Crítica - La Sustancia: una desbordante dosis de terror corporal

Una explosión de sangre, vísceras y fluidos aguardan en La Sustancia (The Substance, 2024), la película que conmocionó a Cannes y que ha provocado cualquier cantidad de salidas de las salas en los últimos meses. Y no es para menos, pues se trata de una de esas raras cintas cuya propuesta extrema consigue una distribución masiva gracias a MUBI en este caso, prueba de que el nicho para este tipo de cine sigue comprometido con apoyarlo en salas. Pero más importante aún es lo que se ha atrevido a hacer Coralie Fargeat: un escandaloso body horror con una evidente carga feminista para contrarrestar la visión masculina de la valía femenina y la obsesión que la sociedad tiene con la juventud.

La Sustancia critica
Imagen: Blacksmith, Film France, Working Title Films

Así como Titane (2021) hace unos años, esta película emerge con una idea transgresora y nada común para el mainstream con el único propósito de llamar la atención, sin un gramo de sutileza, acerca de las batallas diarias que libran las mujeres en un mundo moldeado por el machismo. En forma de un oscuro cuento de hadas, que también podría definirse como una reconstrucción del relato de El Extraño Caso del Doctor Jekyll y el Señor Hyde, la directora francesa nos presenta una confrontación muy pertinente: la juventud contra la vejez, que mantiene en constante inquietud a la mujer de hoy en día a causa de los estándares imposibles de una inmisericorde sociedad.

Fargeat echa mano de Demi Moore y Margaret Qualley para cumplir su objetivo. Ambas actrices entienden a la perfección lo que está en juego y no temen en exponerse, en especial Moore, quien a sus 61 años se muestra valiente al interpretar a un personaje que bien podría ser un reflejo de su propia persona en cierto sentido: una figura en su ocaso cuyo cuerpo deja al descubierto el incontestable paso del tiempo. Esta meditación metanarrativa hace todavía más pertinente el discurso del filme, que se construye, sí, a partir de una visión aparentemente masculina por la manera en que captura, sobre todo, el cuerpo de Qualley. Habrá quienes digan que la cinta se convierte en lo que critica, pero el tono satírico la exime de tal juicio.

La Sustancia critica
Imagen: Blacksmith, Film France, Working Title Films

En el apartado visual, Fargeat construye un mundo familiar al nuestro, pero de alguna manera más inquietante. Para ello hurga en su bagaje cinéfilo y recupera ciertas visiones cinematográficas. La kubrickiana, con planos abiertos simétricos por aquí y por allá, y la lynchiana, con un tono pesadillesco durante varios lapsos, son algunas de las que vienen a la mente enseguida. El montaje frenético y desorientador, a cargo en parte de la misma Fargeat, así como varias tomas contrapicadas, recuerda a lo que Darren Aronofsky hizo en Réquiem por un Sueño (Requiem for a Dream, 2000) para crear malestar en el espectador. Y claro, esos colores inmediatamente aluden a la fantasía oscura de El Demonio Neón (The Neon Demon, 2016). Estas dos últimas, de hecho, guardan similitudes narrativas, ya que indagan también en el impacto de la televisión, la adicción y la fama por sobre todas las cosas.

La Sustancia no se guarda absolutamente nada. El tercer acto, posiblemente, sea una de las cosas más grotescas e impactantes que se hayan visto en una sala de cine comercial en mucho tiempo. Con un final que parece ser un homenaje a Carrie: Extraño Presentimiento (Carrie, 1976), la directora y escritora hace hincapié en los constantes cuestionamientos a los que una mujer, no solo la que aparece en el cine o la televisión, es sometida todos los días, provocando lo mismo que aquella escena en la que el personaje de Moore queda devastado mientras se ve al espejo antes de salir a una cita.

La Sustancia critica
Imagen: Blacksmith, Film France, Working Title Films

La cinta pone los reflectores sobre la objetificación de la mujer a través de una historia de desesperanza, agobio y desilusión. Extrañamente divertida, estimulante y notablemente grotesca, La Sustancia, como parte comedia, parte ciencia ficción y parte terror, nos enfrenta con lo peor de nuestra sociedad, que desprecia a las mujeres viejas y obliga a las jóvenes a sonreír todo el tiempo. Su concepto podrá ser simple y obvio, pero no queda duda de que su ejecución resulta emocionante de principio a fin.

La Sustancia está actualmente en cartelera.


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