Crítica - Brujería, de Christopher Murray: el folclor como un recurso para resistir

La isla en donde se desarrollan los acontecimientos de Brujería (2023) es un hervidero social, político y religioso que funciona como un reflejo del caos que engulle al resto del mundo. El texto inicial nos advierte el destino que han de encontrar los personajes: para los chilenos y los extranjeros, ese pedazo de tierra es el fin del mundo, pero para los nativos es el principio. En su nueva película, Christopher Murray (Dios, El Cristo Ciego) construye un pertinente relato sobre cómo las instituciones políticas y religiosas le han fallado a sus ciudadanos y feligreses respectivamente. Por medio de una historia cercana al terror y arraigada en lo folclórico, la cinta hace de su discurso un comentario muy relevante sobre los efectos del colonialismo.

Brujeria Christopher Murray critica
Imagen: Fábula, Pimienta Films, Match Factory Productions

A finales del siglo XIX, en la isla de Chiloé, una niña indígena llamada Rosa (Valentina Véliz) es testigo de cómo su padre es asesinado por su patrón alemán. Desamparada, la jovencita acude con el alcalde (Daniel Muñoz) y el sacerdote local, pero ninguno puede hacer algo por ella, ya sea por indiferencia o incapacidad. El último recurso de Rosa es Mateo (Daniel Antivilo), líder de una organización de brujos y a quien le pide ayuda para hacer justicia. Sin embargo, las autoridades pronto apresan a Mateo y su séquito al sentirse amenazadas por su influencia. Sola de nuevo, Rosa se adentra en la brujería para tratar de ayudar a su abuelo adoptivo y mostrar de una vez por todas de quién es realmente la isla en que todos habitan.

Murray y el coguionista Pablo Paredes utilizan el escenario de una isla remota chilena para enmarcar el colonialismo como el verdadero terror que consume todo a su paso. A través de los ojos de una niña indígena que ha perdido lo único que tenía, a manos de aquellos que llegaron de fuera para imponer sus creencias y sus reglas, los cineastas chilenos señalan el despojo con el que han tenido que luchar los pueblos originarios desde hace tanto tiempo. ¿Cómo oponer resistencia entonces a los embates de un poder casi absoluto? Física y legalmente, no resta mucho por hacer, pero cuando la identidad y la dignidad están en juego, el estoicismo y la comunidad resultan esenciales para preservar las costumbres y todo un legado cultural.

Brujeria Christopher Murray critica
Imagen: Fábula, Pimienta Films, Match Factory Productions

En Laura, Brujería encapsula la comprensión inicial del despojo. En distintos momentos de la película, Murray y Paredes, a través de la fotografía de María Secco, encuadran el reflejo de su rosto de varias maneras; en él, la chiquilla de pronto se ve forzada a mirar la cruda realidad que enfrentan todos los que son como ella. Sin familia, la sociedad alterna que han creado los brujos que siguen a Mateo le brinda una nueva perspectiva y otro propósito que va más allá de la venganza: un verdadero sentimiento de pertenencia que no podrá encontrar en ningún otro lado. La brujería que aquí no tiene nada que ver con lo satánico, entonces, se convierte en una práctica social para unir a los nativos y oponerse a los invasores, resaltando su profundo vínculo con la tierra que los vio nacer.

La cinta guarda varias similitudes con otras dos recientes que encontraron en el folclor una forma de resistencia. Así como Huesera (2022) y Akelarre (2020), esta nos presenta a una mujer sometida que asume el control de su existencia cuando su conexión consigo misma y su entorno finalmente queda manifiesta. Los tres filmes en cuestión utilizan el folclor para empoderar a sus protagonistas y a las minorías/comunidades que representan. 

Brujeria Christopher Murray critica
Imagen: Fábula, Pimienta Films, Match Factory Productions

En cuanto a lo visual, las imágenes de Secco nos remiten a un cuento de hadas oscuro, tal y como Cordero (Dýrið, 2021) y La Bruja (The Witch, 2015) hicieron en el pasado. La fotógrafa trabaja de gran manera el claroscuro; además, sus tomas capturan por igual lo apacible y lo lúgubre de las locaciones. La obra de Robert Eggers también se hace sentir en una escena particular, en la que la línea entre lo natural y lo sobrenatural finalmente se difumina después de tantas sugerencias. Y lo mejor de todo es que no es algo derivativo; Murray, Paredes y Secco le han dado un estilo propio a su trabajo, tanto en lo visual como en lo narrativo.

En Brujería, la apatridia es el medio por el que Mateo y los demás brujos muestran su sentir hacia la forma en que han sido tratados. Así como lo advierte el mensaje inicial, la isla, efectivamente, es el fin del mundo, el lugar donde han de encontrar su condena por las inmoralidades cometidas; pero también el inicio, pues la historia de Rosa es la semilla y un rayo de esperanza para la continuación de una identidad y un modo de vivir.

Brujería está actualmente en cartelera.

Comentarios