Crítica - Jurassic World: Dominio, un flojo final para una saga que nunca pudo replicar la magia de la original
La vida encuentra un camino, pero la saga de Jurassic Park definitivamente nunca lo encontró desde el estreno de la cinta original, uno de los blockbusters más influyentes de todos los tiempos. Los años pasaron, y las secuelas dejaron en claro que la magia solo podía suceder una vez. Ver al imponente braquiosaurio —una de las creaciones digitales para cine más asombrosas hasta ese momento— cimbrar el parque dejaba sin aliento a cualquiera; la normalización de las imágenes creadas por computadora poco a poco le fue restando impacto a su uso, y si a eso agregamos historias mediocres, la saga ya no nada para ofrecer entrado el nuevo siglo. Su regreso con una nueva trilogía, a pesar del tiempo transcurrido, tampoco dejó una buena impresión; los millones en taquilla no faltaron, pero la crítica nunca estuvo de su lado. Ahora, con Jurassic World: Dominio (Jurassic World: Dominion, 2022), la aparente última entrega de la serie, sus custodios usan su última carta disponible: traer de vuelta a los protagonistas que enamoraron a varias generaciones en los noventa. Pero, ¿habrá sido esto suficiente para si quiera acercarse a la magia de la primera?
Imagen: Amblin Entertainment, Latina Pictures, Perfect World Pictures, Universal Pictures |
Varios años después de la destrucción de la isla Nublar, los dinosaurios ahora viven junto a la humanidad esparcidos por todo el mundo, creando un delicadísimo equilibrio y cualquier cantidad de violentos incidentes. Mientras, Claire (Bryce Dallas Howard) y Owen (Chris Pratt) tratan de hacer una vida normal con Maisie (Isabella Sermon); sin embargo, su paz se ve quebrantada cuando una multinacional llamada Biosyin que, supuestamente, pretende darles un nuevo santuario a los dinosaurios, los involucra en una conspiración de grandes proporciones. Al mismo tiempo, la Dr. Ellie Sattler (Laura Dern) descubre otra posible conexión entre Biosyin y una catástrofe ambiental, instándola a recurrir a un viejo amigo para desenmascarar a los culpables.
Apenas unos días después de haber visto a Tom Cruise interpretando nuevamente a "Maverick", emocionando al público con riesgosas acrobacias aéreas y empleando una notable cantidad de efectos prácticos, la ilusión termina con Dominio, punto final a la historia que comenzó en 1993 con el clásico de Steven Spielberg. Pasar de las vibrantes escenas filmadas a bordo de los aviones de combate a escenarios generados o incrustados por computadora es francamente desalentador; se trata de un balde de agua fría para recordarnos el estado actual del blockbuster, ahogado en una vorágine de efectos especiales. Y no se trata de satanizar su uso, pero depender de ellos como única herramienta para emocionar al público, como si todavía fueran una novedad, resulta desesperanzador.
Imagen: Amblin Entertainment, Latina Pictures, Perfect World Pictures, Universal Pictures |
Dominio, dirigida por un Colin Trevorrow, que todavía está por probar su talento como escritor y director en el cine industrial después de haber despertado la curiosidad de los grandes estudios por su debut en el cine independente, retoma un relato que se enredó demasiado desde Reino Caído (Jurassic World: Fallen Kingdom, 2018). Más conceptos de ciencia ficción, intriga familiar y un exceso de comedia —a cargo de personajes poco graciosos— no le cayeron bien nada a la serie. Además, tratar de recordar dónde se quedaron las cosas para entrar a Dominio es complicado, por lo que resulta fundamental revisarla para tener todos los detalles. De cualquier manera, esto confirmaría el poco interés por una trama alejada ya del thriller y metida de lleno en la acción y en las interminables secuencias expositivas. En esta nueva entrega, el extenso grupo de protagonistas se enfrenta una y otra vez a explicaciones de x o y para cumplir sus objetivos, alargando la duración de la película y haciéndola cansada por largos trechos.
Otro gran problema es la forma en que la nueva y la vieja generación se conectan. Cada una comienza desde un punto que en apariencia nada tiene que ver con el otro; no es sino hasta el tercer acto que una coincidencia los une, llevándolos a una breve aventura que trata de emular la de Parque Jurásico, pero lejos del mismo nivel de tensión de aquella. Si bien es cierto que es un placer volver a ver juntos a la Dr. Sattler, al Dr. Grant (Sam Neill) y al Dr. Malcolm (Jeff Goldblum) —este último haciéndose cargo del aspecto cómico rescatable de la cinta con sus hilarantes e irreverentes intervenciones— salvándose el pellejo mutuamente, su aparición realmente no termina por ser definitoria ni tan emotiva como se hubiera esperado.
Imagen: Amblin Entertainment, Latina Pictures, Perfect World Pictures, Universal Pictures |
PEQUEÑO SPOILER ADELANTE. El villano, nuevamente, tampoco resulta memorable. El Dr. Lewis Dodgson (Campbell Scott) es algo así como un Steve Jobs maligno que busca obtener un poder casi divino para ser el máximo salvador de la humanidad. La interpretación de Scott es demasiado extraña como para ser convincente, y sus acciones se tornan demasiado erráticas conforme avanza la trama. Y aunque el guion trate de justificar su presencia, conectándola con uno de los artículos más icónicos de la saga, el personaje nunca consigue dejar una impresión. TERMINA SPOILER.
Jurassic World: Dominio ciertamente es entretenida por momentos, y se muestra un poco más sólida que Reino Caído —lo cual no era demasiado difícil de lograr—, pero lo anticlimático de la historia y la falta de emociones la convierten en un blockbuster ordinario que, como otros en tiempos recientes, pretende que la nostalgia y los efectos especiales oculten sus fallos narrativos.
Jurassic World: Dominio se encuentra actualmente en cartelera.
Comentarios
Publicar un comentario