Si bien el director español Juan Antonio Bayona viene de dirigir los primeros dos episodios de la serie Los Anillos de Poder (The Lord of the Rings: The Rings of Power, 2022-), este no encabezaba un largometraje desde Jurassic World: El Reino Caído (Jurassic World: Fallen Kingdom, 2018). Esta entrega, aunque comercialmente exitosa, no fue bien recibida por el público y la crítica.
En ella hay una escena clave en la que el indoraptor trepa por el techo de una mansión para adentrarse en el cuarto donde se encuentra la pequeña Maisie. Aquí queda claro el dominio de Bayona al construir tensión, desde los sonidos de las tejas cayendo al piso y los primeros planos de garras y patas hasta el curioso encuadre en el que un caballo de juguete parece que proyecta la sombra de un dinosaurio. Se trata de un momento que desborda terror gracias a todos esos recursos narrativos.
El 13 de octubre de 1972 un funesto accidente de avión con 40 pasajeros y 5 tripulantes se estrelló en la cordillera de los Andes. 28 personas sobrevivieron el impacto, varios de ellos jóvenes uruguayos pertenecientes al Old Christians, un equipo amateur de rugby. Su historia se convirtió en una de las hazañas de supervivencia más increíbles de la historia, dando hasta ahora tres películas: Supervivientes de los Andes (1976), ¡Viven! (1993) y La Sociedad de la Nieve (2023), la cual nos ataña ahora.
Imagen: Cimarrón Cine, El Arriero Films, Misión de Audaces Films, Netflix |
De los 28 que lograron salir con vida después de que se estrellara el avión, Numa Turcatti (Enzo Vogrincic) es quien cuenta parte de la historia a través de su voz en off. Numa es un joven de 24 años de edad y estudiante de derecho que es invitado por uno de sus amigos para acompañarlos en el viaje hacia Chile. Es el hombre insignia de este relato de lucha y, especialmente, de hermandad. Es alrededor de su personaje en el que vemos reflejado el lado más positivo de la desgracia, pues el hombre representa la resistencia física y mental, la cara optimista y hasta la brújula moral por ser el último en practicar la antropofagia.
Una vez que logran superar la primera noche, el título de la película comienza a construirse. Vemos con el pasar de los días cómo este mermado grupo ―principalmente― de jóvenes empieza a organizarse; el cooperativismo se manifiesta cuando cada uno toma un rol y una función clave para prosperar. Normas y valores se manifiestan a través de un fin colectivo; se trata de preservar la vida y crear un sentido de pertenencia: una sociedad.
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Presentada en la pasada edición del Festival Internacional de Cine de Venecia, y basada en la obra homónima del escritor y periodista Pablo Vierci, La Sociedad de la Nieve nos sumerge en una historia tan desgarradora como esperanzadora, en la que, como se puede observar en el resto de la filmografía del director español, la construcción de una atmósfera es vital para imaginar el horror al que fueron sometidos los sobrevivientes durante 72 días.
En la cinta, Bayona nos lanza en caída libre a un mar blanco, donde un copo de nieve, al igual que una gota de agua, no representa mayor peligro, pero en conjunto se convierte en la peor pesadilla inimaginable. Nunca el blanco fue tan aterrador. Así lo dejan ver varios planos generales y cenitales en los que la inmensidad de la nieve asfixia y devora toda oportunidad para escapar de esa enorme boca de piedra y hielo. El blanco, asociado a la verdad y lo espiritual, se convierte ahora en algo traicionero y fantasmal.
Imagen: Cimarrón Cine, El Arriero Films, Misión de Audaces Films, Netflix |
Con este nuevo enfoque que se la da a los sucesos, los supervivientes de los Andes nos recuerdan el poder que tiene tanto el instinto de supervivencia como el poder de la comunidad.
La Sociedad de la Nieve está disponible en Netflix.
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