CODA (2021) es una de esas películas que pretenden complacer a todo el mundo, algo ciertamente complicado, aunque accesible siguiendo una fórmula probada que, para bien o para mal, cumple su objetivo la mayor parte del tiempo. Partiendo de esto, hay que admitir que la gran ganadora en el Festival de Sundance este año es mejor de lo que cualquiera hubiera esperado. La trama es trillada y los riesgos no son lo suyo, pero logra mantenerse gracias a las actuaciones de la mayoría de sus personajes, ciertas alusiones a implicaciones sociales más interesantes que el conflicto principal y algunos momentos de notable gracia; sin embargo, realmente llama la atención que esta cinta pueda ser considerada como contendiente a importantes premios en la próxima temporada.
Imagen: Vendome Pictures, Pathé Films, Picture Perfect Federation, Apple |
Ruby (Emilia Jones) es la única oyente de una familia de sordos, por lo que se ha convertido en su conexión con el mundo. Poco involucrada en su escuela en todo sentido, debido a sus responsabilidades en el negocio pesquero de sus padres, la joven se inscribe en clase de canto para estar cerca de Miles (Ferdia Walsh-Peelo), el chico que le gusta. Pero ahí, gracias a la insistencia del profesor Bernardo Villalobos (Eugenio Derbez), Ruby descubre el verdadero potencial de su voz. Alentada por este último para buscar una verdadera formación profesional en el campo después de la preparatoria, Ruby se debate entre perseguir esta meta y quedarse en casa para ayudar a sus familiares, quienes la necesitan más que nunca.
Ganadora absoluta en Sundance, CODA es un remake de la película francesa La Familia Bélier, que también causó bastante revuelo en el mainstream hace algunos años. Adaptada para el público estadounidense, el filme recoge cada elemento probado en las comedias dramáticas de este tipo: un o una adolescente se debate entre sus sueños y sus responsabilidades de facto, y en el proceso conoce el amor y el verdadero sentido de la familia. Los avances y el tono de la mercadotecnia alrededor de la película son suficientes para dilucidar su final y el desarrollo del personaje principal. Si bien es cierto que la cinta propone dos horas de entretenimiento genuino, sus convencionalismos extremos ponen en tela de juicio su posibilidad para ser algo más que eso.
Sian Heder (Tallulah), guionista de las primeras temporadas de Orange Is the New Black, escribe y dirige CODA como una comedia ligera con distintos momentos dramáticos. La trama, por supuesto, se adentra en cierta medida en el día a día de una familia sorda, que se distingue por tener una integrante oyente, lo que genera una gran cantidad de situaciones cómicas basadas en malos entendidos, ademanes y movimientos corporales —el diseño sonoro también juega un papel importante en algunos instantes—. Y es ahí donde CODA encuentra sus mejores escenas, cuando Ruby se enfrenta a su papel de intérprete ante la irreverencia de sus padres, quienes, por su condición, no están familiarizados del todo con cierto tipo de pudor ni con el recato.
Imagen: Vendome Pictures, Pathé Films, Picture Perfect Federation, Apple |
A través de estos instantes, Heder igualmente consigue traducir el sentir de Ruby, una adolescente que no ha podido encontrarse a sí misma tras una vida de interpretar las emociones y los sentimientos de su familia. De esa frustración nace el malestar que la inunda, y que Jones transmite con una apatía inicial que, tras coquetear con algo más allá de una vida que parecía definida, comienza a brillar por su cuenta. En los padres, interpretados por Troy Kotsur y Marlee Matlin —única sorda ganadora del Óscar—, se distingue otra de las temáticas a las que alude la película: la toxicidad generada a partir de la dependencia y las implicaciones de mantenerse encerrados en su propio mundo, algo de lo que El Sonido del Metal (The Sound of Metal, 2019) puede decir una o dos cosas. Sus enfrentamientos y encuentros con Ruby dan como resultado momentos muy graciosos y otros más cargados de cierta emotividad.
Pero la trama se encuentra con ciertos baches que dañan el tono y el discurso que Heder propone. Derbez, como el profesor de canto que "descubre" a Rosy, parece estar en una película completamente distinta. Sus intervenciones son estrambóticas y llamativas, y no precisamente para bien. Por si fuera poco, su caracterización, basada en nada más que clichés, hacen pensar en un personaje unidimensional que fue introducido con calzador. Es cierto que su inclusión le da otro cartel comercial a la cinta, sobre todo para el público latino, pero vaya que desentona bastante con el resto del reparto.
Imagen: Vendome Pictures, Pathé Films, Picture Perfect Federation, Apple |
De igual forma, Heder se compromete demasiado con una subtrama romántica que no aporta mucho y que se acerca demasiado al territorio de High School Musical (2006). Walsh-Peelo, con poco por ofrecer con su personaje, pasa muy inadvertido. Hay que recordar que se trata del protagonista del éxito independiente Sing Street: Este es tu Momento (2016), con la cual CODA tiene varias similitudes. Si bien la primera tampoco se sale demasiado de lo convencional, esta tiene un-no-sé-qué que la hace irresistible, sobre todo para los amantes del rock británico. Y que la parte romántica sea parte central de su historia le permite desarrollar una relación más orgánica e interesante, a diferencia de la película en cuestión, donde el romance adolescente es genérico y predecible.
Y, aun así, en CODA aguarda un relato más interesante, aquel que hace referencia a las complicaciones sociales que enfrenta la gente sorda. Un momento en particular del filme se concentra en las tribulaciones del padre y el hermano (Daniel Durant) de Rosy, quienes se enfrentan a un mundo que no fue diseñado para ellos en ningún sentido. Estos también protagonizan otra historia de empoderamiento un poco más idílica, pero que igualmente alude a un sistema en el que ni ellos ni otros cuantos —no precisamente sordos— de su comunidad tienen cabida.
CODA: Señales del Corazón se encuentra actualmente en cartelera.
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