Ant-Man and the Wasp: divertida secuela para un ridículo superhéroe

El Universo Cinematográfico de Marvel está a punto de sufrir un cambio sísmico. Hace tan solo unos meses, Infinity War dio pie al final de una narrativa en construcción desde hace una década, la cual tendrá un dramático desenlace el próximo año. Esta tercera entrega significó la reunión más grande hasta el momento de los héroes que han aparecido a lo largo de casi una veintena de cintas; sin embargo, la ausencia de ciertos héroes también llamó la atención, entre ellos Ant-Man, quien regresa con una secuela en solitario que vuelve a hacer hincapié en la gracia del personaje y la particularidad de las situaciones en las que se ve inmiscuido. Pero es la incorporación de una nueva superheroína la que lleva a esta cinta por un sendero más emocionante y divertido.

Un par de años después de haber ayudado al Capitán América y su grupo de renegados, Scott Lang (Paul Rudd) está por terminar el arresto domiciliario al que fue sentenciado por esta actividad criminal. Tratando de llevar una vida normal cuidando de su hija Cassie y montando una nueva empresa de seguridad con su amigo Luis (Michael Peña), Lang se ve involucrado involuntariamente en un proyecto muy personal de Hank Pym (Michael Douglas) y su hija, Hope van Dyne (Evangeline Lilly): Encontrar a Janet, su esposa pérdida en el reino cuántico. Equipada con un nuevo traje de alta tecnología, Hope dispone de las habilidades de Lang para dar con su objetivo; pero para su infortunio, otros interesados en la tecnología de Pym harán lo que sea para obtenerla y frustrar los planes de la familia.


Tratando de atenuar el duro golpe que significó para los fans el final de Infinity War, Ant-Man and the Wasp llega a los cines para ofrecer una nueva y disparatada aventura con una gran cantidad de chistes para todos los gustos. Como una de las propiedad más ridículas y menos conocidas de Marvel hasta hace unos años, Ant-Man pudo encontrar un pequeño espacio para posicionarse gracias a sus peculiares poderes, la naturaleza ordinaria de su protagonista y una comedia muy acentuada. Aunque el superhéroe carece de la popularidad de sus otros colegas en este universo, su segunda aparición estelar causa una buena impresión debido a un tono cómico más directo y al coprotagonismo de Wasp, una heroína preparada para romper el cráneo de cualquiera.


En esta ocasión, nos topamos con un Scott Lang más preocupado por su familia y su futuro como un ciudadano común y corriente. Por otro lado, Hope, quien ha asumido una nueva identidad en busca de cumplir un propósito muy personal, se ha sumido de lleno en el placer de darle palizas a aquellos que se le lo merecen. El nuevo encuentro entre ambos es desafortunado e imprevisto, pero Wasp ve una posibilidad de utilizarlo para dar con el paradero de su madre. Aunque esta oportunidad representa un riesgo de no volver a ver a su hija nuevamente, Scott igualmente vuelve a sentir la emoción de ponerse el traje y usar sus fantásticas habilidades. Como tercer integrante de este equipo y con la misma motivación de Hope, Pym encaja perfectamente participando activamente en la trama e incluso siendo parte de la comedia misma.

Los personajes secundarias no agregan demasiado valor, pero ayudan en distintos frentes. Luis, por ejemplo, es el núcleo de la comedia de esta película. Sus intervenciones se basan completamente en lo chusco, y su torpeza y hasta inocencia son clave para provocar una que otra carcajada. En uno de los momentos más divertidos de la cinta, el compañero de Scott hace un graciosísimo doblaje que nos deja ver a los otros personajes desde otra perspectiva. Del lado un poco más dramático, la aparición de Ava (Hannah John-Kamen), también conocida como Ghost, como uno de los aparentes villanos carece de cierta emoción y resulta hasta irrelevante en varios momentos, pero su concepción y lugar en esta historia contribuyen a expandir todavía más el universo que Marvel ha estado construyendo por años.


En cuanto al resto de los personajes, la inclusión de Bill Foster (Laurence Fishburne) es, sobre todo, un guiño para los fans que conocen la historia de Ant-Man. Pero es la llegada de otro más la que llama la atención al final de la trama, pues el lugar que ocupará en el Universo Cinematográfico de Marvel pretende expandir los horizontes de los superhéroes no solo en los años por venir, sino en la próxima entrega de Avengers.

En el departamento visual, los efectos prácticos y especial se conjugan para entregar singulares escenas, como en las que Scott tiene que lidiar con problemas en su traje; u otras en las que uno de los protagonistas llega al reino cuántico, donde el ambiente psicodélico nos remite a las imágenes de Doctor Strange, filme con el cual podría haber más de una conexión.

Ant-Man and the Wasp continúa manteniendo a la franquicia en un bajo perfil, pues los riesgos  siguen siendo locales para un héroe un tanto torpe pero sumamente gracioso. El equipo que se ha conformado entre Lilly, Douglas y Rudd es uno de los que cuentan más química en el Universo Cinematográfico de Marvel y será interesante ver cómo más personajes se añaden a sus filas próximamente. Sin mayor ambición que proporcionar un buen rato a sus espectadores, la cinta nos recuerda que no todo se trata de salvar al mundo y que una simple aventura con implicaciones personales puede ser igual de convincente que una con mayores factores en riesgo. Resta ahora por ver cómo Ant-Man y su equipo se integrarán de lleno con el resto de los superhéroes del estudio.

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