Entrevista - Los Lazarillos (Gladys González y Patricio Pacheco): visibilización de problemáticas sociales a través del cine
No hay duda, el cine documental mexicano se encuentra en un gran momento, y lo mejor de todo es que las nuevas propuestas no están surgiendo en los mismos lugares de siempre, sino también en provincia, donde también aguardan cualquier cantidad de historias.
Los Lazarillos es un colectivo de cineastas queretanos con una fuerte vocación social. Como su nombre lo indica, su propósito es hacer visibles problemáticas sociales que no lo son, y una de ellas es el abuso sexual infantil. Silencios (2021), su primer documental, lo aborda a través del testimonio de cinco víctimas, quienes se abren para dejarnos entrar al hoyo negro en el que están o alguna vez estuvieron. Charlamos con la directora Gladys González y el fotógrafo y postproductor Patricio Pacheco para que nos contaran acerca de la producción y el propósito de este documental:
¿Cuál fue el detonante para que se interesaran en esta problemática?
GG: Hace unos cuatro años, Patricio fue a El Marqués, Querétaro, para hacer un video para gobierno sobre un programa de psicólogos que tiene el municipio, que se supone que se aplica en escuelas de educación básica; lo triste fue saber que solo había tres psicólogas para todo el municipio. Una de ellas nos contó que en El Marqués hay una problemática importante: muchísimos niños sufren violencia por parte de sus familiares. Nos habló, principalmente, del caso de un chico que había sido abusado múltiples veces por su padrino, y el papá se dio cuenta. Y cuando esto pasó, el padre, en lugar de levantar la denuncia, empieza a golpear al hijo —menor de edad—, y le dice que es un "maricón", que debe ser macho y que se tiene que defender. Patricio me contó todo esto, y se quedó en mi cabeza, y le dije: "Esta historia llegó a nosotros porque tenemos que hacer algo con ella". Así, empezamos a rumiar al respecto, y nos dimos cuenta de que la problemática era gigantesca, y no solo en Querétaro (el estado ocupa el segundo lugar a nivel nacional en abuso sexual infantil), sino en todo el país (primer lugar internacional en el mismo rubro). Cuando nos dimos cuenta de esto, comenzamos a trabajar un guion de ficción, y durante la investigación nos percatamos de que, para que cobrara vida, teníamos que hablar con personales reales y darle voz a la problemática. Fue así como entendimos que la ficción tenía que ir acompañada de un documental.
¿Cómo fue la labor de recolectar los testimonios?, ¿cómo dieron con las víctimas?
PP: Con el guion que teníamos nos acercamos a una asociación que se llama Corazones Mágicos, para que lo leyeran y nos dijeran si íbamos por buen camino —desarrollo de los personajes, padecimientos, etc.—. El acercamiento nos abrió la puerta a la labor que realizan, y parte de ello es un programa para adultos que nunca habían podido trabajar el abuso que sufrieron. Cuando les contaron sobre nosotros, varias de estas personas que querían hablar nos contactaron. Originalmente, teníamos seis participantes, pero uno no llegó el día del rodaje, y fue perfectamente comprensible. De hecho, durante el montaje, me costó mucho trabajo; había muchas cosas que no comprendía al nunca haber pasado por eso. Me resultaba desgarrador pensar que la ficción, que solo la habíamos pensado como tal, superaba la realidad. El caso que contó Gladys está en el documental como uno de nuestros testimonios, de que el papá regaña al niño, lo golpea, lo mete a bañar y le dice que es un "mañoso".
GG: También hicimos una convocatoria por redes sociales, pero nadie nos contactó; nadie quiere hablar. En Corazones Mágicos solo algunas mujeres se animaron a hacerlo, pues ya tenían trabajado su problema.
Imagen: Los Lazarillos |
¿Cómo trabajaron con ellos para que compartieran su caso?
