Crítica - El Exorcista: Creyentes, el embuste

Es una película hecha por
gente que ha visto la original,
pero que no ha visto la original.
Mark Kermode

En agosto de 2023 falleció William Friedkin. Hacía tiempo que alrededor suyo se había impuesto un aire retrospectivo —posterior a Saldo de Cuentas (Killer Joe, 2011)— en el que la discusión acerca de su trayectoria y la cristalización de su leyenda parecían inevitablemente volver a un mismo punto centrífugo: su cine de los 70, y en especial a una película de los albores de esa década. En aquel lapso de más de 20 años aparecieron —con hechura propia o desde una perspectiva ajena— el libro The Friedkin Connection y los documentales The Devil and Father Amorth (2017), Friedkin Uncut (2018) y Leap of Faith: William Friedkin on The Exorcist (2019), en los que los títulos de al menos dos de esas obras bastan para ser muestra clara de la insistencia permanente por revisitar el legado de El Exorcista (The Exorcist, 1973).

El Exorcista: Creyentes critica
Imagen: Universal Pictures, Blumhouse Productions, Morgan Creek Entertainment, Rough House Pictures

La partida de su director habría sido motivo suficiente para valorar por enésima vez el lugar en la historia que ostenta la versión cinematográfica de la novela de William Peter Blatty. Pero el 2023 estaba destinado a ser antológico. En diciembre se cumplen 50 años del estreno y algunas publicaciones —como Sight and Sound— ya iniciaron las celebraciones. Cinco décadas de una obra con una influencia tan vasta que roza lo ilimitado, y ante la cual se vuelve un calvario tan solo evadir el lugar común. Aun así, tanto su estatura estética como el entusiasmo que genera permiten sus ya señaladas y persistentes relecturas en formas diversas. La coyuntura estaba dada, auténtica y generosa, sin nada que la enturbiase.

Resulta irónico —pero también lógico— que una empresa fundada en el éxito de una película como Actividad Paranormal (Paranormal Activity, 2007) terminara por hacerse cargo de la franquicia de El Exorcista. En su momento las comparaciones y referencias se volvieron una estrategia de mercado. Recordaba anuncios con hipérboles ridículas al estilo “La película más aterradora desde El Exorcista”, y tratando de buscar una confirmación para terminar de establecer ese vínculo di con un comentario publicado por Mark Kermode, conocido fanático irredento de la película de Friedkin, que en días recientes lanzó una crítica tan furibunda como justa contra la regurgitación de Jason Blum.

El Exorcista: Creyentes critica
Imagen: Universal Pictures, Blumhouse Productions, Morgan Creek Entertainment, Rough House Pictures

Decir que El Exorcista: Creyentes (The Exorcist: Believer, 2023) es sobre todo una película de la productora Blumhouse no es en detrimento del realizador David Gordon Green, quien tristemente parece decidido desde hace varios años a seguir prestando sus talentos a ese postor explota piedras de toque del cine de terror —la nueva trilogía de Halloween—, sino porque su improbable mirada autoral está subsumida a unas cuantas instantáneas: el arranque con vistazos suburbanos haciendo montaje vía sacapiojos/adivinador de papel y un momento de transición/desplazamiento en el que suena por primera vez una variante velada del tema mítico de Mike Oldfield, “Tubular Bells”, acaso el punto más alto y medular de la película.

El resto, más allá de tratarse de un dispositivo de captación de nostalgia mal encaminado, a la vez que un intento burdo de expansión y puesta al día, no es otra cosa que un vulgar despliegue de posesión comercial. El Exorcista como marca registrada. El Exorcista en la era de los universos cinematográficos. Una entrega que anhela secuelas y números por venir, y que lo peor que puede decirse sobre ella, sin contar lo didactista y acomodaticia que se torna en sus ideas sobre la espiritualidad o sobre el sentido de comunidad/representación, es que no pretende nada más que eso. Una medianía pavorosa.

El Exorcista: Creyentes critica
Imagen: Universal Pictures, Blumhouse Productions, Morgan Creek Entertainment, Rough House Pictures

Para terminar, va un elogio, quizá inmerecido pero sincero, porque creo que hay pocas cosas que motivan tanto la necesidad de alivio como la decepción e incluso el enojo. Tal vez El Exorcista: Creyentes nos dará, no la oportunidad, sino la urgencia, de volver a la película de Friedkin y, ¿por qué no?, ya encarrerados, a las otras cintas que la rondan y gozan del título de descendientes directas —a ellas, por cierto, no les faltan ni ambiciones, ni debacles ni direcciones célebres, con nombres detrás como John Boorman, el propio Blatty o Paul Schrader—. Probablemente muchos les daremos nuevos ojos. Y por eso, gracias.

El Exorcista: Creyentes está actualmente en cartelera.

Comentarios

  1. Otra crítica cutre del peor pseudo crítico de habla hispana. Mejor que Diegoberto escriba todo.

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