Reseña - The Vast of Night: la verdad en tiempos de paranoia

La verdad está sobrevalorada, o al menos eso es lo que cree Everett (Jake Horowitz) en The Vast of Night, una pequeña cinta de ciencia ficción que, a pesar de estar pasando relativamente inadvertida por el público, hace eco de los orígenes del género con una íntima y sorprendente historia. En ella, Everett, uno de los protagonistas, poco a poco es testigo de cómo una de las teorías que más han fascinado al hombre por décadas se presenta ante él como una posibilidad fehaciente.

"No tengo que creerlo, solo es la verdad", le dice una anciana con un relato tan revelador como desconsolador que lo lleva hacia un rumbo inesperado. El escepticismo, de pronto, no tiene más remedio que rendirse ante los hechos, pero puede que sea ya demasiado tarde. 


En plena Guerra Fría, mientras los habitantes del pueblo de Cayuga, Nuevo México, disfrutan de un juego de basquetbol preparatoriano, Fay (Sierra McCormick) y Everett se ausentan para probar la nueva máquina grabadora de la primera. Entrada la noche, cada uno acude a su empleo: mientras Fay se encarga de conectar las llamadas en la centralita telefónica local, Everett conduce un programa radiofónico con gran entusiasmo.

Aunque pareciera que se trata de una noche como cualquier otra, todo cambia cuando Fay escucha un extraño ruido en la radio, el cual también desconcierta en sobremanera a su amigo al reproducirle la grabación. El misterio se hace más profundo cuando un misterioso radioescucha habla a la estación para contar su relación con el sonido y una posible conspiración.

Dirigida por Andrew Patterson, The Vast of Night es una carta de amor a la nostalgia. No solo a los clásicos en los que indudablemente se inspira la película, sino a las casi inocentes especulaciones del pasado, aquellas que ignoraban todavía que los tremendos avances tecnológicos nos someterían de formas inimaginables.

Pero mientras Fay y Everett conversan sobre lo que eventualmente serán los teléfonos celulares y métodos de transporte tan inusuales como eficaces, la prueba de algo aún más increíble aguarda inadvertidamente sobre sus cabezas. En The Vast of Night, la verdad está ahí, solo espera ser revelada. 

En su debut cinematográfico, Patterson no teme que las referencias sobre las que está incrustada su trama sean demasiado visibles; de hecho, esto es precisamente lo que pretende. Enmarcada como un episodio de una serie llamada "The Paradox Theater" (un guiño directo a La Dimensión Desconocida), The Vast of Night se desenvuelve ante nosotros como un relato de lo inexplicable.

El recurso, usado inteligentemente y sin desgastarse en ningún momento, nos permite involucrarnos tanto en la época en la que se desarrollan los acontecimientos como en el drama que estamos a punto de presenciar. Patterson y su coguionista Craig W, Sanger sorprenden con un filme más preocupado por la forma en la que el misterio afecta a los personajes en lugar del misterio mismo.


Al principio, Patterson y Sanger se toman todo el tiempo del mundo para crear la química entre McCormick y Horowitz, piezas clave de The Vast of Night. El primer acto de la cinta simplemente establece la relación entre los jóvenes, quienes sueñan con algo más allá de su diminuto y aparentemente ordinario pueblo.

La charla que sostienen mientras caminan por las calles del barrio deja al descubierto sus añoranzas y expectativas sobre un futuro que luce bastante prometedor. El filme exige paciencia, pero la recompensa no tarda en llegar. 

The Vast of Night no tendrá el concepto más original, pero la forma en la que ha sido desplegado realmente la hace digna de ver. Los diálogos emergen muy pronto como una de las grandes armas de la película, a tal grado que una adaptación radiofónica estilo Orson Welles resultaría más que factible.

Los largos planos secuencia de los que dispone Patterson son respaldados en instantes como en los que escuchamos la extensa llamada a la estación de Billy (Bruce Davis), un hombre que asegura también haber escuchado el sonido alguna vez. Así, la interpretación vocal y la mezcla de audio se convierten en otros atractivos de una historia que no ha omitido ningún detalle.

Y por más fascinante que resulte la paulatina revelación del misterio, esta trae consigo otras verdades que simplemente no pueden ser sobrevaloradas. Los únicos que se ponen en contacto son Everett para llegar al fondo de la cuestión son un hombre negro y una mujer de edad avanzada, dos individuos que nunca podrán ser tomados en serio en los Estados Unidos de mediados del siglo pasado.

De pronto, el racismo y la indiferencia se introducen en la trama aparentemente como notas al pie página, pero otorgando una mayor implicación al papel de la obtención de la verdad: esta solo sera tal cuando alguien "digno" la cuente. 


Patterson hace mucho con poco, aunque a veces pareciera que no es necesario. Con un mínimo presupuesto, el director y su equipo han logrado transportarnos a un pueblo estadounidense de los 50, cosa que se nos recuerda en numerosas ocasiones.

Si bien el objetivo es mantener la intimidad del relato lo más posible, recursos sumamente vistosos como tomas imposibles y una frenética edición por momentos podrían desentonar un poco con el resto de la película. Afortunadamente, la esencia se mantiene intacta.

Patterson obviamente no vivió en los 50, pero la forma en la que captura la ideología y actitudes de la época nos remiten a lo que George Lucas hizo en su momento con American Graffiti: Locura de Verano, donde las aspiraciones juveniles de pronto se ven enfrentadas de alguna forma por el contexto histórico y político. Si bien solo pasamos una noche con estos personajes, sentimos que los hemos conocido bastante.

Y más importante aún es el hecho de que The Vast of Night realmente no es una cinta sobre extraterrestres, sino más bien sobre la búsqueda de la verdad en tiempos en los que la paranoia reina por doquier. Quizá los que nos puedan acercar a ella son los que nunca han sido escuchados.

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