Reseña - Minari: echando raíces en un campo de sueños

En Minari (2020), los frutos y vegetales de la familia Yi se encuentran con grandes dificultades para crecer y venderse. La falta de agua, el desinterés de los comerciantes y hasta un terrible accidente son las amenazas que deben sortear. Pero, casi en secreto, la adorable y malhablada abuela Soon-ja (Youn Yuh-jung), ha estado procurando un pequeño proyecto: el cultivo de la hierba que da nombre a la película al lado de un riachuelo cercano. La planta, así como los Yi, ha podido crecer con éxito contra todo pronóstico en un terreno ajeno. La metáfora es sencilla, pero su valor es inconmensurable. Minari, como casi una épica, aunque de corte más íntimo, enaltece la fortaleza de los migrantes y reconoce las dificultades de toda una travesía que parece no tener fin. 

Minari reseña
Imagen: A24, Plan B Entertainment

Jacob (Steven Yeun) ha decidido mover a su familia desde California hasta Arkansas, donde ha adquirido un pedazo de tierra para echar a andar su propia granja. En busca del emprendimiento, Jacob ha dejado atrás la seguridad de un empleo, uno monótono y fastidioso, pero lo suficientemente estable como para pensar en un buen futuro. Preocupada por las decisiones de su esposo, Monica (Han Ye-ri) no tarda en expresar su inconformidad por la ligereza con la que Jacob parece estar tomando las cosas, lo que provoca severas fricciones en su relación. Cuando la pareja se da cuenta de que necesita que alguien cuide a los niños mientras están trabajando fuera, la abuela Soon-ja llega de Corea para ayudarlos, trayendo consigo el estilo de vida de su patria y una nueva y peculiar figura de autoridad para los pequeños.

Lee Isaac Chung vierte parte de sus memorias como el hijo de un par de migrantes en busca del, en ese entonces, codiciado sueño americano. Minarinominada a cualquier cantidad de premios en la presente temporada, y firme candidata a ser protagonista en los Óscar ofrece una experiencia reconfortante, dulce y, por momentos, hilarante al presentarnos a los Yi, una familia coreana tratando de conquistar la tierra a la que han llegado en busca de una oportunidad para tomar las riendas de su destino. Al recurrir a parte de sus vivencias, Chung construye un cálido y tierno relato, pero con todas las vicisitudes que implica el picar piedra en un lugar relativamente desconocido. Su toque, extremadamente personal, se refleja en un filme tan honesto como convincente.

El valor de Minari radica en varios aspectos. Las actuaciones, por supuesto, son determinantes para que Chung pueda mostrarnos su historia con éxito. Yeun quien vive una gran racha como figura reconocida del cine independiente, más allá de su papel en The Walking Dead (2010  a la fecha), interpreta a un hombre que vive al límite por propia elección. Su obsesión por triunfar lo lleva incluso a poner en jaque la seguridad de su familia en varios sentidos, lo cual es realmente irónico cuando sabemos que todo lo que hace tiene como fin asegurar su bienestar. Yeun hace palpable la presión casi permanente que su personaje experimenta. Pero esto no es impedimento para que, cuando los momentos descorazonadores o de suma ternura se hagan presentes, el actor deje al descubierto el lado más frágil de quien se define a sí mismo como el soporte familiar.

Minari reseña
Imagen: A24, Plan B Entertainment

El corazón de la cinta se encuentra en la abuela y el hijo de Jacob, David (Alan Kim), un niño totalmente adaptado al país que no puede más que sentirse contrariado ante los hábitos, costumbres y "excentricidades" de su abuela. A partir de este vínculo tan peculiar, Chung hace referencia al choque generacional, de aquellos que llegan con los que ya están aquí. Como un estadounidense de origen coreano amante del Mountain Dew, David no puede aceptar que su abuela le dé un caldo horrible, que huela raro, que ronque y que no sea como las de sus amigos. Este impacto genera una reflexión sobre la pertenencia, el origen y la relación entre lo tradicional y lo "moderno". Proyectándose a través de David, el director y guionista externa un lejano sentir como un cariñoso chiquillo ajeno a su identidad como coreano. Obviamente, su perspectiva como adulto le permite dimensionar ahora lo que realmente definió su infancia: la lucha de sus padres por darle un sustento. 

Por otro lado, Yuh-jung es la responsable de los momentos más cómicos de la película. Su autenticidad hace creer que la veterana actriz quizá no tuvo mayor dificultad para interpretar un papel con el que sin duda debe haberse sentido identificada. Sus escenas con Kim van de lo gracioso hasta lo desconsolador; es notable que ambos actores sean capaces de sacarnos risas y llevarnos al borde de las lágrimas en tan solo unos momentos. 

Pero quien también llama la atención es el único actor estadounidense que conforma el reparto principal. El en un principio irreconocible Will Patton interpreta a Paul, un singular hombre que se emplea en la granja de Jacob. Además de las implicaciones que su personaje representa, como el casi insólito hecho de que un blanco acepte subordinarse a un patrón extranjero en una época de aparente bonanza económica, la presencia de Paul sugiere el costo de lo anterior. Quizá la prosperidad nacional se refleje en muchos aspectos, pero un pasado (y todavía presente) marcado por la soledad y ciertos traumas y culpas se pueden sentir en el sexagenario, quien acude a su propia misa los domingos de una forma poco convencional y ciertamente impactante. 

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Imagen: A24, Plan B Entertainment

El conflicto entre Monica y Jacob es probablemente la parte más fuerte de la trama. El nuevo comienzo que este ha diseñado para la familia no puede ser comprendido por una madre que solo quiere lo mejor para sus hijos; por lo tanto, el hecho de que su esposo atente contra ello significa un duro golpe para la credibilidad de este último. El clímax, como el momento más fuerte de la historia, supone una triste confrontación marital que finalmente pone las cosas sobre la mesa. ¿Vale la pena arriesgarlo todo con tal de triunfar y abrirse camino? En First Cow (2020), de Kelly Reichardt notable y reciente película que, igualmente, toca el tema de la inmigración, aunque desde otro ángulo y tiempo los protagonistas rozan el éxito y la independencia momentáneamente; pero cuando todo su derrumba, lo único que les queda es el otro. En Minari, Jacob no siempre ve lo que realmente está en juego; por ello, Monica emerge como un contrapeso que se hace sentir al final de manera contundente.

"Esto no es lo que prometiste", le dice Monica a Jacob cuando llegan a su casa rodante en medio de la nada. Echar raíces en otro país es un reto que pone a prueba la entereza de una familia; pero, como la fuerte hierba coreana que planta Soon-ja, los frutos de la empresa no tardarán en verse con el tiempo. Lo más importante es mantenerse unidos a como dé lugar. 

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