Las catanas se manchan de sangre; las balas hacen todo pedazos; los cuerpos salen volando por el aire; un hombre vestido de negro contesta con monosílabos al mismo tiempo que su vida corre peligro. Apenas vamos abriendo el primer acto de la película y ya estamos ante una de las secuencias más espectaculares de toda la saga de John Wick. Esta cuarta parte es, efectivamente, más grande, más fuerte y más ruidosa, pero no por eso menos efectiva o emocionante. Mientras otras franquicias en Hollywood sucumben ante la fatiga de los espectadores o el exceso de imágenes generadas por computadora, la de Wick ha ido subiendo la vara en cuanto a la ejecución de sus acrobacias prácticas. Estamos, sin duda, ante uno de los fenómenos comerciales más interesantes del cine en los últimos tiempos, y esta nueva entrega nos da todo lo que esperaríamos de un buen filme de acción.
Imagen: 87Eleven Entertainment, Lionsgate, Summit Entetainment, Thunder Road Pictures |
John Wick (Keanu Reeves) prepara su venganza contra la Orden Suprema, pero no la tendrá tan fácil. Al mismo tiempo que Winston (Ian McShane) trata de operar el Continental con normalidad después de lo ocurrido recientemente, el Marqués de Gramont (Bill Skarsgård), un miembro importante de la Orden arriba para tomar el control del lugar en busca de Wick. Sin más remedio, Winston cede nuevamente, dejando a su antiguo protegido con todavía menos opciones. Así, el legendario asesino debe viajar a Osaka, Japón, en buscar de refugio y apoyo. Sin embargo, el Marqués le sigue de cerca el paso, por lo que Wick tendrá que seguir su travesía por distintas partes del mundo hasta encontrar una salida que le otorgué la libertad y la seguridad de que la Orden Suprema finalmente lo dejará en paz.
Así como Top Gun: Maverick (2022) o El Hombre del Norte (The Northman, 2022), John Wick 4 (John Wick: Chapter 4, 2023) demuestra que el blockbuster puede volver a ser emocionante si es hecho con pasión y apuesta por lo tangible. Superando en todo sentido lo hecho en todas las películas anteriores de la saga, esta última nos invita a vivir una frenética experiencia que nos mantiene al filo del asiento y nos hace preguntarnos cómo demonios hicieron eso, y eso, y también eso. Chad Stahelski, doble de acción convertido en director, es un tipo que ha desarrollado un lenguaje cinematográfico simple pero efectivo desde hace una década, y Wick 4 representa la culminación no solo de una narrativa, sino también de un proyecto personal que se convirtió en un suceso global.
Imagen: 87Eleven Entertainment, Lionsgate, Summit Entetainment, Thunder Road Pictures |
Si bien Wick no es ni cerca un personaje multidimensional cuya profundidad nos haga reflexionar sobre esto o aquello, la chispa de Reeves resulta suficiente como para decidir acompañar a este brutal hombre en su viaje en busca de venganza. Porque ¿quién no va a simpatizar con un tipo al que le quitaron a su perrito de la forma más terrible posible? En esta cuarta parte, volvemos a ver a un protagonista de pocas palabras que prefiere hablar con los puños o apretando el gatillo. Reeves y Stahelski encontraron la manera de expresar un estado de ánimo por medio de las coreografías, los movimientos y las acrobacias. Reeves, comprometido totalmente con la franquicia que le dio un nuevo aire a su carrera, ejecuta buena parte de las escenas de riesgo para contribuir a la inmersión del espectador; quizá no al nivel de Tom Cruise, pero el resultado es el mismo.
Por si fuera poco, John Wick 4 manifiesta sus influencias de forma evidente, aunque dotándolas de un estilo particular que en ningún momento la hace parecer derivativa. John Wick, en esencia, es un thriller neo noir entregado por completo a la acción, pero en ella podemos identificar varios elementos del western, específicamente los de Sergio Leone. A Wick, por supuesto, lo podemos comparar con El Hombre sin Nombre que Clint Eastwood inmortalizó en los 60. Y claro, varias de las secuencias —como la de las escaleras en Montmartre y el duelo final— evocan directamente a los memorables enfrentamientos de aquellas películas.
Imagen: 87Eleven Entertainment, Lionsgate, Summit Entetainment, Thunder Road Pictures |
Visualmente, la cinta recuerda a la estética de Nicolas Winding Refn; la iluminación, los colores neón y los planos secuencia posiblemente hicieron babear al director, quien en repetidas ocasiones trató crear un mundo como el de Wick.
Con un Wick silencioso, el guion encuentra en los personajes secundarios de expandir este universo y ahondar en la temática, que en esta ocasión se centra en la amistad y las consecuencias. Donnie Yen es la adición más interesante a la saga. Como Caine, el astro del cine de artes marciales aporta belleza al salvajismo de varias escenas con sus precisos y espectaculares movimientos. Skarsgård es un villano cumplidor cuyo carisma lo vuelven irresistible a pesar del poco desarrollo que presenta. La cantante y ahora actriz Rina Sawayama es una grata sorpresa, pues su intervención en la primera secuencia de acción del filme podría cimentarla como una nueva heroína del género. Su química con el gran Hiroyuki Sanada es notable, profundizando en el impacto que tienen las decisiones que uno toma con el corazón en lugar de con la cabeza. En suma, absolutamente todos los personajes cumplen con un propósito específico, lo cual deja una enorme satisfacción.
Y aun cuando las intrépidas secuencias con decenas de autos en movimiento y movimientos de cámara imposibles —la cenital que convierte la acción en una especie de miniatura en movimiento es brillante y un deleite para los fanáticos de los videojuegos— nos llevan a un estado casi extático, John Wick 4 encuentra los espacios ideales para otorgar descansos y ofrecer momentos de relativa paz, cierta comedia y la oportunidad de acercarnos a un hombre que busca la libertad, pero que quizá no sea la misma que nosotros pensamos que desea. Si todos los blockbusters tuvieran al menos las intenciones de este, el panorama fílmico de las megaproducciones no sería tan decadente como el de ahora.
John Wick 4 está actualmente en cartelera.
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