Reseña - Muse @ Foro Sol, México 2019, 3 de octubre

Hace doce años, Muse se presentó por primera vez en México. Cargando ya con un buen repertorio y gozando apenas del reconocimiento global, el grupo británico emergía como un headliner con aspiraciones como las de U2: crear un espectáculo alrededor de su música. Por supuesto, en ese entonces, el presupuesto era su mayor obstáculo, aunque eso no impidió que su debut en el país se diera de forma triunfal, sobre todo por un contundente setlist y una gran presencia concentrada únicamente en la ejecución musical.

Más de una década después, el trío estuvo de vuelta en el país por enésima vez presentando una ambiciosa gira protagonizada por distintos aspectos técnicos, visuales y escénicos que nunca hubiéramos imaginado en un concierto de Muse ya hace tanto tiempo. Esto es bueno o malo dependiendo del gusto de cada quien, lo cierto es que Matthew Bellamy y compañía han cambiado radicalmente su propuesta para encajar en el panorama musical actual, generar conversación, y continuar una carrera notablemente exitosa hasta ahora.

En la segunda fecha del "Simulation Theory World Tour" en México, basada alrededor del disco del mismo nombre que ha sido alabado y criticado por igual, Muse dejó en claro que ya no son más aquella banda que se presentó en el Palacio de los Deportes en 2008 con solo su equipo, unas antenas por aquí, y uno que otro gadget de antaño por allá. Con la obsesión por superar lo hecho en tours anteriores, Muse nuevamente se ha reinventado incorporando distintos elementos hasta ahora ajenos en sus presentaciones. Una de estas, por ejemplo, es la participación de bailarines acompañando a Bellamy, algo ciertamente poco usual para un grupo de rock.

Foto: Muse


Ya desde hace tiempo, el frontman había dado indicios de querer orientar sus conciertos hacia una estructura más pop, en la que se olvida de los instrumentos por un buen tiempo dedicándose únicamente a cantar y acercarse a los fans. Como era de esperarse, esto no ha sido muy bienvenido por aquellos que han estado desde el principio, quienes disfrutaban de verlo tocar la guitarra y el piano en vivo durante hora y media; sin embargo, el nuevo estilo de Bellamy funciona a la perfección. Quienes logran colarse hasta adelante siguen emocionándose, continúan cantando, y clamando por tener cerca a su ídolo.

Este nuevo tour brinda bastantes de estas oportunidades. Con una larga pasarela en medio de la gente, Bellamy se adentra en un cúmulo de emociones desbordadas que sin duda deben estremecerlo, aunque sea un poco. La constante presencia de bailarines en el escenario también debe ser algo inquietante por momentos, teniendo en cuenta que lleva solo unos meses haciéndolo. Y he ahí la gran prueba de Muse: ¿podrán continuar en este particular camino dado el gran esfuerzo que implica? Las superestrellas del pop podrían darles uno o dos valiosos consejos.

Este concepto ha requerido que la banda incluya en su setlist únicamente los temas más famosos de su catálogo como "Starlight", "Madness", "Time Is Running Out", "Mercy", etc; así como otros nuevos hits de radio como "Dig Down" y "Pressure".  Cada una tiene ya sus momentos favoritos por el público: los aplausos en "Starlight", el medium shot de Bellamy mientras canta "Madness", las serpentinas y papelitos en "Mercy"... Estas fórmulas han sido perpetuadas por un público que gusta del lado más amable del grupo, pero la nueva gira también abre espacio para los instantes más intensos y rockeros como en "Hysteria" y "Plug In Baby", dos canciones de su época dorada que han envejecido muy bien.




Y aunque el tour está dirigido básicamente hacia sus fans más jóvenes, Muse ha decidido crear una pequeña experiencia para los más viejos y que gustan de lo más pesado. El famoso metal medley, una combinación de "Stockholm Syndrome", "Assassin", "Reapers", "The Handler" y "New Born", genera todo tipo de reacciones no solo por la naturaleza de las canciones, sino por la aparición en el escenario de "Murph", un cyborg inflable que se posa sobre los integrantes de forma amenazante. En general, estos 10 minutos de rock son más que bienvenidos, aunque resulta una pena que ya no sea posible escuchar todos estos temas íntegramente.

Afortunadamente, todavía hay un hueco para las sorpresas, y fiel a su tradición de tocar rarezas en las segundas fechas en la misma ciudad, Muse tocó la soberbia "Showbiz" para la sorpresa de unos, y extrañeza de otros. 

Dando un vistazo a los últimos diez años de Muse, no queda duda de que el grupo seguirá buscando maneras de apantallar a sus seguidores con complejos escenarios y aspectos teatrales, y no necesariamente con la música. Para unos, este sería el momento de finalmente decir adiós y seguir adelante; pero para otros, de unirse a la travesía de lleno y esperar por su siguiente gran espectáculo.

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