Han Solo: Una Historia de Star Wars, el Universo Expandido revive

¿Es un gran momento para ser fanático de Star Wars? La respuesta dependerá de quién responda la pregunta. Algunos podrán decir que entre más cintas, mercancía e historias, mejor; pero otros argumentarán que Disney ha saturado los cines, estantes y demás canales con un contenido casi infinito que ha variado en calidad en los últimos años. Es obvio que no se puede satisfacer a todo el mundo, pero nadie puede negar que se ha intentado diversificar la propiedad al adentrarla en nuevos horizontes que nunca imaginamos. Con el nuevo spin-off de la saga, Han Solo: Una Historia de Star Wars, tenemos una película que nadie pidió y de la que pocos tenían una gran expectativa. Sí, esta no aporta nada nuevo al universo e incluso termina por ser un blockbuster más en la competida cartelera, pero vaya que ofrece un buen rato tanto a los fans como a espectadoras casuales.

Años antes de que la Rebelión comience a hacer estragos en una galaxia esclavizada por el Imperio, un ladrón de poca monta llamado Han (Alden Ehrenreich) planea escapar de la pobreza del planeta Corella junto a su novia, Qi'ra (Emilia Clarke). Cuando todo sale mal, el único que logra escapar es Han, quien promete regresar a rescatarla. Después de pasar un tiempo como cadete imperial, y totalmente insatisfecho con su vida, el joven se alía con un grupo de criminales con grandes ambiciones y que le ofrecen la posibilidad de ganar bastante dinero como para poder volver a Corellia. Así, Han se hace parte de un peligroso mundo del que no hay escapatoria, el cual definirá su vida y le abrirá los ojos sobre lo que realmente está ocurriendo en distintos puntos de la galaxia.


Los fanáticos quedaron notablemente divididos con Los Últimos Jedi el año pasado. Mientras que unos alabaron los riesgos tomados por Rian Johnson para dejar atrás toda una serie de conceptos casi divinos perpetuados por décadas, otros tacharon al director de sacrílego por atentar contra la misma esencia de Star Wars. Lo cierto es que nadie quedó indiferente ante la cinta. Rogue One, en 2016, introdujo una crudeza bélica más palpable a la narrativa; y ahora, Han Solo alude al western para contar el origen de uno de los personajes originales de la saga. Es cierto que este esfuerzo llega en un mal momento, uno en el que la marca sufre de una sobresaturación y con millones de fans sumamente resentidos con sus nuevos dueños y narradores. Sea como sea, este spin-off sale adelante gracias a una entretenida historia y una nueva mirada hacia otros rincones de este universo.

Los malos momentos que se vivieron durante la producción parecen no haber tenido efecto del todo en el producto final. Rumores de una mala actuación por parte Ehrenreich, un tono demasiado cómico y fricciones entre miembros del equipo fueron decisivos para que Phil Lord y Christopher Miller fueran removidos del banquillo de directores. Ron Howard, veterano realizador con un enfoque más convencional, llegó para salvar el barco. De la misma escuela que George Lucas y Steven Spielberg, padres de todo un estilo narrativo que dominó al cine por años y que concibió al blockbuster tal y como lo conocemos, Howard nunca había tenido la oportunidad de adentrarse en las cintas de genero. Con un gran currículum y la sensibilidad necesaria para llevar este relato hacia un terreno más familiar, distante a lo que Lord y Miller pretendían, el director acudió al llamado.


Han Solo despliega una fórmula más tradicional que la de las últimas dos entregas, para bien y para mal. La forma en la que el protagonista y sus acompañantes saltan de planeta en planeta involucrándose en todo tipo de conflictos y conociendo a los más extraños individuos aporta una sensación de aventura muy afín a la saga. Por supuesto, esto también viene con algunos defectos, como la aparición de personajes desechables y escasamente desarrollados, como la mercenaria Val (Thandie Newton) y Dryden Vos (Paul Bettany), este último como uno de los peores y más ridículos villanos de toda de la franquicia. Pero quizá el mayor acierto es presentar este trabajo como un western y la historia de un atraco que también contiene las primeras acciones de Solo en el mundo criminal.

El filme contiene varios de los momentos que han sido sugeridos a través de las trilogía original, como cuando Han conoció a Chewbacca, o como cuando se hizo con el Halcón Milenario. La verdad es que la mayoría de estos instantes ocurren precipitadamente y con poco asombro, algunos incluso rayan en una ridiculez absoluta, como aquel relacionado con su peculiar apellido, pretexto perfecto para introducir una broma innecesaria. Pero lo que en verdad nadie esperaba es lo bien que Ehrenreich interpreta al futuro contrabandista. Sin emular al icónico Harrison Ford y dotando al personaje de cierta inocencia, la cual pierde gradualmente conforme avanza la trama, el joven actor logra sortear todos esos supuestos obstáculos que afrontó durante la filmación. Sus dotes carismáticos logran sorprender a más de uno.


Chewbacca (Joonas Suotamo) por fin tiene los reflectores que merece. El querido wookiee emerge como el siempre bonachón alienígena, aunque su lado más salvaje tampoco queda de lado, una faceta que apenas habíamos podido ver en los episodios anteriores. Suotamo, el joven actor finlandés que se ha adueñado del rol tras la salida del casi legendario Peter Mayhew, entiende muy bien al personaje y hace buena mancuerna con Ehrenreich. Seguramente esta no será la última vez que los veremos juntos.

Pero los que dejan una mala impresión son Qi'ra y Beckett (Woody Harrelson), dos figuras sumamente importantes en esta película que son interpretados sin ningún tipo de entusiasmo por Clarke y Harrison. Es cierto que su caracterización es superficial y poco llamativa, pero ninguno de los dos hace un esfuerzo por improvisar y darle vida a estos individuos. Quien sí deja un buen sabor de boca a pesar de aparecer unos cuantos minutos es Enfys Nest (Erin Kellyman), quien aporta más tensión a la trama y abre todo un sinfín de posibilidades en un universo que promete la inclusión de nuevos y viejos rostros.

Y claro, Lando Carlissian (Donald Glover) es otra de las grandes estrellas de esta cinta. Glover, como una de las figuras más relevantes de la cultura popular en estos momentos, encarna a otro famoso personaje de la saga como lo es Lando, un seductor y embustero que le da un toque con un estilo muy singular al relato. Su droide, L3-37 (Phoebe Waller-Bridge), igualmente causa una grata impresión con una disparatada personalidad y una resolución independentista muy inusual. Puede que su aparición no sea tan relevante como la del pragmático K-2SO en Rogue One, pero su perspectiva única de la existencia humana representa una buena contribución a este universo.


Han Solo: Una Historia de Star Wars es una buena adición a la mitología de Star Wars que trata de mantener un equilibrio entre lo nuevo y lo viejo de la saga. Si bien los errores que han perseguido a la franquicia vuelven a hacer estragos en la narrativa y en algunos de los personajes secundarios, Howard ha logrado mantener a flote algo que parecía estar destinado al fracaso. Está claro que Disney deberá replantearse la estrategia de ahora en adelante. Con un año y medio para el estreno el Episodio IX, hay tiempo de sobra para establecer las prioridades y fijar el nuevo rumbo de la propiedad. Han Solo se aleja un tanto de lo que ya conocíamos; la sombra de la Imperio apenas se siente y por primera vez no se pone en juego el destino de la galaxia. Se trata de un aventura más personal con grandes implicaciones para el futuro de la misma; una nueva oportunidad para expandir el universo y mostrarnos otros lugares y situaciones que no habíamos visto hasta ahora.

Comentarios