Si la gente puede cambiar es una pregunta que se hacen Sujo (2024) y Emilia Pérez (2024), pero solo la primera la responde con la honestidad, integridad y tacto que un tema como la viol3ncia en México requiere. He aquí la película mexicana más importante del año, una verdaderamente consciente de las causas y las consecuencias de la degradación social en el país y sumamente responsable de lo que muestra en pantalla.
Astrid Rondero y Fernanda Valadez, codirigiendo por primera vez, conciben algo así como la secuela espiritual de la notable Sin Señas Particulares (2020), siguiendo ahora al hijo de un sicari0 tratando de encontrar su lugar en un mundo que, inexorablemente, parece arrastrarlo hacia el mismo destino que su padre. En esta ocasión, las cineastas, con ese sentido tan humano de su propuesta cinematográfica, deciden buscar la luz en medio de tanta oscuridad quizá queriendo contrarrestar el final tan pesimista y sombrío de su último esfuerzo.
Imagen: EnAguas Cine, Corpulenta Producciones, Alpha Violet Production, Pimienta Films, Silent R Management |
En la primera parte de Sujo, Rondero y Valadez construyen un cuento de hadas oscuro con un protagonista, en su etapa infantil, escondiéndose siempre del lobo feroz. Pero esta no es una película más sobre el narc0trafico. Las cineastas se concentran más bien en las personas alcanzadas por la viol3ncia, que deben encontrar la forma de vivir y sobrevivir diariamente. El enfoque lo es todo.
Aunado a ello, los toques de realismo mágico resultan un bálsamo para aliviar el malestar derivado de las situaciones desarrolladas. Hay que destacar que lo gráfico queda aquí fuera de cuadro en todo momento, cuidando siempre evitar el morbo. Volviendo a lo primero, las escenas oníricas ofrecen una visión inédita para el subgénero, presentando una añoranza y cierto misticismo, que se convierten en pilares del viaje inicial de Sujo. Ni la adaptación de Pedro Páramo (2024) pudo lograr lo anterior.
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La segunda parte, igual de potente, transcurre en la ciudad para construir una tesis muy interesante: la educación como cura. El interés del protagonista, ya adolescente, por lo académico transmite una idea de lo que falta en nuestra sociedad para salir del hoyo en el que se encuentra. Por supuesto, el relato nunca se torna inocente o idealista, y se encarga de recordarnos que es difícil escapar por completo de las sombras.
Tenemos que hablar también de la fotografía de Ximena Amann; sus planos (muchos en la penumbra) evitan preciosismos y estetizar la miseria; sus imágenes mezclan más lo simbólico con lo real para mayor efectividad.
Imagen: EnAguas Cine, Corpulenta Producciones, Alpha Violet Production, Pimienta Films, Silent R Management |
Juan Jesús Varela, como Sujo, se gradúa (también estuvo en Sin Señas Particulares) y lleva su actuación naturalista a otro nivel. Un gran acierto, sin duda, fue haber prescindido de rostros famosos para contar esta historia.
Con una escena final tan bella como estremecedora, Sujo emerge como una cinta elemental para entender la normalización de la viol3ncia y las posibles maneras de evitar su arraigo en las nuevas generaciones. ¿La gente puede cambiar o el destino es ineludible? La determinación, el cariño y la educación tienen la respuesta.
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