Reseña - Spider-Man: Lejos de Casa: comedia adolescente al estilo Marvel

LA SIGUIENTE RESEÑA CONTIENE UN PEQUEÑO SPOILER

Aunque apenas hace unos meses presenciamos el desenlace de diez años de historia del Universo Cinematográfico de Marvel, eso no quiere decir que la maquinaria detrás del estudio siga trabajando a toda marcha. Con sus planes futuros todavía envueltos en misterio, la entrega final de la fase tres llega de la mano de Spider-Man, una de las más frescas y sorpresivas inclusiones en este ya vasto mundo de superhéroes. En De Regreso a Casa, el popular personaje volvió con sus creadores en forma de una película en mayor sintonía con su esencia juvenil, lo cual continúa siendo el ingrediente principal de Lejos de Casa, una secuela que cumple con las expectativas explorando con más profundidad los deseos y frustraciones del protagonista, e incorporando al mismo tiempo nuevos y conocidos rostros a la dinámica alrededor del joven enmascarado.

Después de la derrota final de Thanos y el regreso de todos aquellos que desaparecieron con el chasquido, Peter Parker (Tom Holland) lidia con el retorno a la normalidad, pero también con la muerte de su mentor, Tony Stark. Emocionado, y abrumado al mismo tiempo, por un próximo viaje escolar a Europa, el adolescente planea revelar su amor hacia MJ (Zendaya), aunque esta no parece estar interesada en él lo absoluto. Así, Parker y sus compañeros llegan a Europa, donde la presencia de un extraño superhéroe llamado Mysterio (Jake Gyllenhaal) y la aparición de unas criaturas de otra dimensión arrastran al Vengador a asumir su papel de Spider-Man para asistir a Nick Fury (Samuel L. Jackson), quien trabaja con Mysterio para combatir esta amenaza. Decepcionado por no poder estar con MJ y sus amigos, Parker pone a manos a la obra, sin imaginar lo que hay detrás de estos sucesos.


Cinco apariciones cinematográficas en tan solo tres años desde su llegada al Universo Cinematográfico de Marvel puede sonar excesivo; pero, por alguna razón, Spider-Man se mantiene más popular que nunca. Si contamos las otras versiones que hemos tenido desde que comenzó este siglo, estaríamos hablando probablemente del superhéroe de Marvel más representado en la pantalla grande. Pero justo cuando la fatiga comenzaba a aparecer, sus creadores y sus dueños por derecho decidieron darle nueva vida con la mejor opción posible: unirlo a la saga más ambiciosa de toda la historia. Desde entonces, Spider-Man se ha convertido en una de las figuras más queridas de este, y Lejos de Casa refrenda su importancia tanto para el público como para la siguiente fase de la narrativa.

Esta representación adolescente de Peter Parker le ha quedado de maravilla a un personaje que tendía a descarrilarse con el tiempo. Las últimas entregas de las versiones anteriores resultaron infames por el burdo desarrollo del protagonista y las estrambóticas amenazas que enfrentaba. Así como en De Regreso a Casa, Peter Parker tiene que enfrentar nuevamente las consecuencias de los sucesos del universo que habita, pero también las implicaciones personales de haber escogido ser un superhéroe, lo cual comienza a convertirse en un conflicto para el joven en esta ocasión: ¿realmente está a la altura de los esperado? ¿Stark confió demasiado en un chico preparatoriano que no puede decirle a una niña lo que siente?


Así, Parker se lleva sus problemas personales y profesionales a Europa, donde una serie de locaciones de ensueño resultan el escenario perfecto para albergar toda clase de ocurrencias y situaciones cómicas en las que se ve involucrada la clase. En esta primera parte de la cinta, evocando a las de viajes donde todo sale mal, pero con una decente dosis de acción de por medio, Lejos de Casa muestra las preocupaciones típicas de los jóvenes protagonistas. Jacob Batalon, como Ned, continúa siendo el apoyo cómico más efectivo de la franquicia, aunque un despistado e inocente profesor (J. B. Smoove) también hace lo suyo en numerosas ocasiones. Pero el aspecto más llamativo y arriesgado lo encontramos en otro lado, uno que hasta no hace mucho era el punto débil de los Estudios Marvel: los villanos.

El icónico Mysterio finalmente hace su primera aparición en una película de Spider-Man, y aunque las adaptaciones se han tomado todo tipo de libertades para adaptar a los villanos de los cómics (tanto para bien como para mal), esta representación de Quentin Beck prácticamente es una calca, al menos en su apariencia, pues sus motivos y origen son alterados para incrustarlos en este universo de una forma inesperada. Sería bastante revelar qué es lo que Mysterio desea, pero basta decir que su ira es producto no solo de un personaje en específico, sino de las obsesiones capitalistas contemporáneas. Por si fuera poco, sus ideales retorcidos encajan perfectamente con los sentimientos encontrados de Parker y el vacío que está llamado a llenar. Estos antagonistas arraigados en situaciones terrenales sumamente frustrantes han funcionado muy bien, principalmente en la franquicia en cuestión.


Si hay un personaje que toma mayor importancia ahora es "Happy" Hogan (Jon Favreau), pues este se convierte en el nuevo protector de facto de Parker, además de tomar ese papel paternal que había adquirido Tony Stark en sus encuentros anteriores con su protegido. La relación entre Hogan y Parker llega a un nuevo nivel, lo cual también se presta a situaciones embarazosas que también involucran a la jovencísima tía May (Marisa Tomei). Pero quizá quien todavía falta por encajar del todo en esta nueva versión de Spider-Man es MJ, pues su presencia todavía se siente demasiado tiesa y apática. Esta nueva entrega también sienta las bases para una interacción distinta entre ambos, pero la química entre Holland y Zendaya no termina por convencer.

Como un paso más en esta nueva versión de Spider-Man, Lejos de Casa toma algunos elementos de las cintas anteriores, sobre todo de las de Sam Raimi, donde la responsabilidad superheroica amenazaba con consumir al individuo debajo de la máscara. Si bien la secuela no se adentra en terrenos oscuros, algunas secuencias sí que tocan algunas fibras sensibles del conflicto interno de Parker, especialmente una relacionada con las ilusiones de Mysterio. Es cierto que la cinta tampoco puede resistirse a usar la fórmula común de Marvel, y si la comparamos con el brillante proyecto animado de Sony Un Nuevo Universo, quizá salga perdiendo en originalidad; sin embargo, Lejos de Casa resulta un convincente cierre que lidia con las consecuencias de todo lo ocurrido hasta ahora, y con las decisiones de Parker, de forma cómica y emocionante por momentos.

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