Crítica - Beau Tiene Miedo: una épica tragicomedia sobre el trauma

Ari Aster podría ser descrito como el nuevo enfant terrible del cine estadounidense. Desde su controversial corto The Strange Thing About the Johnsons (2011), el cineasta ha manifestado una intención por crear discusiones sociales a partir de la incomodidad, y vaya que lo ha logrado. Enclavada en el terror, su propuesta le ha valido halagos y críticas, dejando en claro que se trata de un tipo al que nadie puede permanecer indiferente. Con Beau Tiene Miedo (Beau Is Afraid, 2023), su críptico y sumamente polarizante tercer largometraje, Aster lleva al extremo sus inquietudes mientras nos somete a la sesión de terapia más retorcida, pesadillesca, delirante, grandilocuente y enfadosa

Beau Tiene Miedo critica
Imagen: A24, Access Entertainment, IPR.VC, Square Peg

Beau Wasserman (Joaquin Phoenix en otra de sus comprometidas actuaciones) es un sujeto temeroso y paranoico que está por irse de viaje para visitar a su madre. Pero un percance antes de salir le impide tomar el avión, por lo que esta última queda profundamente decepcionada cuando su hijo le informa que no podrá llegar como lo tenía planeado. La situación toma un giro macabro cuando ocurre una tragedia, lo que insta a Beau a comenzar con su travesía cuanto antes. Así, el hombre se embarca en una épica y surreal odisea para llegar lo más pronto posible a casa de su mamá y de paso confrontar los miedos y traumas que no lo dejan estar en paz.

Así como hizo Alejandro González Iñárritu en Bardo, Falsa Crónica de unas Cuantas Verdades (2022), Aster construye este relato como un viaje a lo más profundo del subconsciente del protagonista ambas, incluso, comienzan con una complicada escena de parto, que señala el hostil mundo que les espera a los recién nacidos; la mezcla de recuerdos, alucinaciones y sueños da como resultado un absurdo que se torna más exasperante conforme se acerca al desenlace. Pero, a diferencia de la obra del mexicano, Beau Tiene Miedo, y aunque el aspecto personal es evidente, no es una autobiografía ni una "autoficción" de ego desbordado, sino más bien un ejercicio para tratar de lidiar con ciertos asuntos inconclusos de una manera poco ortodoxa. Inspirándose en una variedad de filmografías, sus propios sentimientos y la ansiedad que define a nuestros tiempos como la que se percibe en Ruido de Fondo (White Noise, 2022), de Noah Baumbach, el cineasta hace de su nuevo proyecto algo fascinante, pero ciertamente insoportable.

Beau Tiene Miedo critica
Imagen: A24, Access Entertainment, IPR.VC, Square Peg

Con este nuevo esfuerzo, el estadounidense continúa expandiendo su temática acerca de la desfragmentación al interior de un sistema familiar, siendo El Legado del Diablo (Hereditary, 2018) el ejemplo por excelencia en su obra. Durante tres horas, Aster exorciza sus propios demonios a través del pesar de Beau, un tipo moldeado a placer por su controladora madre. La historia nos plantea un complejo de Edipo, que, a la inversa, parece desprenderse de la premisa de su cortometraje de tesis. Mona (Zoe Lister-Jones y Patti LuPone) ejerce control en todos los aspectos de la existencia de su hijo, desde sus parejas hasta sus finanzas, dejándolo como una suerte de despojo humano. Cualquiera podría pensar que se trata de una versión no tan cómica de Virgen a los 40 (The 40-Year-Old-Virgin, 2005), si hubiera sido dirigida y escrita en conjunto por Lars von Trier algunos sets recuerdan el minimalismo de Dogville (2003) y Charlie Kaufman. Es, entonces, el trauma originado a partir de una relación insana con la madre que ha heredado sus propios temores a su único hijo es lo que mueve al director y guionista a explorar la débil mente de una víctima que, por primera vez, puede obtener un vistazo a cómo sería su vida sin esa cruz a cuestas el segmento animado, creado por los chilenos Cristobal León y Joaquín Cociña (La Casa Lobo, 2018), que muestra esto es alucinante.

Y aunque Kaufman, por supuesto, no tiene nada que ver con esta producción, su influencia se siente en todo momento. El espíritu del laureado y elusivo escritor se hace presente desde que nos internamos en el infernal mundo en el que habita Beau: calles atestadas de violencia, droga y degeneración. Nueva York en Escena (Synechdoche, New York, 2008) viene inmediatamente a la memoria; tanto Caden Cotard interpretado brillantemente por Philip Seymour Hoffman como Beau existen en mundos inclementes y derivados de su propio estado mental. Ambos se enfrentan a su realidad a través de una fantasía en la que reina el caos. Pienso en el Final (I'm Thining of Ending Things, 2020) también es un buen punto de comparación por su enfoque más cercano al horror psicológico. Y claro, la aventura al subsconsciente nos remite a la locura metanarrativa de ¿Quieres Ser John Malkovich? (Being John Malkovich, 1999), no dirigida pero sí escrita por Kaufman. 

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Imagen: A24, Access Entertainment, IPR.VC, Square Peg

De cualquier manera, todo lo anterior hace de Beau Tiene Miedo innecesariamente excesiva. Con el respaldo de A24, Ari Aster da rienda suelta a una creatividad desafachatada y poco clara en varios instantes, lo cual deja abierto el concepto a distintas interpretaciones, pero también a la posibilidad de que solo él entienda qué quiso hacer o decir. Así como en Bardo, queda en el espectador decidir si sus simbolismos son brillantes o no más que los delirios de alguien pertubardo. Sin embargo, es importante que estos espacios sigan existiendo para realizadores que no sean Martin Scorsese o David Cronenberg; que puedan presentar sus ideas tal y como quieren es bueno para el cine, pero, de igual manera, abre el debate de si la injerencia externa puede hacer de una película más concisa y menos tediosa. 

Beau Tiene Miedo está actualmente en cartelera.

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