Crítica - Sonríe: tirando los tabúes alrededor del trauma

Debajo de las macabras sonrisas que se esbozan en Sonríe (Smile, 2022) yace un terrible trauma. Las apariencias esconden un profundo dolor que no encuentra sanación, llevando a las víctimas a terminar el sufrimiento de la única y violenta forma que encuentran. Resulta sorpresivo que una película de estudio toque temas tan delicados como lo son el suicidio y el trauma, pero todavía más que lo hagan de forma acertada. En un año en que varias cintas de terror del mainstream han encontrado el equilibrio entre los sustos y el contenido, Sonríe sube la vara y opta por adentrarse en un terreno escabroso y lúgubre, encontrando un punto de equilibrio entre lo atractivo para el público en general y una sustancia social de la que se tenía que hablar.

Sonrie critica
Imagen: Paramount Players, Temple Hill Entertainment

Cuando a la Dra. Rose Cotter (Sosie Bacon) le presentan a su nueva paciente en el pabellón psiquiátrico del hospital para el que trabaja, se topa con una joven traumatizada por haber presenciado el suicidio de un profesor. El encuentro es complicado y errático, pero en breve se torna violento cuando, de la nada, comienza a esbozar a una inquietante sonrisa, para luego quitarse la vida frente a Rose. Después de otros extraños sucesos, su jefe decide darle unos días de descanso para que se recupere del impacto; sin embargo, las ocurrencias sobrenaturales no cesan, llevándola a pensar que algo ha ocurrido desde el suicidio. Así, tras una investigación y otros terribles incidentes, Rose finalmente descubre un patrón maligno del que ahora ella es parte.

Sonríe toma el concepto del trauma para hacerlo palpable y presentar los terribles efectos que tiene en el individuo. Más allá de asustar o escandalizar, su tesis se basa en la conciencia y en la necesidad de trabajarlo para ayudar a esas personas sumidas en él a salir del hoyo. Parker Finn, un joven director que hace un par de años dejó una buena impresión en los seguidores del cine de género con su cortometraje Laura Hasn't Slept (2020), no solo tiene un debut de ensueño con este largometraje, sino que demuestra conocimiento del tema y el tacto requerido para no banalizar el estado emocional de aquellos que no pueden escapar de un estado como el que la película expone.

Finn tiene en Bacon sí, la hija de Kevin Bacon a la protagonista perfecta para hacer realidad su propuesta. La actriz nos involucra de inmediato en el predicamento de Rose, alcanzando las notas que requiere su papel, ya sea en el marco del drama o del horror. La actriz asimila la incomprensión a la que su personaje es expuesto y logra transmitir la frustración subsecuente. Así, Finn consigue que empaticemos en lugar de sentir lástima. Las ocurrencias, por más sobrenaturales que sea, nos permiten pensar en las personas que viven estas situaciones, cuyo sentir no está alejado para nada del terror que Sonríe proyecta buena parte del tiempo.

Sonrie critica
Imagen: Paramount Players, Temple Hill Entertainment

Otro aspecto que Finn no descuida para nada son los llamados jumpscares, sobreutilizados hasta el punto de la inefectividad en el cine de terror comercial. La película no pone nada nuevo sobre la mesa en este sentido, pero el director y guionista los integra sabiamente para hacerlos parte de la atmósfera y no simplemente para hacer saltar al espectador de su butaca. Si bien los tráileres ya han mostrado algunos antes de tiempo, otros más a lo largo de la trama dejan ver que Finn entiende el género, pero también que no está dispuesto a dejarse llevar por los vicios contemporáneos del mismo. Y si a eso agregamos el sombrío final de la historia, queda claro que esta nueva voz del cine de terror buscará salidas no tan complacientes. Y lo más llamativo es que el estudio en este caso, Paramount Pictures le haya otorgado esta concesión.

Sonríe no es "terror elevado" ni nada por el estilo, pero en ella podemos identificar, por supuesto, la premisa del contagio con la que Está Detrás de Ti (It Follows, 2014) impacto hace tiempo; el procesamiento del trauma que Ari Aster despliega tanto en El Legado del Diablo (Hereditary, 2018) como en Midsommar: El Terror no Espera la Noche (Midsommar, 2019), y el concepto de maldición que popularizó Ringu (1998) a finales del siglo pasado. Lo que hay que destacar de Finn es que ha amalgamado elementos de estas y otras cintas para crear algo propio que, al mismo tiempo, intenta tirar tabúes alrededor del trauma y el suicidio, porque está bien no sentirse bien y no tener que sonreír todo el tiempo.

Sonríe se encuentra actualmente en cartelera.

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