueva York), Teodora llamó la atención por su documental Waiting for August (2014), con el cual ganó varios premios en diversos festivales del mundo. Buscando historias de índole social, la cineasta encontró en México una oportunidad para poner sus habilidades a disposición de una narrativa compleja y ciertamente desconsoladora: el impacto de la guerra contra el narco en la población civil.

La Civil Teodora Mihai

En La Civil, la hija adolescente de una mujer llamada Cielo es secuestrada, y al no encontrar apoyo en las autoridades locales, esta decide tomar justicia por su propia mano, transformándola de un ama de casa en una militante en busca de justicia.

Teodora y el escrito mexicano Habacuc Antonio de Rosario se inspiraron en un caso particular, el cual deja al descubierto la descomposición social y la corrupción e inoperancia de las autoridades. Tuvimos la oportunidad de charlar con Teodora sobre el origen del proyecto y el lugar de su nueva película en este gran retrato del México violento que se ha ido formando en el cine en los últimos años.


Para tu primer largometraje, viajaste a otro país, filmaste en un idioma distinto al tuyo y te metiste en un tema complejo y peligroso. ¿Te cambió todo esto como cineasta de alguna manera?, ¿cómo fue la experiencia?

Me cambió de varias maneras. Muchas veces me pregunté a mí misma por qué me había metido en esto; obviamente, fue un camino larguísimo, y nada sencillo. Fueron siete años de trabajo, desde la investigación hasta hoy, que por fin podemos compartir la película con el público mexicano. Y bueno, a veces encuentras historias, pero en otras, estas te encuentran. Y siento que este fue el caso. Llevo a México en mi corazón desde hace mucho tiempo, y tengo a muchos amigos aquí, y por eso he visto al país cambiar, principalmente en el aspecto de la inseguridad. Los ciudadanos ahora están en medio del conflicto. Entonces, yo estaba viajando por el norte —en el 2012, creo—, y me decían siempre que me metiera antes de las 19:00 h. Y para mí fue duro, porque antes no era sí, y fue así que me di cuenta de qué tan fuerte era el asunto. En ese momento yo estaba trabajando en película anterior (Waiting for August) sobre mi país, que trata acerca de una familia de niños sin papás viviendo una situación muy impactante; y al vivir yo la realidad mexicana, mi cerebro comenzó a hacer conexiones y a plantearme la pregunta de cómo debe ser un adolescente en México, o ser un padre o madre que ve a sus hijos salir de casa. Esa fue la semilla.

La Civil Teodora Mihai entrevista
Imagen cortesía de Calouma Films.


Después, tuve que volver a terminar mi película, pero me prometí regresar a México para hacer la investigación. Me pasé dos y medio hablando con niños, adolescentes y familias, y fue entonces cuando me encontré a una mamá (Miriam Rodríguez) que estaba buscando a su hija desaparecida, y ese encuentro me impactó muchísimo, y me hizo cambiar de punto de vista, del adolescente a la mamá buscadora. Esa señora me dijo una frase clave: “Abro los ojos, y siento ganas de matar o de morirme”. Cuando escuchas a alguien decir eso, lo sientes como una cachetada, sobre todo porque la persona que yo tenía enfrente no lucía violenta. La discrepancia entre sus palabras y su físico era tan grande que me hizo querer entender —como narradora— qué había pasado. Y así comenzamos un largo diálogo. La empezamos a seguir a modo de documental observacional —durante casi un año—, pero me di cuenta de que no era sostenible, y que la ficción —lo que yo estudié— era lo que me iba a dar la posibilidad de levantar el relato a un nivel metafórico; de no hablar solo de una persona, estado o caso en específico, sino de una historia.




¿Qué herramientas o habilidades gana un cineasta que salta del documental a la ficción?

Es un salto bastante común. Nunca me han gustado las etiquetas; yo cuento historias, y en el camino me doy cuenta de cuál es la mejor manera de hacerlo. Para este guion me alié con el escritor mexicano Habacuc Antonio de Rosario, y procesamos todo el material que tenía, y de ahí nos inspiramos. Muchos medios han dicho que es la historia de Miriam, pero solo fue la inspiración.

La Civil Teodora Mihai entrevista
Imagen cortesía de Calouma Films.


Yo estudié ficción, pero el documental me abrió el camino; al estar preparando Waiting for August, me di cuenta de que esa la mejor opción para contar la historia. Como dije, me gusta desechar las etiquetas y jugar con la frontera entre el documental y la ficción. Cuando hago documentales, utilizó —estilísticamente— muchas herramientas de ficción, y viceversa. Me encanta que el espectador lo noté; en ese documental, muchos pensaban que habían visto una ficción. Sobre La Civil, también he escuchado comentarios que la relacionan con un documental. Y claro, hay elementos ahí a propósito: la cámara al hombro y los planos secuencia, herramienta que asocio mucho al documental, porque estás tan apegada al personaje que no quieres perder nada de lo que pasa ni ninguna reacción. Y también fue una mezcla de actores profesionales con no profesionales o con poca experiencia; eso lo disfruto mucho. En el documental, por supuesto, trabajas con personas normales, y me gusta usar eso también en la ficción. Esta mezcla me funciona muy bien al dirigir; saca lo mejor de ambos.



El documental rumano Colectiv (2019) y La Civil muestran el tormento que significa tener que lidiar con la burocracia y la inefectividad del gobierno tanto en Rumania como en México. ¿Qué papel crees que juega el cine en la denuncia social?

Hay autores con opiniones divididas sobre el arte y su relación con la denuncia social. Yo conozco muy bien mi lugar en el mundo; soy narradora, no militante, periodista o política. Pero desde donde estoy —como cineasta—, sé que tengo una plataforma importante, que puede llegar a mucho público, y tomo esto con responsabilidad, en el sentido de que la historias que elijo son las que me han tocado el corazón y que quiero compartir. Pero, en este caso, solo es mi pequeño grano de arena en un asunto muy complejo. Prácticamente, yo solo invito al público, en la medida que puedan, a contribuir también con un pequeño grano de arena, ya sea desde un cambio de mentalidad hasta algo más grande. Y sí, he notado que mis películas tienen no necesariamente esta parte de denuncia social, pero sí de responsabilidad social; elijo temas en este sentido, y me gusta mezclar el arte audiovisual con estas temáticas.

La Civil se encuentra actualmente en cartelera.

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