GG: Michel —una de las víctimas que dieron su testimonio—, por ejemplo, no lo había hecho, y fue muy difícil trabajar con ella, porque en la entrevista se dio cuenta de cosas que no sabía que se tenía que dar cuenta. Durante la charla pude ver cómo su nivel de entusiasmo iba bajando, y tuvimos que parar, porque no teníamos la certeza de cómo iba a funcionar después. También nos contactó el padre de un niño que fue víctima de abuso —en una cancha apenas a diez metros de donde vivimos—. Él puso su apellido y todo lo necesario para obtener justicia para su hijo. Y Santiago, el único hombre que habló con nosotros, tenía todas estas ganas de contar su historia. Curiosamente, ningún hombre heterosexual se atrevió a contarnos su caso. Uno de ellos nos habló sobre el suyo, pero no quiso salir frente a la cámara. Él mismo nos contó que asociaciones como Alcohólicos Anónimos y similares están llenas de víctimas de abuso. Entonces, esto podría indicarnos en qué se están convirtiendo las personas que sufrieron abuso sexual infantil. No todos crecen como adultos que pueden convivir plenamente en sociedad.
Las metáforas visuales son parte importante de este documental. ¿Estas surgieron antes o después de las entrevistas? ¿Y cómo cuidaron que estos recursos no opacaran el testimonio de las víctimas?
PP: Esos símbolos surgieron de una plática entre los dos. Gladys, inspirada en Agnès Varda, tenía muy claro que quería encontrar elementos que nos rodean para representar lo que nos comunica el testimonio, sin opacar, por supuesto. No quieres que la audiencia se distraiga, sino que lo vea como un guiño de lo que significa. (Los corazones hechos con nopal) simbolizan la idea del corazón espinado de niño. Durante el montaje reforzamos esa idea con otras que surgieron de los testimonios. Y aunque el relato está cargado de estas metáforas —como el agujero negro, que son ellas mismas—, queríamos hacerlo de la manera más sencilla; que los testimonios guiaran la historia. Nosotros solo queríamos acomodar lo que nos compartieran. El documental se debe a ellos. Antes de las entrevistas también filmamos algunos estos símbolos —los niños colgados en medio de la nada, sus nombres marcados en los agaves, los juguetes, las cartas en que los niños dibujan el momento del abuso (que son reales)—.
1 de cada 5 personas sufre de abuso sexual infantil en México.
GG: El agujero negro es, sin duda, la metáfora principal, que es donde están atrapados los testimonios en un inicio. De hecho, una de las mujeres todavía queda atrapada ahí, porque todavía no está lista para romper el silencio y mostrar su rostro. Esto surgió de un libro llamado Instrumental, de James Rhodes, un pianista que sufrió abuso sexual infantil severo, que incluso le dejó daños en la columna vertebral desde muy niño. Él dice que el abuso surge como un agujero negro que jala toda la energía, y que no te deja salir. Luego, durante una de las entrevistas previas antes de filmar, una de las víctimas nos dijo lo mismo: "ser sobreviviente de abuso sexual infantil es vivir con un agujero negro que a veces no te deja ni levantarte". Y por eso también quisimos proteger la identidad de nuestros participantes, para poder usar el material sin dañar su integridad, por si en algún momento se arrepentían. No queríamos ocultarlos de forma tradicional, sino por medio de lenguaje cinematográfico —el maquillaje representa la entrada al agujero negro que hay en cada uno de ellos—. Entonces, resignificamos los niños colgados (una tradición en el pueblo de Cuatro Palos, Querétaro) y los nopales —que están en nuestra bandera— en forma de corazón con el discurso de abuso sexual infantil. A pesar de tener el corazón espinado, los niños dan flores y continúan viviendo.
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GG: El auditorio vació que vemos también fue pensado desde el inicio. La gente no quiere escuchar de esto, pero es necesario darle voces a las víctimas. Este elemento representa una sociedad que no está dispuesta a escuchar, ni siquiera para sanar a sus niños. Entonces, sí, algunas metáforas fueron pensadas desde el principio, y otras después.
Silencios parece recoger ciertos elementos del trabajo de documentalistas como Everardo González, específicamente de La Libertad del Diablo. ¿Fue su obra una influencia directa?
