Crítica - Sonido de Libertad: una inesperada oda al intervencionismo

Si hay una película que ha dividido a la audiencia este año, esa tiene que ser Sonido de Libertad (Sound of Freedom, 2023), que se convirtió en todo un fenómeno de taquilla recaudando hasta ahora $182.5 millones de dólares con un presupuesto de tan solo $14.5 millones. Acusada por unos de contribuir a teorías de la conspiración, y alabada por otros como un trabajo que habría superado la censura para lograr su exhibición, la cinta ha desatado varias polémicas en los últimos meses, principalmente por el contexto político que la rodea; formalmente, esta tiene poco que decir en lo cinematográfico, pues la mayor parte de su contenido se basa en la explotación y en la manipulación.

Sonido de libertad critica
Imagen: Metanoia, Santa Fe Films

El director mexicano Alejandro Monteverde y el productor Eduardo Verástegui, inspirados en la vida de Tim Ballard, activista que asegura que la organización que fundó (Operation Underground Railroad) ha salvado a miles de víctimas del tráfico de personas, entregan en clave de thriller un relato que aborda esta cruda y muy real problemática. Pero desde los primeros instantes un aire de sensacionalismo inunda las imágenes conforme aparecen los créditos, un montaje de criminales robándose niños en la calle nos recuerdan aquellos noticiarios urbanos amarillistas de principios de los 2000; el prólogo, de igual manera, nos presenta una secuencia en la que llama la atención un punto de vista desafortunado, que explota justamente lo que está señalando.

La trama presenta algunas cuestiones problemáticas. En una, por ejemplo, Ballard (Jim Caviezel) pone en marcha un plan para crear un enorme hotel en Colombia en el que los traficantes puedan ofrecer su "mercancía"; su verdadero intención es dar con las cabecillas y encontrar a una niña en específico, que es lo que mueve la trama. Este punto narrativo resulta demasiado disparatado para una película que se asume como un reflejo de la realidad del tráfico de personas. Pero lo más inquietante es el enfoque que se le da, pues una secuencia se aleja del tono solemne en extremo de la historia para asemejarse más a algo como La Gran Estafa (Ocean's Eleven, 2001), incluso metiendo por ahí varios momentos de inesperada comedia. Estos cambios de humor son desconcertantes.

Sonido de libertad critica
Imagen: Metanoia, Santa Fe Films

Y luego está Caviezel, cuya caracterización contribuye también a una representación cuestionable. Estoico, iluminado casi divinamente y sobreponiéndose a todos los obstáculos estableciendo una conexión con el Jesucristo que el actor hizo en La Pasión de Cristo (The Passion of the Christ, 2004), incluso provenientes de su propio gobierno, Ballard se nos presenta como un hombre intachable y amoroso, pero también brutal y poderoso, y dispuesto a hacer lo que sea con tal de salvar a los niños en cautiverio. Esta idea se hace más peligrosa cuando vemos al protagonista internarse en Colombia y moverse a sus anchas al coordinar a las autoridades de aquel país. Las escenas, inadvertidamente para muchos, parecen apoyar el intervencionismo y todo lo relacionado con "el fin justifica los medios". De igual manera, lo anterior supone la perpetuación del concepto de "salvador blanco", característico de este tipo de producciones.

Quizá el aspecto más rescatable de la cinta son las actuaciones del reparto infantil y de Bill Camp. Lucas Ávila y Cristal Aparicio hacen un buen trabajo como los niños secuestrados y convertidos en esclavos al principio, aunque queda la preocupación de las situaciones tan fuertes y algunas escenas sumamente desconcertantes que los pequeños tuvieron que representar. En cualquier caso, estos y los otros niños que conforman el elenco muestran dominio de la profesión a pesar de su corta edad. Camp, por supuesto, todo un veterano, no decepciona en el papel más interesante del filme. Como un exmafioso con un pasado muy oscuro, el actor hace palpable la redención, la camaradería y los matices de ser humano.

Sonido de libertad critica
Imagen: Metanoia, Santa Fe Films

Con Sonido de Libertad nos viene inmediatamente a la memoria Hombre en Llamas (Man on Fire, 2004), aquel polémico filme de Tony Scott en el que otro exagente duro pero íntegro se interna en las entrañas de un país latinoamericano para salvar a a una niña y de paso dejar al descubierto la podredumbre local y enaltecer el poderío estadounidense. Ambas aluden a la hipérbole y a los eternos clichés del cine de acción para recordarnos de la supuesta integridad de un país que, según cierta visión, parece estar destinado a solucionar todos los problemas del mundo. Y, además, con líneas como "Así es como se escucha la libertad" o "Los niños de Dios no están a la venta" resulta complicado tomar en serio una película, por más nobles intenciones que tenga.

Sonido de Libertad está actualmente en cartelera.

Comentarios

  1. En total desacuerdo con este análisis.

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  2. No estoy de acurdo con este anális ,vi dos veces la película y considero que no tiene nada de sensacionalista ,está muy cuidada evitando escenas morbosas y las actuaciones son excelentes ,no tiene ningúna manipulación ni politica ni religiosa

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  3. Resulta un cliché el análisis. La película cuenta sin morbosidad una realidad cruel. Los pedófilos están alrededor nuestro y pasan inadvertidos, la trata de personas existe, los derechos humanos, son un cuento y los derechos de los niños una distopía

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