Crítica - Misántropo, de Damián Szifron: un thriller que desnuda las fallas de todo un sistema

«Cada lugar al que vas pertenece a alguien. A donde vayas debes tener dinero. Todos quieren saber quién eres. Siempre piden tus referencias. Siempre te están preguntando, vigilando. Ahora tienen drones... Satélites espiando desde el espacio exterior. El planeta entero es una maldita prisión». Con esta frase, Misántropo (To Catch a Killer, 2023) se revela como más que un thriller criminal; se trata de una crítica directa a una sociedad ensimismada con el espectáculo, la violencia y el odio. Incisiva y altamente adictiva, la película se desenvuelve efectivamente gracias a un buen guion y una construcción muy interesante de la intriga, que no le pide nada a Fincher o a Villeneuve.

Misantropo critica
Imagen: FilmNation Entertainment, RainMaker Films, Fairmount Films

La cinta, dirigida por el argentino Damián Szifron (Relatos Salvajesque regresa después de casi una década haciendo su debut en Hollywood, en apariencia, es solo una más de suspenso sobre un asesino al que un grupo de policías y federales le siguen el paso. La primera parte sigue un rumbo convencional: Lammark (Ben Mendelsohn), un agente del FBI, recluta a la joven policía Eleanor (Shailene Woodley, que también participa como productora) para tratar de encontrar al perpetrador de tiroteos masivos en Baltimore. Y sí, estamos ante una de esas historias de mentores que ven lo que nadie más en una aprendiz; la diferencia está en lo que percibe y en el desarrollo, que desafía hasta cierto punto las expectativas al concebir a una protagonista vulnerable, antipática y derrotada, estableciendo una conexión muy inteligente con el antagonista.

A pesar del carácter mainstream del filme, Szifron que también coescribe y monta sorprende al confrontar específicamente a la sociedad estadounidense con ella misma, y quizá por ello las críticas han sido muy poco favorables en aquel país. Varias de las imágenes y situaciones de las que echa mano son incómodas para distintos sectores; desde escenas gráficas en un matadero (cuestionando incluso el consumo de carne en varios puntos del relato) hasta un guiño a las consecuencias del casi culto a las armas que existe en aquella nación, se exhibe el lado oscuro del consumismo y la defensa de la libertad, que no hacen más que alimentar un sistema de vigilancia masiva basado en los prejuicios y el maltrato.

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Imagen: FilmNation Entertainment, RainMaker Films, Fairmount Films

Resulta interesante la manera en que Szifron y el coguionista Jonathan Wakeham construyeron a Eleanor, una adicta y sin educación universitaria que camina sobre la cuerda floja en cuanto a su salud mental se refiere. Lammark es la clave para explorar la psique del personaje de Woodley, pues su empujoncito nos permite identificar la valía de una misántropa que solo en el dolor encuentra cierta paz. Su participación es pasiva en general durante los dos primeros actos de la trama, pero cuando se revela su conexión emocional con el tirador, finalmente queda claro el discurso de la cinta: ante el rechazo o la opresión, hay quienes se entregan al caos para generar terror y cobrar venganza, mientras que hay otros que simplemente optan por destruirse a sí mismos, y esa es la línea en la que se centra Misántropo.

La película aborda desde una perspectiva controversial los motivos del homicida: ¿es posible justificar sus actos por más violentos y abominables? Queda claro que no, pues la presencia de Eleanor señala el límite moral que algunos no cruzan a pesar de sentirse acorralados mental o físicamente. Y luego está la cuestión del espectáculo, que muestra cómo estos terribles sucesos se convierten también en un producto explotado al máximo para crear una especie de macabro entretenimiento. Lammark, Eleanor y el fugitivo tienen algo en común: su desdén hacia todo lo que representa el sistema que trata de controlarlos en todo sentido. Cada uno lidia con él a su manera la venganza, de hecho, vincula el filme con Relato Salvajes por cómo los ciudadanos normales se rebelan ante el pisoteo de la élite, pero esta posición deja al descubierto los síntomas de las fallas colosales de un brutal modo de vida.

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Imagen: FilmNation Entertainment, RainMaker Films, Fairmount Films

Aunque no se trata per se de cine negro, Misántropo recuerda un poco a Seven (1995) y a Intriga (Prisoners, 2013). Si bien su estilo visual se maneja de forma un tanto más convencional, su exploración psicológica del malestar de los personajes es lo que las acerca a estas obras fundamentales del subgénero. 

«Algunos hemos sido tan maltratados que ya ni sabemos lo que es sentirse bien. Quemaron nuestros puentes al placer, pero pienso que se pueden reconstruir», declara una mujer que se ve ante la posibilidad de sobrevivir al mostrar lo que los demás no le han dado: empatía.

Misántropo está actualmente en cartelera. 

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