Reseña - El Último Duelo: Ridley Scott redignifica el discurso de la víctima

En El Último Duelo (The Last Duel, 2021), la verdad lo es todo. Y no una verdad, sino LA VERDAD. La película se encarga de recordárnoslo en todo momento, y aunque quizá pudiera parecer demasiado, olvidándose por completo de la sutileza, la insistencia es más que pertinente, sobre todo cuando se trata de un acto tan atroz como el que da pie a una historia que, si bien se sitúa en una época lejana, resuena en un momento de la historia en que la mujer finalmente está pudiendo contar su verdad al mundo. "La verdad no importa, solo existe el poder del hombre", dice tristemente un personaje que ha perdido toda esperanza; y aun cuando esta cinta se muestra poco optimista ante la relevancia de la verdad, un atisbo de cambio surge gracias a la determinación y el amor propio.

El Último Duelo reseña
Imagen: Scott Free Productions, 20th Century Studios, Pearl Street Films, TSG Entertainment

En 1386, Marguerite de Carrouges (Jodie Comer) asegura que ha sido violada por el escudero Jacques Le Gris (Adam Driver), alguna vez el mejor amigo de su esposo Jean de Carrouges (Matt Damon). El caso pronto despierta el interés de toda Francia por su alto perfil, y aunque Le Gris lo niega, las autoridades no tienen más remedio que escuchar la protesta y recabar evidencia para dar con la verdad. Mientras, afligido por la ofensa en contra de su persona, Jean reta a su viejo amigo a un duelo a muerte para recuperar su honor. Pero el combate vendría con un alto riesgo: si pierde, su esposa tendría que ser ejecutada, pues al no tener el favor divino, significaría que ha estado mintiendo. Y así comienzan los preparativos para el último duelo a muerte legal en la Francia medieval. 

El siglo XXI no le ha traído muchas satisfacciones a Ridley Scott. Después de Gladiador (Gladiator, 2000), el emblemático director incursionó nuevamente y sin éxito en los filmes históricos y en la ciencia ficción. Si bien la taquilla ha estado de su lado en algunas ocasiones, sería difícil catalogar como memorable alguna de sus películas del nuevo siglo. Afortunadamente, y de forma totalmente inesperada, el estadounidense está de vuelta a los 83 años con otro drama histórico efectivo y más que pertinente, porque, vamos, realmente nadie se imaginaba que la cinta que le volvería a ser bien recibida por la crítica sería una brutal historia situada en la Edad Media y enfocada en la lucha muy personal de una mujer agredida por todo y por todos. Y no es que Scott no haya anteriormente empoderado a sus protagonistas basta con recordar a Ripley de Alien: El Octavo Pasajero (Alien, 1979), pero el enfoque y la estructura de su más nuevo trabajo es lo que realmente resulta sorpresivo.

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Imagen: Scott Free Productions, 20th Century Studios, Pearl Street Films, TSG Entertainment

El Último Duelo muy a la Rashomon (1950) está dividida en tres partes, cada una contando el mismo acontecimiento desde la perspectiva de los tres implicados. En la primera, Matt Damon toma el protagonismo. En ella vemos a un leal y trabajador hombre realmente perturbado por la afrenta que le ha significado a él y su esposa el ataque de alguien que alguna vez llamaba su amigo. La historia aquí toma un sentido de justicia, de hacerle sentir a Marguerite que su honor será restituido a como dé lugar. La batuta pasa a Driver en la segunda. Aquí vemos a Le Gris como un hombre exitoso y amado por todo el mundo, cuyo acto con Marguerite es representado como un mero amorío sin importancia. Pero la tercera, como el título en pantalla lo deja más que claro, es la verdad: las cosas como realmente ocurrieron desde el punto de vista de la afectada.

