Reseña - Florence and the Machine @ Palacio de los Deportes, México 2019

Como una ninfa en una noche de verano, Florence Welch apareció en el escenario del Palacio de los Deportes derrochando misticismo y euforia entre sus fans, quienes no tardaron en rendirse ante la magia de su ídolo. Siete años después de su primera y única aparición en México, Florence and the Machine finalmente regresaron para hacer una pequeña gira por el país y presentar su cuarto álbum de estudio, High as Hope.

Desde hace ya un tiempo, Welch dejó de ser una figura alternativa para convertirse en una estrella pop, pero no del todo convencional. Aunque sus colaboraciones con pesos pesados como Lady Gaga, Calvin Harris y Rihanna la han acercado a las masas, la británica mantiene su humildad y esencia intacta, lo cual queda manifiesto en su show y en el vínculo que entabla con sus seguidores a lo largo del mismo.


Durante casi dos horas, Welch y su multitudinaria banda, conformada por guitarristas, bajistas, bateristas, percusionistas, pianistas, tecladistas y coristas, hicieron vibrar a los asistentes con un set variado, puntual y concentrado principalmente en su último esfuerzo, el cual recordamos por su producción minimalista y la participación de notables músicos del ámbito contemporáneo. Si bien algunas de las interpretaciones de la noche resultaron grandilocuentes y espectaculares, la esencia previamente mencionada se pudo sentir en momentos sumamente específicos del show, como en el solemne inicio con "June", tema desprendido del álbum en cuestión. Aunque el Palacio de los Deportes no estuvo lleno, incluso una sección completa permaneció cerrada, quienes se dieron cita al lugar pudieron vivir una gran experiencia de la mano de Welch y su peculiar personalidad escénica.

Resultaba curioso ver cómo la intérprete hablaba al público con una dulce y tenue voz, solo para después gritar como desquiciada y explayarse por varios minutos hablando de diversas vivencias que la han traído hasta este punto en su carrera, algunas relacionadas con México, tierra que, según sus propias palabras, ha tenido una importante influencia en su carrera, lo cual comprobamos hace tiempo con el disco How Big, How Blue, How Beautiful, pues algunos de sus videos y temáticas encontraron en nuestra historia el escenario perfecto. Precisamente de ese álbum pudimos escuchar varios cortes como "Ship to Wreck" y "What Kind of Man", este último con Florence sumamente cerca del público, haciendo llorar a los que tuvieron la fortuna de tocarla y evocando a una estrella de rock que gusta de sentir el contacto de los fans.

Quienes la han seguido durante toda la década también se vieron recompensados con la interpretación de viejas canciones como el cover "You've Got the Love" y "Cosmic Love", mismas que la pusieron en el panorama musical hace ya bastante tiempo. Parece como si hubiera sido ayer.


Welch también se dio el espacio para hablar largo y tendido sobre distintas cosas, como su admiración por Frida Kahlo, los elaborados regalos que algunos fans le dieron en pleno concierto y hasta su desdén por ver a todo el mundo grabando con sus celulares. Sin importar cualquiera que fuera el tema, los presentes la escuchaban con atención, la vitoreaban y la obedecían, por que claro, siete años de ausencia eran suficientes como para hacer lo que ella quisiera.

Welch se movía en el escenario como una doncella. Su atuendo extraído de un cuento de hadas la hacía parecer como un ser mágico efectuando un ritual frente a un grupo de maravillados curiosos, quienes caían fácilmente presa de sus encantos. Sus súbitas vueltas y pasos de baile se mezclaban efectivamente con la actitud más rockera del puño en alto y el headbanging. No hay duda de que Welch representa el lado más dulce del rock pop actual.

Al final, durante el encore, la cantante y su banda volvieron para entregar un par de temas más del último disco y "Shake It Out", uno de los pocos y teatrales cortes de Ceremonials, del cual pudimos escuchar muy poco, para cerrar a lo grande una noche memorable.

Florence and the Machine viven el momento más creativo de su carrera, al mismo tiempo que su vocalista se sigue desarrollando como artista en todos los sentidos. Quizá nunca llegarán a ser considerados como un acto masivo dadas las tendencias actuales, pero su show de anoche en el Palacio de los Deportes deja en claro que tienen todo para ser un headliner de peso.


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