Una tarde en la filmación de Animal Sagrado

Patricio Pacheco - Director de fotografía

Hace demasiado frío para una tarde de septiembre en Querétaro. El viento y la brisa húmeda son los principales culpables; el equipo de filmación de Animal Sagrado se calienta como puede mientras finalizan una escena en el mirador que da hacia los Arcos. El pequeño pero impetuoso crew es parte de la producción de la primera película queretana que gana FOCINE —programa de fomento al cine mexicano—, demostrando que las ideas no solo surgen en CDMX.

La escena en cuestión involucra a la protagonista, Verónica Carranco, reconocida actriz queretana en cuya vida está inspirada la película. Después de filmar algunos insertos, Verónica llega al mirador para hacer su parte. Su conexión con el equipo parece más que íntima. Saluda a todos, bromea con varios y su ánimo parece contagiar a los que tiene cerca. Su vibra solo es superada por su paciencia, pues después de varias tomas continúa con el mismo ánimo que cuando arribó al lugar. En escena también está su hermana, Grace Carranco, quien interpreta a lo que parece ser una entidad sobrenatural. Su atuendo, detallado y vistoso, llama la atención no solo de quienes pasan por ahí, sino de los extras, quienes aprovechan los momentos entre cada toma para tomarse foto con ella.

Gladys González, la directora, que se interna en el largometraje de ficción por primera vez en su carrera, mira con atención el monitor buscando la toma perfecta. "¡Acción!", grita para que Verónica comience su caminar hacia el borde del mirador y se encuentre con el ser que ya la espera ahí. Se trata de un solo movimiento de cámara, pero la necesidad de encontrar la toma perfecta lleva a Gladys a repetirla en múltiples ocasiones. Patricio Pacheco, el director de fotografía, sigue cuidadosamente sus órdenes, y aprovecha también los tiempos muertos para explicarle a los becarios del equipo cómo funciona la cámara con la que está trabajando.

El gaffer también está particularmente activo. Además de guiar a los chicos encargados de mover las luces, discute con Patricio acerca de la mejor forma de filmar la escena. Tras varios intercambios, finalmente deciden el camino a seguir.

Al mismo tiempo, Luis Enrique Morales, el productor, se pasea por la locación revisando que todo esté en orden. Muchos de los becarios son alumnos suyos de la escuela de cine donde da clases. "¡Profe!, le gritan para preguntarle "x" o para que les explique "y".

La noche comienza a caer, pero la toma finalmente está en la bolsa. Quienes van terminando su actividad se desplazan al Panteón de los Queretanos Ilustres, ubicado cruzando la calle. El lugar sirve este día como cuartel de operaciones; más tarde se filmará una ambiciosa escena que involucra una procesión funeraria. Mientras los miembros del equipo disfrutan de unos chilaquiles y café proporcionados por el servicio de catering, más extras comienzan a llegar.

Una banda completa se hace presente, así como varios hombres y

mujeres vestidos de negro. Todos han de pasar primero por un riguroso proceso de maquillaje al interior de la capilla, donde el departamento trabaja a marchas forzadas para tener listos a todos los que participarán en la escena.

Ya entrada la noche, Patricio y Gladys diseñan el camino que seguirá la procesión por la calle. El frío no cede, pero las ganas de lograr que la secuencia sea impecable pueden más que cualquier cosa.

Gladys, quien inició su carrera como documentalista, cuenta que el proceso ha sido muy diferente en esta ocasión. Silencios le tomó dos años entre preproducción y producción, y ahora todo va sumamente rápido filmando un largometraje de ficción. Y aunque asegura que disfruta internarse en el proceso de hacer un documental, sobre todo uno de denuncia como el que hizo, está consciente de que las emociones son distintas al tratarse de un proyecto de ficción. Pero, aun así, ha comprobado que el estrés es mayor ahora, pues "es como la Ley de Murphy: todo lo que puede salir mal va a salir mal". Un obstáculo que tendrán que superar, por ejemplo, es buscar una nueva locación, pues un auditorio que tenían para más adelante se les fue denegado por un conflicto de fechas con el gobierno estatal.

Sobre la secuencia nocturna que está por filmar, Patricio explica que rodar de noche es todavía más complicado, pues, además de los permisos, hay que lidiar con los curiosos y considerar el clima. Sin embargo, filmar en la calle también le da mayor libertad creativa, aunque supeditada a la iluminación, los obstáculos que se pudieran presentar, los atuendos de los extras, etc. Todo se reduce a la coordinación entre departamentos para conseguir el mejor resultado.

Finalmente, Luis Enrique señala que, precisamente, la filmación en la calle ha sido un reto enorme para todos, sobre todo en cuanto a seguridad, transporte y clima.

Y así, después de una ardua labor de todos los miembros del equipo, está todo listo para filmar una de las secuencias más importantes de la película. El talento queretano se siente más que nunca en esta fría noche de septiembre.