El guion, a cargo de Ben Affleck, Matt Damon y Nicole Holofcener (escritora de ¿Podrías Perdonarme?quien aporta una sensibilidad y la visión femenina necesarias a la tercera parte, basado en la obra The Last Duel: A True Story of Trial by Combat in Medieval France, de Eric Jager, inspirado en hechos reales, tiene el acierto de reconstruir los sucesos con pequeñas variaciones aunque muy importantes según el punto de vista. Un beso, un movimiento o unas palabras adquieren un significado totalmente distinto en cada uno de los capítulos. En el de Le Gris, por ejemplo, la violación parece un juego sexual que Marguerite incluso parece disfrutar con cierta culpa. De igual forma, en el de Marguerite, la verdadera personalidad de Jean sale a flote, pues finalmente vemos que se trata de un hombrecillo obsesionado con la reputación y el dinero. Para él, Le Gris tiene que pagar no por haberle hecho daño a su esposa, sino por haberle hecho daño a él. Al final, para ambos sujetos, Marguerite no es más que una propiedad o un pedazo de carne. Es cuando la historia adopta su punto de vista que finalmente la vemos tal cual: una mujer vulnerable pero estoica, desamparada pero decidida a que se le escuche, y cuyo único delito fue amar y ser mujer. 

Con su trabajo, Affleck, Damon y Holofcener apelan a la perspectiva en todo sentido cada uno escribiendo una parte, a cómo todos interpretamos de forma distinta los hechos. Esto permite que ps distintos capítulos aporten más información sobre los personajes en cuestión, construyendo distintas visiones de cada uno.

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Imagen: Scott Free Productions, 20th Century Studios, Pearl Street Films, TSG Entertainment

Comer es fundamental para que Marguerite se convierta en el corazón de El Último Duelo. Si bien el guion le da las armas necesarias, la actriz consigue moldear un personaje encomiable en el que ddestaca su fortaleza mental. Desafortunadamente, lo mismo no se puede decir de Damon, cuya caracterización no le ayuda del todo para resultar convincente. Algo similar ocurre con Affleck, quien interpreta al conde Pierre casi como una estrella de rock y en una nota muy distinta al resto del elenco. Se entiende la diferencia dado su personaje, pero sus escenas llaman la atención por lo estambróticas y no por otra cosa. Driver está bien como el desdeñable Le Gris, aunque tampoco lo vemos desplegando toda su fuerza actoral como en otras ocasiones. 

Otro punto débil de la película se encuentra en la edición, que muchas veces nos impide seguir la acción o el drama, saltando a otros momentos de forma abrupta y a veces con un efecto desalentador. Algunos también podrán quedar decepcionados por la falta de escenas de batalla en la cinta, aunque las poquísimas que hay están bien filmadas y son realmente satisfactorias. De cualquier manera, el final aguarda con el brutal combate entre Le Gris y Carrouges dos machos con el honor lastimado—, que recuerda las escenas del Coliseo en Gladiador. Pero más allá del deleite visual que representa el violento espectáculo, Scott y los guionistas nunca se olvidan de lo que realmente importa: la sensación de que a nadie nunca le interesó lo que Marguerite pudiera estar sintiendo como una mujer ultrajada y cuya verdad sigue siendo subestimada

"¿Por qué hace esto?", le pregunta la contrariada madre de Carrouges a Marguerite, a lo cual responde: "Porque lo que me pasó está mal". En El Último Duelo, Marguerite lucha contra un sistema patriarcal que cuestiona todo lo que representa una mujer: desde su capacidad de sentir placer hasta la de amar. Su verdad no es más que una visión utópica e imposible de creer por cuestiones religiosas y sociales, algunas vigentes en muchas partes del mundo. Se podrá criticar que Scott y su equipo se alinean con la agenda feminista a la que se ha subido Hollywood desde hace unos años; pero, así como otras cintas en que se representa las dificultades que enfrenta una mujer al desenvolverse en un entorno tóxico y hostil un claro ejemplo reciente es la La Asistente (The Assistant, 2019), El Último Duelo reconoce el valor del discurso de la víctima, muchas veces menospreciado para proteger al victimario.

El Último Duelo se encuentra actualmente en cartelera.

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