Con un nuevo movimiento cinematográfico dignificando nuevamente el género de terror, cintas como The Wretched nos recuerdan que los vicios que suelen hacer pasar este género como una broma siguen más vigentes que nunca. Apelando a una fórmula convencional y sin interés alguno de construir algún tipo de subtexto, The Wretched surge como una propuesta digerible pero sin valor alguno.
En una época en la que el cine de horror ha encontrado en los estigmas sociales y en el mismo humano una fuente de espeluznantes relatos, el concepto de esta película resulta anticuado y hasta ridículo por momentos.
En una época en la que el cine de horror ha encontrado en los estigmas sociales y en el mismo humano una fuente de espeluznantes relatos, el concepto de esta película resulta anticuado y hasta ridículo por momentos.
Mientras sus papás se encuentran en medio de su divorcio, Ben (John-Paul Howard) visita el pequeño pueblo turístico de su padre para pasar un tiempo con él. Mientras sus hormonas adolescentes hacen de las suyas, algo siniestro ocurre a lado de su casa: una presencia acecha silenciosamente a Abbie (Zarah Mahler) y su familia.
Cuando esta última finalmente termina poseída por el ente maligno, su extraño comportamiento empieza a alertar a Ben, quien ya tiene suficientes problemas en casa. Aun así, el chico decide investigar a fondo lo que ocurre con los vecinos, temiendo que las inverosímiles circunstancias podrían tener un origen sobrenatural.
Cuando esta última finalmente termina poseída por el ente maligno, su extraño comportamiento empieza a alertar a Ben, quien ya tiene suficientes problemas en casa. Aun así, el chico decide investigar a fondo lo que ocurre con los vecinos, temiendo que las inverosímiles circunstancias podrían tener un origen sobrenatural.
En The Wretched, Brett y Drew Pierce presentan un relato de horror ordinario con un supuesto drama familiar de por medio. La inclusión de este último elemento nos ha regalado espeluznantes historias que lograron su cometido no solo de erizar la piel con sus retorcidas tramas, sino de adentrarnos en la inevitable ruptura afectiva entre padres e hijos.
Por supuesto, cintas como El Legado del Diablo gozaban de un tratamiento serio, excelentes actuaciones y una premisa tan atractiva como terrorífica. En la película en cuestión, lo terrorífico parece ser el único objetivo de los hermanos Pierce, quienes depositan toda su confianza en lo estrictamente convencional y los sustos baratos.
Al principio, las cosas van por buen rumbo. A través de un breve prólogo a modo de flashback, los Pierce plantean rápidamente el concepto de la trama: la bruja que habita en los alrededores de un pueblo turístico puede tomar el control de sus víctimas para que la ayuden a saciar su sed de sangre de las formas más violentas posibles. Aunque la elección temporal resulta extraño, la dinámica queda expuesta claramente.
El problema viene cuando conocemos al protagonista: un adolescente cuya libido está por los cielos, y que no duda ni un momento en tomar decisiones estúpidas para impresionar a chicas aparentemente fuera de su alcance. Por supuesto, la representación no parece ser desacertada, pero sin duda podríamos ver a un personaje distinto en este tipo de filmes para variar. Mallory (Piper Curda), la compañera de Ben en esta improbable aventura, bien podría encajar en esta categoría. Su actitud bonachona, estilo relajado y personalidad auténtica la convierten en el personaje más representativo del filme y a quien el público realmente puede alentar.
Esta misma decisión inclina la típica historia de adolescentes que se enfrentan a una fuerza sobrenatural que pasa desapercibida para los adultos. Aunque Stranger Things o Eso vienen a la mente, The Wretched apuesta por una extraña combinación de ambas, en la que la comedia el horror y tribulaciones juveniles imponen un tono irregular.
Por si fuera poco, el mundo creado por los hermanos Pierce gira demasiado alrededor de la tensión sexual que existe entre Ben y los personajes femeninos con los que interactúa, incluso con la misma bruja que toma una forma un tanto irresistible para él. Uno se pregunta si no hubo algo más valioso por explorar, sobre todo cuando sabemos que la asimilación de un divorcio por parte de los hijos pudo haber sido uno de los temas abordados desde el comienzo.
Si bien el suspenso y terror no son lo suficientemente poderosos como para mantener al espectador al filo de su asiento, el diseño de la bruja resulta altamente satisfactorio. Inspirada en el horror japonés, y el body horror para algunas grotescas escenas, la criatura emerge como una fuerza temible con poderes peculiares y ciertamente espeluznantes. Su impacto es mayor cuando la vemos moverse entre las sombras acechando a sus víctimas dentro de sus propias casas. Desafortunadamente, su presencia pronto se diluye cuando los directores deciden sexualizarla.
The Wretched es una colección de clichés que no dejan espacio para alguna sorpresa. La obsesión de los hermanos Pierce por el que evidentemente es su género favorito los ciega por completo, descuidando la posible conexión que pudiera existir entre el horror que vive Ben y la delicada situación de su familia. Este vínculo nunca termina por esclarecerse, dejando un enorme vacío narrativo ocupado por la casi obsesiva necesidad de introducirnos en un despertar sexual adolescente.
Al final, la cinta se esfuerza demasiado en permitirnos identificar el rastro que la une a varios clásicos de suspenso, terror y aventura (desde Hitchcock hasta Spielberg); pero muy poco en las implicaciones psicológicas de una separación, la cual ni siquiera parece importar más cuando los créditos están por llegar.
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