"La selva da mucho, pero también quita", clama la voz maya que narra durante algunos extractos de Selva Trágica (2020). Para cuando rolan los créditos, el trasfondo de estas palabras se vuelve violento y contundente. En la inmisericorde jungla se encuentra una rica y abundante fuente de ingresos para el hombre, pero el precio por obtenerla parece demasiado caro. Esta película mexicana —distribuida por Netflix— presenta una propuesta inusual y ciertamente bienvenida, que se asoma a géneros rara vez vistos en la cinematografía nacional. Si bien la ejecución se muestra irregular y poco convincente en cuanto a los personajes, sería un tanto severo descalificar por completo un proyecto que, a pesar de aproximarse a terrenos familiares, se despliega en un ambiente tan inusual como misterioso: la selva mexicana.
Imagen: Malacosa Cine, Varios Lobos, Manny Films, Contravía Films, Barraca Producciones, Netflix |
Agnes (Indira Rubie Andrewin) es una joven beliceña que escapa de su próximo matrimonio —aparentemente arreglado— al internarse en la jungla que divide su país de México. Pero cuando parecía que lograría salir victoriosa, sus perseguidores —entre ellos un terrateniente británico— la alcanzan y la dejan por muerta en medio de la espesa selva. Al mismo tiempo, un grupo de trabajadores mexicanos del chicle llevan a cabo su ardua labor en los alrededor, y enseguida se encuentran con la desorientada mujer, quien, de alguna manera, sobrevivió al ataque. Su presencia no tarda en despertar tensiones y lujuria entre sus nuevos captores, pero lo que ellos no saben es que han despertado al legendario ser conocido como Xtabay. Así, los papeles se invierten ante su indefensa mirada.
Yulene Olaizola (Fogo, Epitafio), dirige Selva Trágica, cinta que se llevó un premio el año pasado en una de las secciones alternas del Festival Internacional de Cine de Venecia. En esta ocasión, la mexicana vuelve a mirar hacia el pasado del país, donde encuentra un relato que resuena en el presente en muchos sentidos. A diferencia de Epitafio (2015), donde la idea de un grupo de españoles escalando el Popocatépetl realmente no conducía a ningún lado, su nuevo esfuerzo se compromete con una historia más atractiva, que incluso se aproxima al cine de aventuras y al western, dos géneros carentes de representantes en el panorama fílmico contemporáneo de México. Desafortunadamente, algunos de los pasos en falso de su anterior trabajo vuelven a aparecer aquí.
Imagen: Malacosa Cine, Varios Lobos, Manny Films, Contravía Films, Barraca Producciones, Netflix |
La película comienza con la persecución de la que es objeto Agnes. Olaizola arranca introduciéndonos en un thriller que apenas dura unos cuantos minutos, pues la temática cambia radicalmente después de esta secuencia inicial. De cualquier manera, estos instantes permiten asomarse a las temáticas que la directora y coguionista pretende explorar más adelante. Como cualquier mujer de principios del siglo XX, Agnes no es más que un objeto para los hombres a su alrededor. De hecho, quien la ayuda a escapar, pide un precio muy alto para cumplir con su parte: el sexo de su compañera. Y así, cuando todo sale mal, la protagonista simplemente cambia de manos masculinas; pero algo se ha transformado en ella, pues la Agnes que vemos interactuar con los trabajadores mexicanos ya no es la misma que conocimos al principio.
El problema de lo anterior radica en la evolución, o no, del personaje, que se diluye rápidamente en una historia que aborda otro thriller más, aunque este con cierta connotación fantástica y hasta de terror. Para cuando los mexicanos son atacados por su contraparte beliceña —estacionada también en las cercanías para trabajar el chicle para los británicos— y algo más que habita en la jungla, la participación de Agnes se reduce únicamente a lo que representa, por lo que cualquier indicio de conflicto queda opacado por los designios de la trama.
Sin más que unas cuantas línea durante todo el filme, Rubie Andrewin tiene que valerse de su cuerpo para transmitir lo que sea que su personaje quiera decir. Y es ahí donde se encuentra el mayor obstáculo: ¿qué es lo que Agnes siente realmente ante lo que está pasando? Aunque el aura misteriosa que emana de la actriz es suficiente para mantener la atención, el guion no le da las armas necesarias para hacerla trascender. ¿Quién es verdaderamente esta mujer? ¿Qué hay más allá de la sexualidad que derrocha? A pesar de una declaración de empoderamiento, Agnes parece ser un títere no solo de una fuerza superior, sino de una historia que no sabe qué hacer con ella.
Imagen: Malacosa Cine, Varios Lobos, Manny Films, Contravía Films, Barraca Producciones, Netflix |
Por otro lado, Olaizola concibe Selva Trágica como un western. La confrontación entre bandos en medio de una tierra sin ley ofrece un acercamiento muy mexicano al emblemático género cinematográfico. Pero los peligros a los que hace referencia no solo vienen de los depredadores nativos de la jungla y de las armas de fuego, sino también de la devastación producto de la llegada al país de un capitalismo voraz e inconsciente. Con la jungla como víctima y victimaria, no hay que ir demasiado lejos para entablar una relación entre esta y la faceta que Agnes desarrolla mientras está con los trabajadores. Al final, una parte de la esencia de algo similar a Petróleo Sangriento (There Will Be Blood, 2007) parece estar ahí, pero la falta de personajes desarrollados emerge como el principal distractor.
Selva Trágica hace referencia a una variedad de temas que pudieron haber dado como resultado algo más valioso de haberse explorado más a fondo. La opacidad alrededor de Agnes, al estilo de Bajo la Piel (Under the Skin, 2013), genera una atmósfera intrigante, pero que nunca termina por hacerse realidad. La cinta podría definirse simplemente como una llena de promesas, con un potencial muy interesante, eso sí. En este relato, Olaizola engloba la violencia masculina, sin importar raza, nacionalidad o clase social. Agnes, como víctima del abuso de poder, renace convertida en una con la selva; pero la falta de una identidad individual impide que el discurso del filme adquiera todavía más fuerza.
Selva Trágica está disponible en Netflix.
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