Hace ya un tiempo, George Miller volvió a escena con un blockbuster que prometía darle un nuevo significado al término. Casi diez años después, Mad Max: Furia en el Camino (Mad Max: Fury Road, 2015), tristemente, terminó por convertirse más en una anomalía que el nuevo estándar; desde entonces, los grandes estudios han preferido explotar a sus equipos de VFX y entregar películas sin calidad en ese sentido. Quizá por eso el regreso del australiano a su querida franquicia ha significado tanto casi una década más tarde. Ahora, el cineasta, nuevamente, aprovechándose de la popularidad de la emblemática protagonista de aquel reboot/secuela, se adentra en este universo para expandirlo horizontal y verticalmente; y aunque el asombro y la emoción que generaba esta última no se repite, estamos ante un más que encomiable esfuerzo que trata de desafiar las convenciones con una inusual propuesta de acción.
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| Imágenes: Kennedy Miller Mitchell, Village Roadshow Pictures, Domain Entertainment |
Antes de volver a Mad Max, Miller satisfizo otro capricho con Érase una Vez un Genio (Three Thousand Years of Longing, 2022), un drama fantástico con tintes contemplativos y existencialista en el que también dejaba asomar sus excentricidades y su estilo maximalista. La cinta pasó sin pena ni gloria, pero ahora, en retrospectiva, queda claro que sel cineasta estaba avisando sobre lo que venía a continuación: a diferencia de Furia en el Camino, que apenas y da respiros al espectador, Furiosa: de la Saga de Mad Max (Furiosa, 2024) se da su tiempo y ofrece una experiencia más de montaña rusa, con altos y bajos, para explorar otras facetas y lugares de este universo. Esto interesará mucho o poco, pero nadie puede negar que el director, otra vez, subvierte las expectativas con esta nueva entrega.
El filme, adoptando una estructura en capítulos, aborda un tema, sí, ya demasiado explotado como lo es la venganza; sin embargo, Miller y el coguionista Nico Lathouris aciertan al darle un matiz más interesante. Furiosa (Anya Taylor-Joy) se nos presenta como una mujer dispuesta a hacer lo que sea con tal de que su sufrimiento se esfume, como se lo hace ver el psicopático Dementus (Chris Hemsworth). Esto, entonces, la emparenta hasta cierto punto con el Max Rockatansky de Mel Gibson, arraigando todavía más la importancia de la protagonista para esta nueva era de Mad Max. Como dice uno de los secuaces de Dementus en la apertura, esta cinta, básicamente, nos permite acompañar a una mujer que, mientras el mundo cae, enfrenta las crueldades a su manera.
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| Imágenes: Kennedy Miller Mitchell, Village Roadshow Pictures, Domain Entertainment |
Y estas brutalidades son manifestadas, precisamente, a través del villano Dementus. En la anterior película, la Furiosa de Charlize Theron opacó por completo al Max de Tom Hardy, y eso era lo que Miller pretendía. En esta ocasión, Hemsworth, en cierta medida, hace lo propio quitándole los reflectores a Joy, aunque no queda claro si esa era también la intención. Sea como sea, Dementus resulta el personaje más interesante de la historia —y hasta parece tener más tiempo en pantalla que Furiosa—, principalmente, por la desfachatada interpretación del popular actor, quien entrega algo así como una versión retorcida de su Thor, pero sin las ridiculeces recientes que estigmatizaron al superhéroe de Marvel. Su arco, que le hace enfrentar las consecuencias de sus crueldades, le da un significado mayor a la aventura de Furiosa.
Uno de los aspectos que más ha llamado la atención, y no tanto para bien, ha sido el uso de CGI, que parece ser excesivo esta vez. Un ejemplo evidente es en la secuencia del ataque al tráiler que maneja Pretoriano Jack (Tom Burke). Los fondos digitales no se integran del todo con la acción, haciendo que varios momentos de ella se asemejen a esas superproducciones —como las de Marvel— tan criticadas recientemente. El conjunto de estas escenas en específico cumple su cometido al generar tensión, pero cuando uno recuerda lo bien que se veía Furia en el Camino —logrando que la manipulación digital se notara mucho menos—, queda una inevitable sensación de decepción.
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| Imágenes: Kennedy Miller Mitchell, Village Roadshow Pictures, Domain Entertainment |
El filme, como casi cualquier precuela, sufre cuando se deja llevar por los vicios inherentes de su naturaleza. En el último acto, cuando somos testigos de cómo el guion trata de unirla con Furia en el Camino, la narrativa comienza a perder cierto atractivo; es como si comenzáramos a ver el típico checklist de cosas que deben explicarse para que no haya cabos sueltos. Y así como Duna: Parte Dos (Dune: Part Two, 2024), queda la impresión de que se pierde entre su propia grandeza en algunos instantes.
Arriesgándose a sobreexplicar, Furiosa explora otros rincones del mundo de Mad Max. Si bien es cierto que esta decisión quita cierto misticismo a lo que rodea a la saga, Miller utiliza estos momentos para hacer un comentario sobre la actualidad política. En el yermo, la producción se centra en el agua, la gasolina y las armas; cada centro intercambia sus bienes por otros en un delicadísimo balance que todo el tiempo parece que está a punto de romperse. Con esta visión postapocalíptica muy familiar, la cinta nos recuerda que "siempre hubo, hay y habrá guerra" en busca del control. La confrontación entre Furiosa y Dementus nos deja asomarnos al eterno conflicto en busca de retribución y a cómo el duelo se transforma en rabia, arrastrando a todo y todos consigo.
Furiosa está actualmente en cartelera.
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