Crítica - Air y Tetris: ¿cuándo vale la pena llevar una historia real a la pantalla grande?

Las historias reales han representado una fuente inagotable de ideas para Hollywood. Desde hechos insólitos hasta la vida de personajes icónicos, estos relatos han dramatizado la perseverancia, la maldad y un sinfín de virtudes y vicios humanos. Pero ¿realmente vale la pena llevar a la pantalla grande cualquier cosa? En la última semana nos encontramos con dos caras de la moneda; dos sucesos que significaron un parteaguas para sus respectivas industrias —pero que realmente no llaman la atención por sí mismos— y cuya adaptación para cine toma dos enfoques diferentes para tratar de enganchar a los espectadores. Mientras que Air: La Historia Detrás del Logo (Air, 2023) apuesta por un drama amigable con todo el sello de una dad movie, Tetris (2023) se decanta por un thriller que se toma demasiadas libertades. Y entonces, ¿cuál de las dos funciona mejor? A continuación, hacemos una comparación de los estrenos.

La Historia Detrás del Logo nos cuenta cómo Nike, alguna vez una empresa en relativos problemas financieros, diseñó una estrategia para que su división de basquetbol tomará finalmente vuelo, depositando toda su confianza en un jugador novato llamado Michael Jordan, quien más tarde se convertiría en una leyenda viviente del deporte competitivo. Tetris, por otro lado, nos adentra igualmente en el mundo corporativo para dar a conocer al público en general cómo uno de los videojuegos más icónicos de todos los tiempos llegó a Occidente después de haber sido creado por un soviético durante los últimos días de la Guerra Fría. Estamos ante dos historias de origen estrictamente convencionales, pero es el tratamiento lo que hace que una sea más disfrutable que otra.

Con un currículum más que decente como director, y después de una larga ausencia, Ben Affleck se volvió a sentar en el banquillo para presentar una película sobre Michael Jordan, que en realidad no trata acerca de Michael Jordan. Air le da un giro inesperado pero quizá no del todo funcional a la cinta biográfica al dejar de lado al mítico personaje. Si bien la decisión resulta arriesgada, el resultado no es el mejor de todos. En su lugar, Affleck y el guionista Alex Convery se enfocan en Nike y uno de sus empleados, un tipo francamente poco interesante pero interpretado muy bien por Matt Damon, quien le ha tomado un gusto enorme a las dad movies —véase Contra lo Imposible (Ford v Ferrari, 2019)—.

Aunado a ello, el filme se muestra torpe en muchos sentidos. Los personajes secundarios tienen sus momentos, pero ninguno destaca sobre el resto. El de Jason Bateman pretende incorporar cierta urgencia con una problemática familiar casi invisible, mientras que el de Affleck mismo, como el CEO Phil Knight, trata de sorprender con cierta excentricidad. Viola Davis es la única que se acerca a dejar una impresión gracias a varias intervenciones que enmarcan el discurso alrededor de las retribuciones para los atletas que prestan su imagen a las marcas; sin embargo, su tiempo en pantalla es limitado. En su lugar, la película se preocupa más por crear una atmósfera ochentera, llena de canciones aleatorias y referencias, pero esto simplemente queda en lo anecdótico. Al final, y por si fuera poco, con la resolución que todos conocemos, resulta un tanto incómodo celebrar que una compañía se salió con la suya y ganó miles de millones de dólares.

Imagen: Amazon Studios, Artists Equity, Mandalay Pictures, Skydance Media

Tetris también tiene algo de corporativismo en su ADN; estamos hablando de un videojuego que, igualmente, llenó las arcas de varias empresas. Pero hay algo en su ejecución que la eleva un poco más, aunque sin alejarse para nada de la estructura tradicional. Su diferenciador principal, por supuesto, es la forma en que la trama se desarrolla. En clave de thriller, el director Jon S. Baird y el guionista Noah Pink exploran distintas facetas lo que lo realmente ocurrió y agregan de su propia cosecha para dotar de un mayor atractivo al proyecto. Por momentos, pareciera que estamos ante una cinta de espías, y el trasfondo de la Guerra Fría no hace más que contribuir a la tensión. 

Tetris se enfoca en desarrollar las motivaciones personales de varios de sus personajes. Si bien el planteamiento inicial de Sonny Vaccaro (Damon), en Air, acierta al mostrarlo como un hombre dispuesto a apostarlo todo con tal de ganar, ningún otro aspecto suyo se toca más adelante, dejándolo en un plano unidimensional. El de Henk Rogers (Taron Egerton), un empresario que vio el potencial del videojuego e hizo todo lo posible por comercializarlo a nivel mundial, tampoco es lo que podría llamarse profundo y multidimensional, pero al menos deja al descubierto de manera más entretenida sus vulnerabilidades y falencias; se trata de un tipo que también lo arriesga todo con tal de ganar, pero, a diferencia de Vaccaro, él sí tiene mucho que perder, desde su patrimonio hasta su familia. Aquí, por ello, resulta más satisfactorio alentar a este protagonista.

Imagen: AI- Film, Marv Films, Unigram, Apple Studios

En tanto que Air busca demasiado parecerse a El Juego de la Fortuna (Moneyball, 2011), con un guion, sí, con diálogos fluidos y bien construidos, pero que falla al darle algo más que hacer a sus personajes, Tetris se siente más fresca, divertida y despreocupada por tratar de enganchar simplemente con el contexto —que aun así es llamativo con recursos gráficos inspirados en la estética de 8 bits del videojuego—. Sí, la de Baird también tiene bastantes clichés, y su "final feliz" puede hacer voltear los ojos a cualquiera, pero, al menos no se desentiende del lado oscuro del capitalismo y la corrupción que lo define. 

No todas las historias reales merecen llegar al cine, pero cuando el tratamiento es adecuado y se hacen los ajustes necesarios para que los hechos sean más "cinematográficos", quizá haya algo ahí que valga la pena. El punto no es mantenerse del todo fiel a lo ocurrido, sino hacerlo emocionante y digno de contar. 

Air está actualmente en cartelera. Tetris está disponible en AppleTV+.