Sola, en su departamento, una mujer mira por las grandes ventanas hacia afuera, específicamente hacia el edificio de enfrente. Inmersas en sus mundanas vidas, las personas que habitan ahí ignoran que están siendo observadas, quizá no con malicia, pero sí con una curiosidad que puede llegar a ser invasiva. Cuando llega al borde de la fachada, la joven se percata de que alguien la ve de vuelta. Cubierto por las cortinas, la silueta deja en claro que la observación es recíproca. En su infinita soledad, esta decide saludar para confirmar su suposición de que también la están mirando, pero lo que viene a continuación es más que eso: una frustrante sensación de incertidumbre alimentada por extraños encuentros aleatorios. No, no se trata de una película de Hitchcock, sino de Observada (Watcher, 2022), un thriller que enarbola la esencia del maestro del suspenso, y que, de paso, sostiene un discurso feminista sumamente relevante.
Imagen: Animal Casting Time, Image Nation, Lost City, AGC International, Spooky Pictures |
Julia (Maika Monroe) es una actriz que se ha mudado a Bucarest por el trabajo de Francis (Karl Glusman), su esposo. Mientras él está fuera, Julia deambula por las calles y los cafés cercanos con la esperanza de encontrar algo interesante, pero el idioma no le ayuda, ni tampoco cuando Francis trae a compañeros de la casa y se pierde buena parte de la conversación. Aunado a ello, la noticia de que un asesino serial anda suelto en la ciudad la inquieta todavía más. Y cuando descubre que un vecino (Burn Gorman) que la ve desde otro edificio podría estarla siguiendo mientas está afuera, finalmente llega a su límite. Tratando de tomar el control de la situación, Julia decide investigar por su cuenta para descubrir si sus corazonadas son correctas, hallando algo inquietante en el proceso.
Aunque la presencia de Hitchcock se ve en todos lados, Observada nunca se siente como un trabajo derivativo, sino más bien como un esfuerzo original que reconoce sus influencias y las trabaja para incorporarlas en su idea. Es todavía más sorpresivo saber que se trata de una ópera prima; Chloe Okuno —escribiendo a partir de un guion de Zack Ford— asombra por su capacidad para crear una atmósfera inquietante y por darle a su historia una vibra retro que le viene de maravilla. Pero lo mejor de todo es el subtexto que la estadounidense introduce en este relato; si bien la violencia física juega a favor del suspenso y el sutil terror que maneja el filme, la emocional, específicamente en contra de la mujer, se convierte rápidamente en el núcleo de su discurso.
Imagen: Animal Casting Time, Image Nation, Lost City, AGC International, Spooky Pictures |
Con Julia —quien también fue perseguida hasta el cansancio en la brillante Está Detrás de Ti (It Follows, 2014)—, Okuno nos pone en los zapatos de una mujer a la que nadie quiere creerle; sus sospechas son desestimadas y su existencia casi omitida, incluso por su esposo. La protagonista no solo enfrenta la humillación de los hombres a su alrededor, sino una inminente amenaza que puede estar frente a las narices de todos y aun así no ser reconocida. Así como en La Asistente (The Assistant, 2019) —otra historia sobre cómo las quejas y las demandas de las mujeres tampoco son atendidas en el ámbito profesional—, Julia solo se tiene a sí misma para sobrevivir, lo que la tiene sumida en una profunda soledad.
Okuno se vale de este sentimiento para acentuar la zozobra y la melancolía que inundan sus imágenes desde el primer cuadro. Además, la locación le ayuda enormemente; la fotografía de Bejamin Kirk Nielsen nos muestra lo más frío y gris de las calles de Bucarest, creando un entorno todavía más opresivo para Julia. Pero es Monroe la que más llama la atención con su retraída actuación; aunque su personaje se mantiene estoico ante las microviolenicas que sufre, su desolación y hastío son evidentes en el rostro de una Monroe que entiende a la perfección la idea minimalista de Okuno.
El final de Observada quizá vaya un poco en contra de la ambigüedad construida desde el inicio; sin embargo, el acto violento es necesario para darle todavía más sentido a su discurso del peligro constante que corren las mujeres, y al que muchos simplemente no le prestan importancia. La mirada final de Julia es suficiente para entender su ira. Okuno nos regala un elegante thriller hitchcockiano que, además de señalar esta problemática femenina, todo el tiempo siembra dudas en el espectador sobre quién es realmente el/la que observa y el/la que es observada, dejando al descubierto esa morbosa curiosidad que nos define.
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