Imagen: See-Saw Films, Brightstar, Max Films International, BBC Films, Cross City Films, New Zealand Film Commission, Netflix |
Después de una década de haber estado alejada de la pantalla grande, Jane Campion vuelve con El Poder del Perro, basada en la novela del mismo nombre de Thomas Savage. Respaldada en esta ocasión por Netflix, la neozelandesa presenta un western de cocción lenta que otorga otra mirada a la figura casi mítica del forajido de antaño, una tendencia que, independientemente de la calidad, demuestra el interés por explorar otras vertientes de uno de los géneros más emblemáticos de la historia del cine. En su nueva película, la directora hace un estudio de los efectos de la masculinidad tóxica desde distintos puntos de vista, entendiéndose casi como un requisito para sobrevivir en un entorno hostil y para conseguir el pan de cada día.
En un comienzo, todo el peso de la cinta recae sobre Benedict Cumberbatch, quien regala una de las mejores actuaciones de su carrera. Su interpretación podría verse como villanesca, pero poco a poco se va matizando para crear un personaje multidimensional y ciertamente fascinante. Desde un comienzo, el guion —también de Campion— no duda en mostrar lo peor de Phil, un hombre duro y abusivo que no tiene reparo en mostrar su superioridad a cada oportunidad. Sus hombres lo respetan y los demás le temen. La toxicidad que emana parece hacerlo sentir más que cómodo; sin embargo, es evidente que hay un cortocircuito en su interior, el cual comienza a ser más visible cuando Rose y Peter llegan a su casa. Ofendido, el vaquero hace todo lo posible por incomodarlos, primero desde su severidad, y luego probando con tácticas más sutiles, o al menos eso es lo que parece.
Imagen: See-Saw Films, Brightstar, Max Films International, BBC Films, Cross City Films, New Zealand Film Commission, Netflix |
Pero quien se roba los reflectores hacia el final es Smit-McPhee, cuya críptica actuación se va desenvolviendo para finalizar en una nota superior, sometiendo incluso a Cumberbatch, quien también hace lo necesario para dejar brillar al joven australiano. Como un chico comprometido con el conocimiento y con el bienestar de su madre, Peter pronto se convierte en el objeto de la discordia entre una melancólica Rose y el funesto Phil. Campion hace un buen trabajo dando indicios de a dónde se podría dirigir la historia. Cerca del desenlace, por ejemplo, la relación entre Phil y Peter parece encaminarse hacia una versión retorcida de Llámame por tu Nombre (Call Me by Your Name, 2017); sin embargo, el dominio se invierte en el último acto, dándole un nuevo sentido al significado del "poder del perro". "Libra mi alma de la espada, y a mi querido(a) del poder del perro", recita Peter mientras lee un pasaje la Biblia, dejando a la interpretación el papel de cada uno de estos individuos en el relato.
Campion también acierta en el desarrollo de los otros personajes. La incomodidad de Rose pronto se transforma en una enfermedad muy específica, la cual parece también ser producto de una tragedia pasada. Esta acumulación de obstáculos es muy bien explotada por Dunst, quien muestra la vulnerabilidad de Rose, pero también la determinación de jugar el mismo juego de su nuevo enemigo. Por otro lado, George, como el fácilmente maleable hermano, es quizá el personaje menos interesante de todos; de cualquier manera, su intermitente presencia habla de un hombre temeroso que, por más noble que sea, prefiere someterse a los designios de los demás. Esta otra perspectiva de la masculinidad es una de las tantas que ofrece la cinta, incluyendo la del difunto Bronco Henry, a quien simplemente se le menciona en varias ocasiones, pero cuyo papel es esencial para entender el actuar de Phil, quien lo idolatra en todo sentido.
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Otro elemento verdaderamente destacado de El Poder del Perro es la música original de Jonny Greenwood. El guitarrista de Radiohead —quien entró al cine hace ya varios años de la mano de Paul Thomas Anderson— construye una serie de composiciones con variados instrumentos que aluden a algo muy clásico, sí, pero lo suficientemente puntual como para contextualizar el momento histórico y el sentir de estos personajes en conflicto. Curiosamente, el británico seguramente tendrá que competir contra sí mismo en la próxima temporada de premios, pues el score que compuso para Spencer (2021), uno más experimental, también se encuentra en la conversación.
La reconstrucción del western que se ha dado en los últimos tiempos tiene un nuevo capítulo en El Poder del Perro. Si Cry Macho (2021) nos enseño a un vaquero en contacto con su lado más sensible, y Más Dura Será la Caída (The Harder They Fall, 2021) nos recordó que no todos los forajidos del Viejo Oeste eran blancos, lo más reciente de Jane Campion señala las implicaciones homoeróticas que han sido omitidas durante mucho tiempo en el género. Con esta película, la neozelandesa, de forma sutil y elegante, da un vistazo a la psicología masculina y a la triste necesidad de asumir una identidad falsa. Que un hombre prefiera apestar, humillar a los demás y estar solo antes que entrar en contacto con su feminidad solo refleja la imposibilidad de quererse y querer a los demás.
El Poder del Perro está disponible en Netflix.
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