Reseña - Tenet: un ambicioso Nolan se enfrenta a su propia grandilocuencia

"No intentes entenderlo, siéntelo", declara (¿o advierte?) una científica a un "Protagonista" (John David Washington) aturdido mentalmente por lo que acaba de presenciar. Christopher Nolan, dejando de lado cualquier sutileza, lanza un mensaje a los espectadores que se han atrevido a ir a las salas de cine para ir a ver Tenet. Este recado, por supuesto, adquiere un significado muy especial cuando las casi dos horas y media de película han concluido. 

Tratando de dar sentido a lo que el aclamado director nos acaba de presentar, estas palabras vuelven a nuestra cabeza, pero no precisamente de la forma que cualquiera esperaría dado la envergadura de este cineasta. ¿Realmente es posible sentir algo como Tenet más allá de las imágenes en reversa, la majestuosa música y la estruendosa mezcla de sonido? La respuesta definitivamente no yace en la trama.

Tenet reseña

El Protagonista, un agente de la CIA, es capturado en Kiev después de una operación fallida para recuperar un extraño artefacto. El hombre eventualmente es rescatado por operativos de una organización denominada como Tenet, la cual lo ha reclutado para evitar la Tercera Guerra Mundial. La tarea, de por sí sumamente complicada, adquiere un grado mayor de dificultad cuando el Protagonista es introducido al concepto de la entropía invertida, la cual es capaz de hacer viajar atrás en el tiempo a cualquier objeto con distintos fines. 

La tecnología, inventada en el futuro y enviada de vuelta, ha puesto al mundo en jaque sin que prácticamente nadie lo sepa. El agente pronto identifica al oligarca ruso Andrei Sator (Kenneth Branagh) como el responsable, y así comienza una carrera contra el tiempo para interferir con sus planes.

Acostumbrado a que sus películas se conviertan en verdaderos eventos cinematográficos, Nolan se ha topado con el más grande obstáculo de su carrera: una pandemia. Frustrando la posibilidad de que se convierta en un éxito de taquilla por obvias razones, Tenet tenía un nuevo objetivo después de atrasar su estreno varios meses: traer a la gente de vuelta al cine. 

Con un largo tiempo en cartelera por delante y sin competencia alguna, todavía resulta difícil saber si cumplirá con su cometido; pero lo cierto es que esa etiqueta de "salvadora del cine" que muchos le han otorgado ha significado una carga extra en cuanto a expectativas se refiere. 

Tenet reseña

Tenet es una más de las megaproducciones que Nolan ha entregado desde que fue el elegido para llevar de vuelta a Batman a la pantalla grande. A partir del éxito de aquel proyecto, y con la buena reputación que había forjado gracias a sus pequeñas películas iniciales, Nolan emergía aparentemente como uno de los poquísimos directores (si no es que el único) capaces de darle un toque autoral a un blockbuster

Convertido en un icono cinematográfico del nuevo siglo e idolatrado por doquier, el director llegaba ahora con otra de sus inconfundibles historias, aquellas en las que trata de desafiar al espectador con una trama intrincada y laberíntica que supondría horas y horas de conversación para tratar de encontrar las respuestas. El gran problema aquí es que la intención parece haberse convertido ya en una obsesión, una que, desafortunadamente, no le viene muy bien al desarrollo de los personajes y a la capacidad de asombrar una vez más al público más allá de lo evidente.

Decidido a hacer algo todavía más grande que El Origen o Interestelar, Nolan recupera el concepto de la perspectiva temporal, desarrollado brillantemente en otras de sus cintas como Memento y Dunkerque, para involucrar al espectador en un especie de palíndromo cinematográfico con leyes físicas muy rigurosas y con un grado de espectacularidad notable al verlas aplicadas en la pantalla de forma práctica. Inmersión: primer objetivo cumplido. 

Las cosas comienzan a tornarse demasiado tediosas cuando este mundo que Nolan ha creado con sumo detalle se convierte, irónicamente, en el verdadero protagonista de la historia. Al insistir en el trasfondo científico y hasta "plausible" de lo que estamos viendo, como ocurrió en Interestelar, el director se olvida por completo de lo que él mismo ha pedido a través de uno de sus personajes al solicitar lo contrario. Esto, por supuesto, supone un esfuerzo mental atípico; pero ¿cuál es la recompensa? ¿Poder presumir que hemos podido descifrar su relato? Muy bien, ¿y luego?

Tenet reseña

Supongamos que le hacemos caso a la científica que asiste al Protagonista y nos dejamos llevar para sentir la cinta. ¿Qué hay en Tenet que valga la pena hacerlo? La monumental música de Ludwig Göransson, compositor de moda en el ámbito, bien podría ser una razón. La espectacular fotografía de Hoyte van Hoytema, que se enfrenta al reto de la inversión propuesto por Nolan, también es palomeada en ese sentido. ¿Y qué más? En la trama en sí no hay mucho de dónde escarbar. Los personajes con los que nos topamos no ayudan del todo, pues la mayoría de sus intervenciones simplemente sirven para explicarnos otra cuestión de la entropía invertida que otro olvidó mencionar. 

Quizá el único rastro de humanidad en estos personajes se encuentre en Kat (Elizabeth Debicki), la esposa del villano, quien se encuentra entre la espada y la pared. Con su entereza y papel como madre puestos a prueba, la mujer supone el único gancho sentimental al que al espectador podría aferrarse entre tanta palabrería "científica". De cualquier manera, a pesar de una buena actuación, esto no es suficiente como para realmente generar emociones trascendentales. 

Robert Pattinson, como Neil, hace un buen trabajo como el operador del Protagonista. Aunque su presencia es conveniente para el desarrollo de la trama, esta queda justificada una vez que comiencen a salir los créditos. Aun así, estamos ante otro personaje en modo automático y sin dimensión alguna producto del guion de Nolan. 

El resto sufre del mismo vicio. Sator, como el gran antagonista megalomaníaco, pierde toda credibilidad cuando conocemos su objetivo final. En suma, es difícil sentir algo por estos individuos en pantalla que han nacido sin alma.

Como una cinta de espías, Tenet tiene suficiente intriga, pero no la capacidad de mantenernos al filo de la butaca como lo han hecho las últimas entregas de Misión: Imposible. Como un relato de ciencia ficción, Nolan se esmera en concebir un mundo creíble, pero dista mucho de lo que hizo Denis Villeneuve en La Llegada, un filme que sí se puede sentir y que hace del recurso del palíndromo algo más emocional y valioso para el desarrollo de la protagonista. 

En su más reciente esfuerzo, Nolan es víctima de una notable contradicción: ¿quiere que sintamos o entendamos? Cualquiera que sea la respuesta, ninguna parece conducir a algún lado. Quizá en la intimidad narrativa de algo como Memento o Dunkerque podrá aclarar sus intenciones una vez más.

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