Así como Zendaya, Sydney Sweeney ha convertido su popularidad en poder de acción. Hace casi una década, muy joven, la estadounidense audicionó para el proyecto que hoy es Inmaculada (Immaculate, 2024), pero este nunca se concretó. Después de que Euphoria (2019 - ) la convirtiese en estrella, Sweeney compró el guion de la película, trajo a su amigo y colaborador el director Michael Mohan y se puso como protagonista. Hoy, Inmaculada es un éxito de taquilla. Sin embargo, a pesar de este gran esfuerzo, resulta imposible pasar por alto todas las fallas de un filme que no puede evitar replicar los clichés del género de terror.
Imagen: Black Bear Pictures, Fifty-Fifty Films |
Inmaculada expande el nunsploitation, aquel subgénero en el que monjas católicas se ven envueltas en situaciones de represión sexual o religiosa —Benedetta (2021) y Hermana Muerte (2023) son ejemplos notables recientes—. En la cinta en cuestión, Sweeney interpreta a Cecilia, una joven monja estadounidense que llega a un convento italiano, donde, eventualmente, descubre que se ocultan siniestros secretos. Apegándose al subgénero, la trama pronto se revela como una crítica hacia el catolicismo y el rol de subordinación que históricamente ha tenido para las mujeres. En ese sentido, Cecilia pasa de ser una sumisa vasalla de la institución a una temible fuerza que amenaza con tirarla abajo.
En sus momentos de lucidez, la película construye un más que pertinente comentario acerca del poder que la Iglesia Católica pretende tener sobre el cuerpo femenino, principalmente, con su posición en contra del aborto. El guion de Andrew Lobel —que mezcla la segunda venida de Jesús con el concepto básico de Parque Jurásico (Jurassic Park, 1993)— se vale de todas las convenciones del género, quizá más de las que uno hubiese esperado, para señalar ese enfrentamiento entre la Iglesia y la mujer que se niega a adoptar el papel que la primera propone para ella. Sweeney hace un trabajo decente al proyectar la confusión inicial y eventual empoderamiento de una muchacha que, en una impactante escena final, se opone con rabia a los designios que tenían para su cuerpo.
Imagen: Black Bear Pictures, Fifty-Fifty Films |
Desafortunadamente, la ejecución deja mucho que desear. Tras un inicio prometedor, Inmaculada no tarda en volverse una sucesión de sustos predecibles, conveniencias y lugares comunes. El punto de quiebre más importante de la narrativa, por ejemplo, se siente demasiado precipitado; la cortísima duración de la cinta podría tener que ver con ello. Aunado a ello, el pobre desarrollo de Cecilia, el hecho de que la crítica religiosa no trascienda en algo más sustancioso, la falta de exploración de las motivaciones grupales y lo rápido que la trama se olvida o deshace del resto de los personajes hacen tambalear a un filme que luce bastante contenido para ser independiente.
Lo que, invariablemente, trae a colación La Primera Profecía (The First Omen, 2024), agregando otra entrada al archivo de las llamadas películas gemelas. Al igual que en Inmaculada, en esta cinta de 20th Century Studios —o sea, ¿Disney?— tenemos a una monja de EE. UU. que llega a un convento italiano, donde algo macabro está sucediendo. Además de que la premisa es idéntica, también hay escenas que parecen calcadas. No se trata de un plagio ni nada por estilo, sino de esa curiosidad en la que coincide el estreno de dos películas muy parecidas entre sí. Pero lo que las distingue una de la otra es, de nuevo, la ejecución; inesperadamente, La Primera Profecía se arriesga con imágenes realmente inquietantes, un comentario social sobre el aborto más sustancioso y una actuación protagónica más convincente —basta con ver el momento tributo a Posesión (Possession, 1981) para darse cuenta de ello—.
Imagen: Black Bear Pictures, Fifty-Fifty Films |
Inmaculada es una cinta medianamente aceptable, pero demasiado convencional. Si bien la historia se compromete con el nunsploitation, agregando incluso ciertos instantes de tensión erótica, conforme pasan los minutos va perdiendo fuerza y atractivo. Aunque Sweeney, por supuesto, resalta como el eslabón más fuerte, su actuación está lejos de ser la mejor de su carrera, pues ese honor pertenece todavía a Reality (2023), en la que, gracias a una propuesta minimalista en extremo, verdaderamente hace gala de su talento. De cualquiera manera, se aprecia su preocupación por seguir alentando propuestas como esta.
Inmaculada está actualmente en cartelera.
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