Después de una breve pero alucinante secuencia de créditos —que funciona como una especie de prólogo— en El Asesino (The Killer, 2023), David Fincher regresa al neo-noir, subgénero en el que nos ha entregado sus más grandes obras [Seven (1995) y Zodiaco (Zodiac, 2007)]. Al verla, posiblemente, quede una sensación de que se trata de una película menor en su filmografía, sobre todo teniendo en cuenta que estamos ante una producción de Netflix, y que la historia es sumamente sencilla; sin embargo, lo que tenemos aquí es un estudio de personaje que se asoma a la mente de un sociópata cuya percepción de la vida se reduce a una serie de constantes transacciones, y que habla bastante sobre una sociedad ensimismada con el placer, el dinero o las comodidades. En suma, la cinta deja al descubierto lo indefensos que en realidad estamos.
Imagen: Netflix, Plan B Entertainment, Boom! Studios, Panic Pictures, Archaia Entertainment |
Michael Fassbender interpreta a un hombre que se asume como ajeno a cualquier causa, patria o fe; reprimir la empatía es su arma más letal, y su visión nihilista de la vida le permite ser efectivo en su trabajo. "Me... importa... una... mierda" bien podría ser su eslogan. Durante los primeros 20 minutos, Fincher y el guionista Andrew Kevin Walker (Seven) construyen un personaje frío, calculador, metódico, perfeccionista y cínico —cualquiera con un TOC podría decir: "Soy ese"—. Este estudio se toma su tiempo, y vaya que resulta satisfactorio. A través de un monólogo interno, y evocando a La Ventana Indiscreta (Rear Window, 1954), de Alfred Hitchcock, el filme presenta al protagonista como una aparente anomalía; su punto de vista refleja una sociedad demasiado ocupada con sus teléfonos, la satisfacción inmediata y lo burdo como para percatarse de que está siendo acechada.
Pero esta parte aislada no es infalible, y el incidente que ocurre al final del primer acto pone en marcha una dinámica que convierte al perpetrador en víctima —una muy clara alusión a Le Samouraï (1967), de Jean-Pierre-Melville, y también en lo visual—. Una película ordinaria nos entregaría algo así como una historia de redención y el surgimiento de un nuevo antihéroe. Grato es darse cuenta de que Fincher y Walker, fieles a su estilo, optan por un retrato que se apega al cinismo del personaje. "A aquellos que creen en la bondad inherente de la humanidad, debo preguntarles: ¿en qué se basan, exactamente?", reflexiona el personaje titular mientras se prepara para su próximo trabajo. La trama, entonces, se desenvuelve como una de venganza tras un fatídico suceso producto de su error, y es así como somos testigos de un retribución bien diseñada que no distingue sexo, raza, clase social o creencias. Alguien ha cobrado más de lo que debía, y está en él hacerle pagar.
Imagen: Netflix, Plan B Entertainment, Boom! Studios, Panic Pictures, Archaia Entertainment |
El Asesino también puede leerse como una suerte de sátira de un mundo mercantilizado al extremo. Resulta casi gracioso ver cómo este profesional dispone de una serie de servicios y accesorios para llevar a cabo sus encargos, los cuales incluyen acceso a un espacio de WeWork, una bodega rentada y autos de alquiler; desayunos económicos en McDonald's y todo tipo de gadgets que le facilitan inmiscuirse en cualquier lugar y llegar hasta sus víctimas. Este individuo no es un paladín de la justicia que solo pone en su mira a multimillonarios sin escrúpulos, aunque es irónico ver cómo usa sus creaciones en su contra. "La crueldad de un hombre es el pragmatismo de otro". El guion, basado en el cómic francés de Alexis "Matz" Nolent y Luc Jacamon está lleno de estas referencias a corporaciones y a la cultura popular.
Fincher echa mano de algunos viejos conocidos en esta adaptación. Erik Messerschmidt [Mank (2020), Mindhunter (2017-2019)] entrega una fotografía sobria pero vistosa cuando se le requiere; una intensa escena de acción en un espacio cerrado es prueba de ello. Su labor en la penumbra también está muy bien logrado. Y luego están Trent Reznor y Atticus Ross, quienes, en esta ocasión, vuelven con un score muy al estilo de lo más atmosférico de Nine Inch Nails. Pero en el apartado musical lo que llama la atención es la inclusión de una variedad de temas de The Smiths, cuya presencia diegética habla sobre la sociopatía del personaje sin añadirle glamour o estilo a sus asesinatos.
Imagen: Netflix, Plan B Entertainment, Boom! Studios, Panic Pictures, Archaia Entertainment |
«Respeta el plan. Anticípate, no improvises. No confíes en nadie. Jamás cedas la ventaja. Pelea solo la batalla por la que te pagaron. Reprime la empatía. La empatía implica debilidad. La debilidad implica vulnerabilidad. En cada paso del camino pregúntate: "¿Yo qué voy a ganar". Esto es lo que hace falta... A lo que uno debe comprometerse para tener éxito». El mantra del asesino surge como un cínico método de supervivencia en un mundo en el que todo es una transacción. Este es un tipo libre cuyas cadenas cayeron al aceptar que no hay nada en el más allá, y que su trabajo simplemente es parte de la vida. Pero, al final, estamos hablando de un ser humano que ama y se preocupa como los demás, y que, ya en el retiro, la sensación de remordimiento aparece después de todo —como se deja ver por la forma "piadosa" en que ejecuta a una de sus víctimas—. En pocas palabras, es "uno de los muchos".
El Asesino está disponible en Netflix.
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