Crítica - Longlegs: sucumbiendo ante la oscuridad interna

La atmósfera lo es todo en Longlegs: Coleccionista de Almas (Longlegs, 2024). Hay que admitir que muchos de los elementos e ideas aquí propuesto los hemos visto ya en otros clásicos del cine contemporáneo; sin embargo, Osgood Perkins trabaja con ellos para evitar caer en lo derivativo y en la a veces no tan efectiva práctica de rendir homenajes con cualquier cantidad de referencias. Este filme funciona, principalmente, por abrazar sus aparentes influencias solamente como un punto de partida, para luego desarrollar un relato sumamente cuidado, sobre todo en lo técnico, que nos acerca a una manifestación del mal ciertamente inquietante.

Longlegs critica
Imagen: C2 Motion Picture Group, Oddfellows Entertainment, Range Media Partners, Saturn Films, Traffic.

Perkins cuya carrera en el terror parece emanar del legado de su padre, el icónico Anthony Perkins, protagonista de Psicosis (Psycho, 1960), por lo que muestra aquí, es un tipo que no se anda con rodeos. La cinta empieza de gran manera presentando rápidamente a sus protagonistas: Longlegs (Nicolas Cage), una figura tan excéntrica como misteriosa, y a Lee Harker (Maika Monroe), una agente del FBI con un posible don especial. Conforme avanza la trama, resulta obvio hacia dónde se dirigen las cosas y cómo se relacionan estos personajes supuestamente ajenos. El atractivo se encuentra en cómo el guion y los visuales que Perkins conjura van construyendo la tensión y el universo. En pocas palabras, importa más el camino que la meta.

La película, por supuesto, recuerda inevitablemente a El Silencio de los Inocentes (Silence of the Lambs, 1991); la dedicación y el talento de Harker son comparables con los de Clarice Starling, además de que cierta vulnerabilidad las une. Perkins, así como Jonathan Demme en su momento, crea un antagonista formidable cuya amenaza va más allá de lo físico; el verdadero peligro se infiltra bajo la piel y convierte el caso en algo sumamente personal. El sutil toque sobrenatural es lo que hace que el filme en cuestión se distancie del clásico de los 90. La expectativa de la verdadera naturaleza de Lee y el creciente malestar que emana de Longlegs van en un aumento; el ineludible choque de trenes que el guion anticipa desde el comienzo culmina con una turbadora confrontación psicológica.

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Imagen: C2 Motion Picture Group, Oddfellows Entertainment, Range Media Partners, Saturn Films, Traffic.

Perkins encuentra en Monroe y Cage a los mejores cómplices. La primera mantiene un bajo perfil que nutre efectivamente el misterio alrededor de su pasado, sus relaciones y la evidente lucha que bate consigo mismo. Aun teniendo encima de ella la sombra de la vistosa interpretación de Cage, Monroe convence más allá de la figura de scream queen que ha desarrollado en su carrera. Por otro lado, el veteranísimo actor vive su enésima resurrección actoral con un desfachatado papel que puede ser entendido como la versión satánica del Guasón inspirada también en los cantantes glam de los 70. Así como Hannibal Lecter, Longlegs se nos presenta como una mente maestra cuyo maquiavélico plan conduce a un explosivo final, incluso cuando su participación permanece supuestamente pasiva.

Buena parte de lo envolvente de Longlegs tiene que ver con la fotografía, a cargo del mexicano Andrés Arochi. Buscando una lúgubre simetría en las locaciones, este transmite lo macabro de la premisa a través de algunas de las imágenes más espeluznantes que se hayan visto en el género durante el último año. Esta atmósfera también evoca bastante a Seven: Los Siete Pecados Capitales (Seven, 1995) y la primera temporada de True Detective (2014 - ). Arochi se alimenta de estos visuales sin copiarlos como tal; sus lentes angulares le dan una proporción de una atemorizante grandeza a la mayoría de las escenas que componen la película.

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Imagen: C2 Motion Picture Group, Oddfellows Entertainment, Range Media Partners, Saturn Films, Traffic.

Longlegs emerge como un thriller policiaco más que como una cinta de terror, pero eso no va para nada en detrimento de lo perturbadora que puede llegar a ser, sobre todo cuando su esencia comienza manifestarse hacia la mitad. Perkins concibe una historia sobre la maldad más pura que explora la relación que sostenemos con nuestra propia oscuridad. Se trata de una experiencia inmersiva que, a pesar de coquetear con lo caricaturesco en diversos instantes, seduce con lo macabro de su propuesta. Y que, además, exige ser vivida en la pantalla grande y en compañía de una nutrida audiencia para disfrutarla al máximo. 

Longlegs está actualmente en cartelera.

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