Reseña - 5 Sangres: Spike Lee da una clase de historia negra

En el 2017, decenas de nazis, simpatizantes de la ultraderecha y supremacistas blancos salieron a las calles de Charlottesville, Virgiina, para reclamar su derecho de, en pocas palabras, ser racistas. La imagen de estos hombres marchando, portando antorchas tiki y ondeando banderas confederadas y nacionalsocialistas parecía extraída de un filme de Tarantino; tristemente, la realidad, como siempre, superaba la ficción.

En ese mismo momento, Spike Lee se disponía a comenzar a filmar El Infiltrado del KKKlan, una cinta que pondría en ridículo ese supuesto sentimiento de frustración y el llamado "racismo inverso". Un par de años después, y mientras Estados Unidos vive un momento de tensión racial y protesta social generalizada en contra de la subyugación de los negros por el aparato policíaco, el director vuelve con otro valioso comentario sobre el eterno sufrimiento de esta comunidad.


Los veteranos de guerra Paul (Delroy Lindo), Otis (Clarke Peters), Eddie (Norm Lewis) y Melvin (Isiah Whitlock Jr.) regresan a Vietnam no solo para encontrar los restos de Norman (Chadwick Boseman), su compañero caído y líder espiritual durante durante el conflicto de finales de los 60, sino también para dar con un tesoro que tuvieron que dejar atrás durante su juventud. De regreso en el país, los cuatro hombres se topan con una nación pujante que finalmente se ha acercado a modernidad, quizá más de lo esperado.

Pero debajo de esta nueva aparente normalidad yacen las terribles consecuencias de la guerra, así como una serie de horrores que les recordarán a los llamados "Sangres" lo poco o nada que han cambiado las cosas desde que fueron enviados a librar una inútil batalla.

Tras ganar un Óscar por el guión de El Infiltrado del KKKlan, Spike Lee decidió celebrar el reconocimiento poniéndose a trabajar una vez más. La lucha por la conciencia social no tiene descanso. En esta ocasión, el aclamado cineasta, que este año hubiera presidido el jurado del Festival de Cannes, se enfoca en la Guerra de Vietnam para hacer un llamado en contra de la injusticia y el desprecio hacia los suyos.


En el prólogo, Lee pone pone las cosas en contexto incorporando las voces de algunos de los personajes más representativos de la cultura negra. Mientras Muhammad Ali critica la posibilidad de tener que ir a pelear contra gente que nunca lo ha insultado y linchado, y Malcolm X advierte sobre lo que pasa cuando los blancos envían a los negros a hacer su trabajo sucio y ni siquiera los recompensan con lo que por derecho les corresponde, Lee sienta las bases para lo que viene a continuación: el horrorífico recuerdo de la guerra desde el punto de vista afroamericano, algo poco explorado en el cine a través de la historia.

5 Sangres nos presenta a un grupo de sobrevivientes, tanto de las incursiones bélicas como de un país que simplemente no los quiere. La hermandad que emana de ellos es más que evidente, ni siquiera el hecho de que Paul se declare fiel simpatizante de Donald Trump y use con orgullo una gorra con la leyenda "Make America Great Again" impide que surja alguna enemistad entre ellos.

A pesar de todo el tiempo que ha pasado y las distintas maneras en las que cada uno ha lidiado con el estrés postraumático, su objetivo es claro: darle a Norman, su Martin, Malcolm y Ali, el tributo que merece. Es así como el grupo emprende una nueva aventura en la jungla vietnamita para cumplir su promesa.


De todos los Sangres, el que más sobresale es precisamente Paul. Después de años de mantenerse en un bajo perfil, Delroy Lindo vuelve con un papel al que le inyecta la pasión desmedida que requería un personaje de esta naturaleza. Paul no es más que un producto del odio, la culpa y el indudable trauma que lo ha marcado desde sus primeros días en la selva. En él, Lee representa la desesperación negra. "Estoy cansado de no conseguir lo mío", dice defendiendo su inesperada preferencia política.

Pese a su ideología racista, una mala actitud como padre y un pésimo ejemplo para la representación, Paul emerge como la figura más compleja y entrañable de la película. Conforme avanza la trama, y a través de una revelación de su pasado con Norman, es posible entender la furia que Lee ha querido plasmar a través de él. El monólogo cerca del final de la historia en el que finalmente se sincera es brillante y apabullante por igual.

Por otro lado, su hijo, David (Jonathan Majors), quien se une a los Sangres en contra de la opinión de todos, surge como todo lo contrario a Paul, un profesor comprometido con la causa y dedicado a contar el sufrimiento negro a las nuevas generaciones. La dañada relación entre ambos se convierte también en uno de los aspectos más importantes de la cinta. Cuando parece que en la jungla podrán encontrar alguna especie de acuerdo, las circunstancias de su aventura pronto vuelven a acentuar la confrontación entre ellos. Al final, la redención resulta el único camino para volver a encontrarse como padre e hijo.

Desafortunadamente, todo el peso que el director le ha dado a Paul crea un marcado desequilibrio con el resto de los Sangres. Aunque cada uno lidia con sus propios demonios, ninguna de estos conflictos internos tiene el mismo impacto en el espectador que el de Paul. Lee trata de darles cierta relevancia desarrollando algunas subtramas que, de cualquiera manera, quedan truncas o sin convencernos del todo.

Ejemplo de ello es la de Otis, quien descubre un secreto al encontrarse con Tien (Le Y Lan) su antigua amante vietnamita. Aunado a ello, la inclusión de otras problemáticas sociales, como la crisis de opioides, no conduce hacia un desenlace más profundo. Al querer abarcar demasiado, Lee pierde el control narrativo por algunos momentos.


Pero quizá el error más grande del director vuelve a ser la nula representación femenina. La lucha racial que Lee ha plasmado en sus obras se ha caracterizado casi siempre por una absoluta presencia masculina. Criticado siempre por ello, Lee vuelve a hacer caso omiso y nos entrega una nueva película sin la inclusión femenina que la protesta también requiere.

En 5 Sangres, la participación de la mujer se limita a Hedy (Mélanie Thierry), una activista francesa dedicada a limpiar campos minados y quien desarrolla un vínculo con David, y la ya mencionada Tien. Pero uno no puede dejar de sentir que sus papeles no son más que accesorios de los personajes masculinos. Quizá la única que no cae en esta categoría es Hanoi Hannah (Veronica Ngo), una DJ vietnamita que cumple un papel parecido al de Samuel L. Jackson en Haz lo Correcto; un aliciente musical y espiritual en medio del caos.

"Peleamos una guerra inmoral que no era nuestra y por derechos que no teníamos", declara Paul durante el clímax de la película. Y como bien dice uno de los acompañantes vietnamitas del grupo: "Después de haber estado en una guerra, entiendes que nunca termina. Ya sea en tu mente o en la realidad". Para Paul, y millones más, la confrontación se sigue librando hasta nuestras días, ya no en la jungla, sino en las calles de una nación multirracial que clama ser sinónimo de la libertad.

En 5 Sangres, además de la cuestión racial, Spike Lee vuelve a poner en duda la moralidad de un país que ha usado todos sus recursos para imponer su forma de vida y minimizar a quien considere que no está a la altura. "Los verdes son más importantes que los negros", dice uno de los Sangres y, tristemente, no se equivoca.

Comentarios