Intriga: Prisioneros de uno mismo

¿Cómo afecta a nuestras vidas el hecho de que alguien querido se nos sea arrebatado de las manos de una manera súbita? ¿Seríamos los mismos? ¿Cómo afrontaríamos la situación? ¿Llegaríamos a conocer nuestros límites como ser humano? Estas son algunas de las preguntas que Denis Villeneuve se hace en Intriga, su nueva cinta.

Después de haber estado nominado al Óscar a Mejor Película Extranjera hace unos años con Incendies, el director francocanadiense regresa a lo grande con un elenco estelar y una simple pero poderosa historia sobre el secuestro de dos pequeñas niñas en suburbio estadounidense.

Durante la cena del Día de Acción de Gracias, dos familias de reúnen para comer juntos. Mientras los padres platican y conviven despreocupadamente, las hijas pequeñas de ambos matrimonios salen a la calle para ir a la casa de una de ellas y recuperar un juguete con el que quieren jugar, un silbato rojo. Un rato después, Keller (Hugh Jackman), padre de Anna, una de las niñas, se da cuenta que estas no han vuelto y alerta a los demás. Su esposa, Grace (Maria Bello) y sus amigos Franklin (Terrence Howard)  y su mujer, Nancy (Viola Davis), padres de la otra niña, Joy, salen a la calle a buscarlas. Tras fracasar, llaman a la policía local para tratar de localizarlas.

Rápidamente se nos plantea el conflicto, dos niñas han sido aparentemente secuestradas. Durante dos horas y media de historia, Villeneuve y su guionista, Aaron Guzikowski, nos adentran poco a poco en la problemática armando las piezas del rompecabezas y proporcionándonos pistas no solo de quién pudo haber raptado a las niñas, sino de la verdadera personalidad de cada uno de los involucrados.

El caso es atraído por el Detective Loki (Jake Gyllenhaal), quien tiene que lidiar con las pocas pistas que tiene y la preocupante conducta de Keller, pues este rechaza quedarse sentado con los brazos cruzados mientras otros buscan a su hija.

Resulta sumamente interesante descubrir que no estamos ante un grupo de personajes que han sido creados para vivir este difícil momento; mientras más avanzamos en la historia, nos damos cuenta que cada uno de ellos carga con alguna cruz que es determinante para el cómo asimilan la situación. Quizá esto es más notable en Keller, Loki y la familia del principal sospechoso, Alex (Paul Dano), un joven con un evidente tipo de retraso mental que vive con su tía Holly (Melissa Leo), una viuda que trata de darle la mejor vida posible su sobrino.


Keller y Loki son quizá lo más fascinante que podemos encontrar en la película. Gracias a la magnífica actuación de los actores que los encarnan, la trama adquiere un nivel sumamente complejo que gradualmente va desvelando las capas que envuelven a su ser. Por un lado tenemos a Keller, un hombre religioso que lucha para mantener a su familia y que se encuentra a la espera de algo. Aunque Keller ama a su familia por sobre todas las cosas, parece que antes de toda la situación crítica se estaba preparando para su propio fin del mundo, para la peor de las circunstancias. Sin embargo, el secuestro de su hija resulta algo mucho más difícil de afrontar de lo que hubiera pensado y en lo que su Dios ni siquiera puede ayudarlo. Loki, en cambio, es un policía con un misterioso pasado que a pesar de que no conocemos, nos indica que ha pasado por mucho. El hombre es un buen elemento, hace su trabajo y punto. La religión parece ser algo de cierta relevancia en su vida, pero hasta qué grado y desde qué perspectiva, es difícil de saber. Loki es un tipo que maneja muy bien sus emociones, no le gusta involucrarse con la gente, es como si los casos que le asignan los resolviera para ayudarse a sí mismo y no a las verdaderas víctimas. 

Si bien el secuestro es el meollo del asunto, es la forzada evolución de los personajes lo que realmente hace de Intriga algo digno de ver y apreciar. Por ejemplo, Keller rápidamente toma el papel del líder de entre las dos familias y al ver que la policía tarda en dar resultados, este recurre a sus propias técnicas para dar con el paradero de las niñas. El desesperado padre encuentra en Alex, el sospechoso al que no se le puede incriminar nada, alguien a quién castigar y desahogar toda su ira y frustración. Keller lleva al límite sus emociones y llega a un punto del que realmente ya no hay retorno, se ha convertido en prisionero de sí mismo. Franklin y Nancy, los otros padres, toman la situación de una manera distinta y a pesar de que ayudan a Keller al principio, estos se dan cuenta que debe de haber otra manera.

El cómo cambia la relación entre ellos, principalmente en la familia de Keller, después del fatídico suceso, es algo también importante de mencionar. Al principio, este parece alguien magnánimo y que busca lo mejor para su familia. Antes del final, Keller ha manipulado a todos sus cercanos para cumplir con su objetivo; esté en lo correcto o no, Keller ha decidido jugar con fuego.

Con una serie de simbolismos a través de toda la película, el director nos trata de mostrar la importancia que tiene la religión para los personajes. Es destacada también la locación en donde se llevan a cabo los acontecimientos: el suburbio, frío, húmedo, lleno de secretos y seres humanos deplorables. Curioso es el momento en el que Keller sueña con haber recuperado su hija, escena que podemos apreciar con colores cálidos y un aire hogareño, cosa que contrasta con los colores apagados y fríos del resto de la cinta. ¿Viven los personajes atrapados en una pesadilla eterna? Quizá solo se la vida misma de lo que se trata. 

Al final, cada uno de los personajes encuentran su desenlace, sabemos que su vida cambiará para bien o para mal. Hablar de más sería arruinar la trama pero no se puede pasar por alto el destino que encuentra Keller. No mencionaré si este cumple con su objetivo, pero lo que sí hay que destacar es el cómo termina, sabedor de los pecados que ha cometido pero dispuesto a llegar hasta el final, Keller quiere ser perdonado pero él no quiere perdonar. El lugar en donde termina es sin duda la mayor representación del camino que este decidió tomar. De lado queda la moral, Keller eligió su propio desenlace y prisionero de su propia búsqueda.

Intriga es una obra de suspenso excelentemente bien armada y con actuaciones dignas de una nominación al Óscar. Denis Villeneuve nos muestra un cruel y desolador panorama de la sociedad norteamericana (exceptuando México, por supuesto, nuestro país es otra historia) con esta gran obra. Estoy seguro que volveremos a oír de ella en los próximos meses.

Habrá que ver Enemy también, cinta que filmó después y que saldrá dentro de muy poco con Jake Gyllenhaal igualmente como protagonista.


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