Metric rockea bastante, y para alguien que los ve por primera vez a pesar de su larga carrera y múltiples visitas a México, esto podría resultar una grata sorpresa.
Y no es que la banda no lo haga también en el estudio, pero su show en El Plaza Condesa anoche dejó en claro que Emily Haines y compañía le agregan un extra cuando están arriba del escenario, y cuando un puñado de leales fans se reúne frente a ellos esperando verlos de cerca buscando llevarse un grato recuerdo.
Aunque estamos hablando de un grupo emblemático del rock independiente de los 2000, Metric nunca ha podido despegar por completo, y no por cuestiones de calidad, sino por una renuencia a seguir las tendencias musicales de los últimos tiempos. Su último disco, Art of Doubt, casi pasó desapercibido en el mainstream, pero vaya que se trata de uno de sus esfuerzos más concisos y cercanos al rock alternativo hasta ahora.
Para ofrecer el último show en solitario de la gira promocional de este álbum, Metric eligió México por el buen recibimiento que siempre encuentra aquí, así como por la gran conexión que ha tenido con el país en los últimos meses, viniendo en distintas ocasiones, y hasta compartiendo cartel con uno de los grupos nacionales más populares de hoy como lo es Zoé. Pero ya era hora de verlos en todo su esplendor sin ningún otro elemento ajeno de por medio.
Sin presentación alguna, y entre los vitoreos generalizados, los guitarrazos pronto se adueñaron del recinto. ¿Por qué no empezar con "Black Sheep", tema representativo de la famosa Scott Pilgrim, para ir calentando los ánimos? ¡Y vaya manera de hacerlo! Si esto era apenas el inicio, ¿cómo estaría lo siguiente?
Las guitarras predominaron durante todo el show. James Shaw fue protagonista todo el tiempo junto a Haines, y juntos hicieron que el público se entregara por completo. Los solos, algo sumamente inusual en la banda, aparecieron por sorpresa en distintos momentos, específicamente durante versiones extendidas de "Cascades" y "Twilight Galaxy", canciones que adquieren un mayor grado de intensidad al ejecutarse en vivo, lo cual se agradece bastante.
Ese sonido más rockero de Art of Doubt fue determinante para elegir los temas viejos que conformarían el setlist. "Dressed to Suppress" y "Risk" encajaron a la perfección con "Synthetica" y "Gold Guns Girls". Esta faceta, la cual adquirieron con Fantasies hace una década, le ha sentado muy bien al grupo, de ahí que un retorno hacia el pasado ya no resulte viable, al menos en sus conciertos. Los fans de antaño apenas y pudieron escuchar una canción de sus primeros años con "Love Is a Place"; pero quizá haya sido para bien, pues los últimos diez años de Metric son los que suenan mejor en un formato como este.
Por supuesto, "Gimme Sympathy", "Dark Saturday" (uno de sus mejores temas nuevos) y "Help I'm Alive" no podían faltar en esta gran noche de Metric, aunque la elección de "Now or Never Now" como desenlace resultó un poco anticlimática; quizá una de las anteriores hubiera aportado una sensación de cierre más contundente.
Y claro, Metric no podía irse sin un momento único, como lo fue la aparición de Sergio Acosta, guitarrista de Zoé, para tocar "Common Lives", colaboración para reunir fondos para salvar a la mariposa monarca. El resultado: una bella interpretación con un inspirador mensaje.
Sí, Metric rockea demasiado, y hay que verlo para creerlo.
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