Reseña - Criaturas Fronterizas: un oscuro cuento de hadas sobre la pertenencia

"Crecí y me di cuenta que solo soy soy un ser humano", se lamenta Tina (Eva Melander) frente a la única persona en el mundo que parece entenderla. La frase encierra una profunda resignación, un malestar constante y una inconsolable tristeza.

En Criaturas Fronterizas, la humanidad muestra una vez más su lado más perverso, pero esta maldad se hace presente no solo como exclusiva de la especie, sino prácticamente de cualquier ser pensante. Lo que empieza como una tierna historia de amor, eventualmente se convierte en una oscura fantasía que exhibe los deseos, frustraciones y sentimientos de una persona en busca de un nuevo sentido para su hasta ahora triste existencia.

Tina trabaja como agente aduanal en un puerto sueco. Sufriendo de algunas deformidades que le dan un aspecto único, la mujer posee también de un don muy especial: la capacidad de olfatear diversos sentimientos negativos en la gente como ira, vergüenza, culpa...

En una de sus jornadas descubre a un hombre en posesión de material pornográfico infantil, pero la aparición de Vore (Eero Milonoff) un individuo sumamente extraño y muy parecido a ella, físicamente hablando, es lo que realmente comienza a quitarle el sueño. Pronto, ambos entablan una relación que comienza a volverse extremadamente íntima, pero es cuando este le abre los ojos sobre su verdadera identidad que su mundo se pone de cabeza.


Los créditos de Criaturas Fronterizas confirman lo que cualquiera podría pensar al entrar a ver esta cinta sueca sobre un romance gótico dentro de un contexto fantástico y con tintes sociales. John Ajvide Lindqvist, autor de la aclamada novela Déjame Entrar, lo es también del cuento Border, en el cual se ha basado el director iraní-danés Ali Abbasi para hacer esta película.

Por supuesto, su novela debut también fue adaptada brillantemente hace unos años, convirtiéndose rápidamente en un referente del género, destino muy similar que seguramente tendrá la obra en cuestión, misma en la que también participa como coguionista.

Al igual que en Déjame Entrar, Abbasi y Lindqvist nos introducen en un mundo casi idéntico al nuestro habitado por individuos marginados y  la misma malicia y pesadumbre, pero también por seres fantásticos en busca de un nuevo comienzo. Tina es una mujer lastimada. Tal y como revela durante una escena de emociones fuertes con su padre, su vida ha sido marcada por el abuso psicológico.

Sin embargo, su extremadamente útil habilidad le ha valido ser aceptada para desempeñarse como una persona normal. De cualquier forma, su relación con los demás parece estar supeditada a las bondades que ofrece. Ya sea una casa para su pareja busca-fortunas, su gran don para la agencia aduanal, o hasta favores cruciales para sus vecinos, Tina solo es un instrumento para los que la rodean, pero no para Vore.


La llegada del misterioso sujeto con las mismas aparentes deformidades confunde totalmente a Tina. La extraña sensación y excitación que siente en su presencia es algo nuevo y emocionante. Estamos ante un despertar sexual, pero también ante una increíble revelación sobre su pasado y presente, y probablemente sobre su futuro.

Abbasi y Lindqvist enclavan inicialmente un bello relato romántico en medio de un ambiente de marginación y soledad. Uno para el otro, los supuestamente desfigurados seres se consuelan y complementan como nunca antes, al menos para Tina, acostumbrada a un tipo infiel y aprovechado. Así, la pareja comienza a vivir algo así como un cuento de hadas.

Pero todo se desmorona rápidamente. Con su historia, Lindqvist levanta la voz y señala los innumerables atropellos hacia la gente diferente, a aquellos con rasgos o identidades que se desvían de los estándares y que nunca pueden encontrar un sitio al que realmente puedan llamar hogar.

En un principio, Tina solo encuentra paz a lado de los animales, quienes no tienen ningún problema de estar a su lado. Vamos, Abbasi mismo debe haberse sentido sumamente identificado al dirigir esta obra, teniendo en cuenta el rechazo que suele sufrir la gente de medio oriente en países europeos, sobre todo en estos tiempos tan complicados.


Los creativos imbuyen a sus personajes principales de un instinto casi primitivo que los hace únicos. De hecho, la primera escena sexual que presentan denota cierta repulsión, pero también una conexión invaluable que finalmente otorga satisfacción a la protagonista, algo inédito para ella hasta ese momento.

Lindqvist nuevamente rescata elementos del folclor escandinavo, los cánceres sociales de la región, y el más puro romance para concebir un relato convincente, fuerte y muy pertinente para nuestra época.

Pero la verdadera astucia de los guionitas, (Abbasi también tuvo esta función en la cinta), radica en la forma en la que una de las subtramas de la historia, en la que Tina investiga a fondo el material pornográfico ilegal que encontró en posesión de un viajero, de pronto impacta de lleno en la trama principal y en el estado de ánimo de prácticamente todos los personajes.

Lo que está en juego ahora es de vida o muerte, y el cuento de hadas se dirige hacia un rumbo muy oscuro que a cualquier le podría costar trabajo digerir. Pero Abbasi y Lindqvist no se detienen ahí, mostrando valentía para concluir satisfactoriamente su obra.

Vore revela paulatinamente sus terribles motivaciones, humanizando a un personaje fantástico y otorgándole una cualidad universal a la maldad. El extremismo con el que se desenvuelve proyecta la intolerancia misma que lo ha marcado para siempre. Tina, decepcionada, no tiene más remedio que hacer lo que le dicta la razón.


Criaturas Fronterizas guarda varios giros que resultan tan cautivantes como inesperados. "No le encuentro sentido a la maldad", le dice Tina, un ser de inocencia absoluta, a Vore al conocer finalmente sus nefastas y lamentables intenciones. Con estas palabras,  la mujer reconoce que esta condición, así como la compasión que la caracteriza, no es exclusiva de los hombres.

Con elementos de drama, fantasía, horror y crítica social, Abbasi y Lindqvist conciben una cinta muy original que refleja lo peor de nuestra especie, así como cierta esperanza para quienes, como Tina, nunca serían capaces de infligir el mal.

Comentarios