Crítica - La Niña Callada: el silencio como refugio

"Donde hay secretos hay vergüenza", le dice Eibhlin (Carrie Crowley) a la pequeña y tímida Cáit (Catherine Clinch), la sobrina que acoge en su casa mientras su prima, la madre, está ocupada dando a luz por enésima vez. A pesar de que esta última suele hablar solo para lo necesario, sus escasas palabras albergan siempre la verdad y su verdadero ser. Sin embargo, alrededor suyo no encuentra más que susurros, mentiras u omisiones, incluso en aquellos que abrieron las puertas de su hogar cuando, prácticamente, quedó desterrada por su propia familia. En La Niña Callada (An Cailín Ciúin, 2022), en efecto, donde hay secretos hay vergüenza, pero también un inconmensurable dolor que solo puede ser sanado con el silencio. Es en esta reserva que una nueva familia nacerá de la forma más inesperada.

La Niña Callada critica
Imagen: Inscéal, Broadcasting Authority of Ireland, Fis Éireann/Screen Ireland, TG4

Nominada al Óscar como Mejor Película Internacional y basada en el cuento de Claire Keegan, Colm Bairéad entrega un primer largometraje que aborda la pesadumbre de lo cotidiano. Hablada en su mayor parte en gaélico lengua nativa de Irlanda, el director nos adentra en las entrañas de su país con un drama familiar minimalista que encierra en sus imágenes una profunda tristeza, pero también la esperanza de que todo puede ir mejor. Si bien no críptica como tal, la cinta basa por completo su propuesta en las sugerencias y en los silencios, tanto los incómodos como los placenteros. El relato puede ser visto como uno de maduración, pero no solo para la joven protagonista, sino también para quienes la reciben en su casa, que, más tarde que temprano, dejan al descubierto el vacío que existe en sus vidas.

La película es un ejemplo perfecto de "muestra, no cuentes". Con pocos diálogos haciendo gala del título, esta deposita mucho de su impacto en la fotografía de Kate McCullough, que captura a la perfección tanto lo frío como lo cálido de la historia, una transición que se hace evidente conforme la situación y el estado de ánimo de Cáit van cambiando. Y son esas pequeñas cosas las que generan las mayores emociones: una simple conversación frente al mar; una cabeza cayendo gentilmente sombre un hombro; una carrera para ver quién limpia más rápido el establo... Estos minúsculos detalles son el corazón de un relato que recoge de lo mundano el propósito de sus personajes, algo que Aftersun (2022) hace con maestría. En ambas, lo común y corriente es lo que hace sentir a los protagonistas de carne y hueso.

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Imagen: Inscéal, Broadcasting Authority of Ireland, Fis Éireann/Screen Ireland, TG4

El otro gran fuerte del filme son las actuaciones. Clinch es un diamante en bruto. Su interpretación naturalista es devastadora en todo sentido; su voz, que parece estar a punto de quebrarse a cada instante, proyecta ternura y zozobra por igual, pero poco a poco adquiere seguridad y felicidad. Crowley y Andrew Bennett, como los tíos, también están maravillosos, sobre todo el segundo, pues su personaje le brinda la oportunidad de explorar la psique de un hombre lastimado que se muestra reacio a volver a amar. Su arco, como el de la niña, habla de un individuo que halla en el silencio y la introversión un refugio para tratar de curar su dolor; su interacción con su pariente ha de mostrarle que es posible abrirse una vez más para sanar sin sentirse solo.

Resulta curioso que la película se haya estrenado en México casi al mismo tiempo que El Amor Según Dalva (Dalva, 2022), que también tiene una protagonista infantil y que retrata cómo una niña es introducida a una realidad de esperanza que hasta ese momento se le había negado. Ambas tienen su mayor fortaleza en la brutal actuación de su protagonista debut cinematográfico por igual, imposible de creer dada la contundencia de su actuación. Las dos, aunque tratando temas distintos, aluden a cómo la normalización termina por alterar drásticamente la percepción de la realidad de, en este caso, una menor. Y claro, las emociones que estas dos pequeñas actrices hacen sentir es de llamar la atención.

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Imagen: Inscéal, Broadcasting Authority of Ireland, Fis Éireann/Screen Ireland, TG4

"Muchas personas dejaron pasar la oportunidad de no decir nada, y perdieron mucho por ello", le afirma el tío a Cáit durante una de las escenas más conmovedoras de la cinta. Al final, el silencio une a dos almas que, después del sufrimiento, pueden decirse todo mutuamente sin tener que expresarlo en palabras. La Niña Callada nos pide poco y nos recompensa con una enorme sensación de paz; escasas son las historias en la pantalla grande cuya aparente minúscula ambición encierra un torbellino de sentimientos. Por otro lado, la de Bairéad es una voz que tendremos que seguir escuchando con atención más adelante. 

La Niña Callada está actualmente en cartelera.

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