Reseña - Una Noche en Miami...: reflexiones sobre la liberación negra

Cuando el jugador de futbol americano Jim Brown (Aldis Hodge) regresa a su casa en Georgia, este acude a visitar a un viejo amigo de la familia. Aunque el encuentro es cálido y ameno, cuando este se ofrece a ayudarlo a mover unos muebles, el anciano agradece su gesto, pero le recuerda que no permite negros en su casa. Más tarde, durante una charla sin tapujos con Malcolm X (Kingsley Ben-Adir), Jim se sincera, posiblemente recordando este deplorable episodio, revelando que odia más a los blancos que se jactan de no ser crueles con ellos que los que son descaradamente racistas. Esta es solo una de las situaciones con las que Una Noche en Miami... (One Night in Miami..., Regina King, 2020) muestra la incansable lucha de toda una raza en busca de recibir un trato igualitario. 

Una Noche en Miami reseña
Imagen: Snoot Entertainment, ABKCO, Amazon Studios

Después de una de las primeras grandes victorias del joven Cassius Clay (Eli Goree), el boxeador decide celebrar con sus amigos, todos sumamente reconocidos en su ámbito: Jim Brown, estrella de la NFL; Sam Cooke (Leslie Odom Jr,), figura del soul, y Malcolm X, activista en favor de los derechos civiles de su comunidad. Este último es quien organiza la reunión en un modesto hotel de Miami, con la que planea reflexionar con los demás acerca del papel que deben tener en la sociedad, dado su estatus de celebridad, para generar un cambio. Extrañados por la formalidad del encuentro, y decepcionados por la falta de entretenimiento, el resto no tiene más remedio que involucrarse en la dinámica propuesta por Malcolm, lo que resulta en una serie de confrontaciones que dejan al descubierto una variedad de perspectivas sobre lo que hay que hacer para cumplir con su objetivo.

La multipremiada actriz Regina King (Si la Colonia Hablara, Watchmen) hace su debut como directora recogiendo Una Noche en Miami, aclamada obra de Kemp Powers en la que especula sobre lo que sucedió durante el encuentro entre estos cuatro emblemas de la cultura negra estadounidense. Con Powers adaptando su propio trabajo, King consigue una representación que traslada de forma efectiva la esencia del libreto, el cual ha recorrido importantes escenarios recibiendo críticas muy favorables. Esta no pudo haber sido una mejor prueba para la nueva directora, quien se enfrentaba al reto de representar los diálogos de su colaborador en un nuevo formato, por lo que su manera de trabajar con los actores resultaría invaluable para hacerlos convincentes y capaces de involucrar al espectador. Después de verla, no queda duda de que el objetivo fue cumplido.

Fiel a su esencia teatral, la cinta transcurre en apenas unos cuantos lugares, principalmente en una habitación de hotel, la cual se siente como todo un mundo conforme los personajes pasan más tiempo en ella. He aquí el primer gran acierto de King: disponer de los espacios para no perder nunca de vista a los actores y poder dar cuenta de sus reacciones. 

Antes, un prólogo dividido en cuatro nos introduce al mundo de los protagonistas, que, por más distinto que pudiera ser debido a los ámbitos en los que se desenvuelven, tienen algo muy notorio en común: el abuso por parte del hombre blanco y su absoluta supremacía. A través de estas escenas, King y Powers describen el entorno adverso y de discriminación en el que han tenido que triunfar o desenvolverse. Cuando sus caminos convergen en Miami, sus frustraciones resultan palpables.

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Imagen: Snoot Entertainment, ABKCO, Amazon Studios

Los actores principales ofrecen grandes interpretaciones que, afortunadamente, no buscan una exactitud histórica, sino una oportunidad de explorar el choque de personalidades y una faceta más humana que trascienda la fama de cada uno de los sujetos. 

Aunque los pequeños conflictos que surgen entre todos hablan bastante de su sentir, el drama más interesante es el que se genera entre Malcolm y Sam, quienes ostentan puntos de vista totalmente distintos. Mientras que el ministro sostiene una visión muy estricta sobre cómo cada negro con visibilidad debe actuar para hacerle frente a los blancos, Sam habla sobre una manera más sutil pero sumamente astuta de darle la vuelta al dominio que parecen ejercer sobre ellos. La discusión pronto sube de tono, por lo que los golpes bajos, algunos con argumentos muy sensibles y hasta válidos, no se hacen esperar. Es ahí donde Ben-Adir y Odom Jr. muestran un enorme talento para proyectar una notable agresividad sin tener que recurrir a algo físico. King, por supuesto, es la clave para sacar lo mejor de ambos. Además, el estilo visual sobrio por el que opta permite que toda la atención recaiga sobre sus actores.

Una Noche en Miami... señala esa tolerancia forzada de los blancos hacia los negros solo cuando estos últimos son exitosos en algo, lo cual ya fue desarrollado efectiva y ingeniosamente en otro género por Jordan Peele con ¡Huye! (Get Out, 2017). Jim, por ejemplo, deja ver su creciente inconformidad con su vida como atleta al sentirse como un empleado más. Cassius, todavía muy joven para preocuparse por este dilema, también recibe financiamiento de blancos. Al final, sus habilidades son explotadas para que alguien se haga todavía más rico, esto en un momento (de tantos) de la historia en el que el racismo sistémico mantiene oprimida a la población de color. 

Con Sam, Powers hace referencia a la libertad financiera como el arma más infalible para tratar de darle un vuelco a su situación. El tema incluso se presta para traer a colación varios datos curiosos y hechos sobre la vida de estos personajes (un cover hecho por The Rolling Stones, una inesperada carrera en Hollywood, la creación de una nueva organización islámica...), los cuales puntualizan las  decisiones personales que pretenden empoderarlos yendo en contra de todo y todos.

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Imagen: Snoot Entertainment, ABKCO, Amazon Studios

La conversión al islam de Cassius es otro factor con el que Powers muestra el lado más sensible no solo del boxeador, sino del mismo Malcolm, cuya vida parece ser la única de las cuatro encaminada hacia un derrumbe. Es así como el joven boxeador emerge como su "as bajo la manga", cosa que, eventualmente, crea un conflicto más entre los amigos. 

Como Cassius, Goree ofrece una interpretación enmarcada por la presunción de un tipo que está en la cima del mundo, pero que también está por llevar a cabo el cambio más importante de su vida. De hecho, cada uno de los personajes se encuentra ante una encrucijada, y el encuentro en aquella habitación resulta fundamental para reordenar sus prioridades. El guion, inteligente y conciso, muestra esa inquietud de un hombre negro por encontrar su camino a pesar de las adversidades. 

Con un emotivo montaje final con el que conocemos el destino inmediato de los personajes después de la decisiva reunión, King y Powers se adueñan de varios pedazos de la historia para sacar a flote el dolor y decepción de un grupo de individuos extraordinarios. Lo que pasó en verdad realmente no tiene importancia; la ficción a partir del hecho les da la oportunidad a estos cineastas de indagar en las posibilidades y de estudiar a sus sujetos desde una perspectiva más emocional. 

Con esta película, King comienza una nueva carrera en el cine, y Powers, también coescritor de Soul, se consolida como una de las voces más valiosas del medio al mostrar el compromiso que guarda con su comunidad.

Una Noche en Miami... está disponible en Prime Video.

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