Crítica - Sonríe 2: sonreír sin importar qué

El 16 de octubre de 2024, el ex-One Direction Liam Payne murió trágicamente tras caer del tercer piso de un hotel. Aunque todavía no sabe si fue un accidente o una acción deliberada, reportes provenientes desde el lugar de los hechos sugieren que el cantante no se encontraba bien física y psicológicamente; además, sus episodios del pasado con el abuso de sustancias han dado rienda suelta a las especulaciones. Un día después se estrenó Sonríe 2 (Smile 2, 2024), película en la que una megaestrella de pop con problemas de adicciones es acechada por un ente sobrenatural que la pone al borde de un precipicio mental. La coincidencia es tan triste como aterradora, pero, al final, se trata de algo cada vez más común en un mundo que demanda demasiado de sus ídolos.

Imagen: Temple Hill Entertainment, Bad Feeling, Paramount Pictures

Hace un par de años, Sonríe (Smile, 2022) tomó por sorpresa al mainstream del terror con una propuesta fresca y espeluznante en varias partes al abordar el trauma y la salud mental. Bien recibida y generando una decente cantidad de dinero, una secuela lucía inevitable. La segunda entrega ya está aquí, y, a pesar de las circunstancias ya mencionadas, nos complace informar que estamos ante un esfuerzo al nivel de la original que, aunque repite ciertos aspectos de esta, decide explorar otros caminos para expandir su terrorífico concepto. En esta ocasión, Parker Finn encuentra en el precio de la fama el material indicado para justificar nuevamente la existencia del ente sonriente. 

Sonríe 2, por supuesto, con más presupuesto, se toma muy en serio lo que muchas secuelas tratan de ser: "más grande y ruidosa". El concepto alrededor de una artista musical y su próxima gira, así como en La Trampa (Trap, 2024), le da a la cinta varias oportunidades de mostrarse vistosa; las escenas de ensayos musicales lucen bastante atractivas gracias al trabajo de cámara de Charlie Sarroff, y no solo en ellas, pues este apartado técnico también le da un mayor dinamismo a distintos instantes de conversación, a algunos jump scares y a una serie de tomas situacionales que pronto dejan al descubierto el mundo de cabeza de la protagonista. El prólogo, con una violenta secuencia inicial, es otra prueba de lo anterior.

Imagen: Temple Hill Entertainment, Bad Feeling, Paramount Pictures

Pero Naomi Scott es la gran estrella de este show; su notable actuación pronto se convierte en el mayor atractivo de una cinta con otros más de por medio. Como Skye Riley, una cantautora atormentada por las drogas, la pérdida y el agobio de su vida pública, la actriz hace gala de su rango mostrando los distintos estados de ánimo de su personaje, pero también los demonios que la consumen desde adentro. En la segunda mitad, cuando la entidad ya es parte de ella, Scott da lo mejor de sí con una desatada interpretación que hace palpable la desesperación de un ser colapsado psicológicamente y que ha perdido el control. En pocas palabras, Scott soporta el peso del filme casi todo el tiempo con su presencia.

Por más que el estreno de Sonríe 2 haya llegado en el momento más desafortunado, esta arriba a cines durante el tiempo en cartelera de La Sustancia (The Substance, 2024), con la que guarda algunas similitudes. En ambas encontramos un comentario sobre la cosificación de las figuras del entretenimiento. Al servicio de las masas, estas mujeres, sin importar por lo que estén pasando, deben sonreír. Finn y Coralie Fargeat, cada uno a su manera, hacen un llamado a recordar que se tratan de personas de carne y hueso como nosotros. Aunado a ello, los finales de las dos encierran en sus retorcidas y grotescas imágenes una sonora lamentación e infinita desesperanza. 

Imagen: Temple Hill Entertainment, Bad Feeling, Paramount Pictures

Esta segunda parte, además, aborda un poco la a veces tóxica relación entre fans e ídolos. En un momento en el que artistas como Chappell Roan han levantado la voz en contra de satisfacer siempre las demandas de los fans más obsesionados, la siguiente entrega de esta franquicia subraya la privacidad y la libertad que también merecen las superestrellas. Sonríe 2 funciona por su astuta forma de crear terror a través de las apariencias que deben mantenerse en la vida pública. He aquí una película que reconfigura la esencia de la serie para volver a impactar gráfica y psicológicamente.

Sonríe 2 está actualmente en cartelera.