GG: Definitivamente. Vi La Libertad del Diablo (2017), y me pareció brillante. Lo que logra al poder hablar con las víctimas, y lo que representan metafóricamente sus máscaras, fue inspirador. Pero también Los Ladrones Viejos (2007), y Los Espigadores y la Espigadora (2000), de Agnès Varda. Lo que hace gente como Tatiana Huezo y Everardo González, y lo que hacía Varda, nos deja ver que son o eran verdaderos documentalistas, y no reporteros. Hacen o hacían su trabajo a través del lenguaje cinematográfico, y eso es lo que más aprecio cuando veo un documental. Ellos no quieren o querían informar, sino narrar.
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PP: Y también está lo que hace Everardo al utilizar los recursos que tiene a la mano. En nuestro caso, una de las imágenes que termina de cerrar la idea del agujero negro es este rotafolio —hecho por un niño— que describe qué es. Eso lo encontramos durante un scouting en una escuela, y sin duda fue una oportunidad de valerse del momento para sumarlo a tu historia.
Con el documental ya terminado, ¿cuál es el siguiente paso? Entiendo que ya fue seleccionado por varios festivales en México y en el extranjero.
PP: Seguir moviéndolo. Uno puede tratar de llegar a los grandes festivales, pero esta historia no necesariamente tiene que llegar a ese nivel, sino que se tiene que escuchar. Vamos a seguir la ruta de festivales, pero queremos que se siga compartiendo después. Corazones Mágicos nos dijo que les ha servido como material didáctico, entonces queremos seguir trabajando, después de los festivales y algún posible premio, en su propósito: dar a conocer esta realidad silenciada.
GG: Queremos que se vea. Algún premio, sin duda, podría representar más recursos para seguir nuestra carrera, pero lo que queremos es que esté disponible para todos. Incluso queremos llevarlo a comunidades para tratar de que se hable del tema, pues los tabúes están muy arraigados en estos lugares. Queremos que la gente sepa qué tiene qué hacer y a dónde tiene que ir si se presenta algún caso en sus familias. Además, si hubiera alguna ganancia, esta se donará íntegramente a Corazones Mágicos. Finalmente, pretendemos que esta obra nos ayude a bajar recursos para producir la ficción que queremos hacer. Tristemente, a la mayoría de la gente en México no le gusta ver el cine documental, y por eso queremos que exista esta ficción, para que la gente que quiera saber más vaya y vea el documental. Al final del día, queremos que aprendan, así como terminar la idea de que hablar de sexualidad con los niños está mal. Y sobre los festivales, Silencios estará en uno en Rumania en septiembre, y en Ecuador. También estará disponible en FilminLatino próximamente (del 21 al 24 de octubre). Y actualmente estamos en competencia en Lift-Off Global Network, una plataforma para cineastas que apenas están iniciando, donde alguien interesado puede impulsar las obras que ahí se presentan.
¿Por qué consideran que el cine es una herramienta para hacer frente a problemáticas como las que aquí se abordan?
GG: Yo lo veo como una necesidad personal. Hacer cine es un privilegio, y cuando te das cuenta de que lo tienes, debes ser capaz de utilizarlo para ayudar a los demás. Cuando llega una historia a ti, y tienes la capacidad, la habilidad y las herramientas para compartirla, es tu responsabilidad hacerlo. Como cuando vas por la calle y ves basura que no tiraste, pero que recoges porque se vuelve tu deber. El cine es una voz que te permite transformar una sociedad, porque puedes llegar a las pantallas de cualquiera con un teléfono. Quiero contar estas historias para ayudar a las personas, y eso es más importante para mí que hacer algo por ganar un premio y que no aporte nada.
PP: Yo, como decía Tarkovski, entiendo el cine como un reflejo. Es curioso que este documental haya nacido de la ficción —a la que los psicólogos le dieron el visto bueno por la investigación—. Pero la ficción es apenas un pequeño vistazo a ese reflejo, y el cine logra hacer eso. Cuando uno se mira a sí mismo en el espejo, sin juzgarse, se puede aceptar tal cual es, y a veces es necesario hacerlo.
Muy interesante, muy humano, muy consciente, excelente invitacion a la reflexión y ojalá que también a la acción.
ResponderEliminarFELICIDSFES 👏👏👏
Más gente tiene que ver este documental.
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