Sherlock Holmes ha tenido una presencia en cine y televisión que algunos sin duda podrían considerar excesiva. Este año, Netflix ha levantado la mano para entregar su propia versión del personaje, aunque, por primera vez, con un papel secundario. En esta ocasión, el gigante del streaming ha decidido concentrarse en otro personaje de su mitología, o al menos de una extensión de esta.
Con su astuta e intrépida hermana Enola como protagonista, la compañía encuentra una oportunidad de exaltar el empoderamiento femenino, así como una faceta inédita de uno de los detectives más famosos de la historia. Sin embargo, a pesar de las buenas intenciones, Enola Holmes no puede evitar ser víctima de la falta de orginalidad.
Enola (Millie Bobby Brown), la menor de los Holmes, se encuentra sumamente preocupada, pues Eudoria (Helena Bonham Carter), su madre, ha desaparecido sin dejar rastro. Su intranquilidad la lleva a contactar a sus hermanos Sherlock (Henry Cavill) y Mycroft (Sam Claflin), a quienes prácticamente no ha visto desde que era una niñita.
Con varias pistas sobre su paradero, Enola les pide su ayuda para encontrarla; sin embargo, lo único que encuentra es el desprecio de Mycroft y una extraña pasividad por parte de Sherlock. En contra de los deseos del primero, quien desea inscribirla en una institución para señoritas, la joven se embarca en una aventura para dar con Eudoria.
Como una de las grandes figuras de Netflix, Millie Bobbie Brown, quien funge también como productora en la cinta a pesar de su corta edad, estelariza su primera película y hace gala de su carisma dándole vida a la hermana menor de los Sherlock.
Basada en la novela para adolescentes The Enola Holmes Mysteries: The Case of the Missing Marquis de Nancy Springer, Enola Holmes se toma varias libertades al no estar atada a la continuidad del personaje creado por Arthur Conan Doyle. Esto sin duda deja al director Harry Bradbeer (Fleabag) y al guionista Jack Thorne (Extraordinario) trabajar con cierta soltura; pero algunas decisiones terminan por arrastrar la cinta hacia un terreno familiar y poco emocionante.
Como Enola, Brown se muestra desenvuelta proyectando una esencia que le viene muy bien, como si estuviera interpretando una versión de sí misma, algo que pudimos ver brevemente durante la última temporada de Stranger Things. Esta naturalidad, impulsada por una poderosa relación de amistad con su madre, la cual ha servido para moldearla como una mujer que no se somete ante nadie, especialmente un hombre, se convierte rápidamente en el corazón de la película.
Aunado a ello, su notable inteligencia, instrucción en combate y genial humor hacen de Enola un personaje todopoderoso. Esto representa un reto para Thorne: ¿cómo presentar a la heroína un poco más vulnerable para darle otra dimensión? La respuesta yace en su propia familia.
Los hermanos de Enola emergen como fuerzas opositoras en cuanto al futuro de la adolescente. Mientras Mycroft, un elitista y machista, se muestra férreo en su decisión de que Enola se prepare para encontrar marido y rendirse ante los designios de alguien más, Sherlock, en un inicio, prefiere mantenerse al margen de la situación, aunque dando un pequeño impulso a su hermana de forma críptica, tal y como su apellido lo exige.
Si bien las apariciones de los otros Holmes son limitadas, la de Sherlock llama la atención no solo por tratarse de Cavill, sino por una representación del personaje muy distinta a la que estábamos acostumbrados. Se trata de una versión más apacible y en sintonía con las emociones de un hombre que, al final, aprende a hacerle caso a sus sentimientos más que a sus habilidades profesionales.
Si bien lo anterior pone las bases para que Enola Holmes proponga una misterio digno de resolver, además de enfrentar a la protagonista con una época de represión para la mujer, Thorne y Bradbeer se internan en un territorio no del todo convincente. Al introducir una extensa subtrama en la que Enola debe ayudar al joven marqués (Louis Partridge), la búsqueda de la madre queda relegada por buena parte de la trama.
Es cierto que la conexión que surge entre ambas podría justificar esta decisión; pero si ese fuera el caso, sin mencionar que resulta demasiado evidente desde el comienzo, ya no queda mucho tiempo para explorar la relación entre Enola y Eudoria.
Bradbeer utiliza también otros recursos para darle más dinamismo a la trama, aunque no siempre con éxito. El director estuvo detrás de varios de los episodios de la célebre serie Flebag, lo cual resulta evidente cuando vemos a Enola rompiendo la cuarta pared y funcionando como su propia narradora.
Esta técnica ciertamente da pie a comparaciones con el irreverente personaje de Phoebe Waller-Bridge, sobre todo si tenemos en cuanta que estamos ante dos mujeres un tanto marginadas por su desenvolvimiento social atípico. El problema es que el recurso es usado excesivamente, lo que puede ser difícil de seguir por momentos. Un menor uso claramente hubiera resultado menos invasivo.
Aun así, Enola Holmes sale avante gracias a un discurso femenista que señala la importancia de liberarse del dominio masculino y encontrar una vocación a pesar de los deseos ajenos. Con su madre como un ejemplo de rebelión, Enola se propone a hacerse cargo de su propio futuro, sin importar que su hermano Mycroft piense que las mujeres "no pueden tener ambiciones".
"No sabes lo que no es tener poder", señala una de las compañeras de Eudoria a un todavía miope Sherlock. Aunque estamos ante una cinta dirigida a un público joven, la frase tiene todo el potencial de resonar tanto en aquellas que se han sentido de esta manera como en aquellos que lo han provocado.
"No sabes lo que es no tener poder" ojo
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