Reseña - Nosotros: una sobrecarga de metáforas y referencias sociales

No hace mucho, Jordan Peele irrumpió en el cine de terror con ¡Huye!, una de las cintas más originales del género de los últimos tiempos. Haciendo referencias sociales sumamente pertinentes y dotando a su obra de una conciencia casi inusitada, el director no solo ganó un Óscar, sino que en breve se convirtió en una figura gracias a su talento poco convencional. Por esta razón, su siguiente esfuerzo llegaba antes de lo pensado y ante una enorme expectación: ¿podría repetir el éxito de una de las mejores películas de horror del Siglo XXI? La presión era demasiada, y tal parece que Peele no pudo con ella, pues Nosotros, su nuevo trabajo, presenta claramente una mayor ambición, pero pocos argumentos y hasta cierta confusión al momento de ejecutarlos.

Adelaide (Lupita Nyong'o) y su familia viajan a su casa de verano para disfrutar de unas vacaciones cerca de la playa. La estancia resulta un tanto incómoda para ella, pues los recuerdos de una experiencia traumática ocurrida en ese mismo lugar durante su infancia vuelven con gran fuerza. Gabe, (Winston Duke), su esposo, trata de reconfortarla y la convence de pasar un buen rato. Aunque un principio se esfuerza, una seria de extrañas coincidencias y el estrés nuevamente la tensan en demasía; además, sus hijos Zora (Shahadi Wright Joseph) y Jason (Evan Alex) no ayudan con sus actitudes y desobediencia. Más tarde, sus temores se hacen realidad cuando frente a su casa aparece una misteriosa familia, pero no cualquiera, sino una integrada por individuos idénticos a Adelaide y los suyos.


El terror social continúa más vigente que nunca. Preocupados por su entorno y la espeluznante transformación de la humanidad en algo monstruoso y desalmado, una variedad de directores con vocación de autor han hecho del género un escaparate para críticas muy puntuales sobre el estado actual de la sociedad. Peele hizo lo propio en ¡Huye!, una sátira sobre las diferencias raciales que presenta una visión todavía más retorcida de la discriminación. En aquella ocasión, el cineasta causó furor al darle un toque cómico y macabro al sentir de la población negra. Ahora, en Nosotros, este intenta seguir la linea con una nueva historia sobre marginación, aunque sin el enfoque y determinación de su trabajo anterior.

Nyong'o, donde reside la única fortaleza de la película, interpreta a una mujer perturbada y consternada por un suceso tan inverosímil como terrorífico, el cual sucede en forma de un tenso y bien armado prólogo que plantea el origen del concepto. Con gran habilidad, la actriz canaliza el estado alterado de una mujer que no ha podido estar en paz desde aquel episodio. Pero eso no es todo, pues su personaje sufre una notable transformación que la hace voltear nuevamente hacia lo ocurrido y aceptar en lo que se ha convertido, o dejó de ser. Desafortunadamente, este aspecto es quizá lo único de valor en una cinta que intenta abordar una variedad de temas sin rumbo alguno.


En Nosotros, Peele se muestra más ambicioso. Su nueva cinta trata de abarcar distintos temáticas que afectan a la sociedad hoy en día, y no solo desde el punto de vista racial. La crítica del director va dirigida ahora hacia ese sistema de clases que domina el mundo occidental, aquel en el que unos viven arriba; y otros, abajo. No hay duda de que este tiene un punto con su discurso; sin embargo, las cosas se ponen muy literales desde el comienzo. Sería demasiado revelar de dónde vienen los dobles que acosan a la familia de Adelaide, pero las metáforas, como esta de su origen, no tienen demasiada profundidad, por lo que la reflexión resulta un tanto innecesaria. En pocas palabras, Peele no deja al espectador llevarse sus propias conclusiones.

La fusión de terror y comedia desplegadas en ¡Huye! está de vuelta, pero sin la gracia y naturalidad que caracterizaban a su ópera prima. Los niños y Duke son quienes protagonizan algunos de los momentos supuestamente divertidos de la película, pero casi ninguno de estos funciona. La comedia en esta ocasión se limita a malos entendidos y referencias forzadas. El terror, de igual, forma se muestra sumamente dependiente de varios clichés y no en la traumática situación que están viviendo sus personajes. Resulta muy decepcionante darse cuenta que Peele no ha estado a la altura de sí mismo esta vez. Su talento permanece intacto, pero el exceso de contenido y la obsesión por abarcar demasiado en tan poco tiempo hacen de Nosotros algo vulnerable y confuso.


Aun así, esta película emerge con ideas que superan a cualquier otra regular del género. La tortura a la que son sometidos Adelaide y su familia durante los primeros instantes de su encuentro con los dobles hacen hincapié en aquel horror de convertirnos en presa fácil en nuestro propio espacio, uno que ha sido invadido con una pavorosa facilidad. Funny Games, por supuesto, nos viene a la cabeza inmediatamente. La violencia se desborda al por mayor, pero los dobles no son los únicos que hacen uso de ella. Después de los ataques, Adelaide y los suyos debaten sobre quién está mejor capacitado para enfrentarlos después de hacer un conteo de los que ha matado cada uno. En distintas escenas, cada uno de los integrantes de la familia se dejan llevar por una sádica euforia que los propulsa a seguir adelante. Esa violencia estuvo dentro de ellos todo este tiempo, aunque nunca lo hubieran imaginado.

"Somos americanos (o mejor dicho, estadounidenses)", le dice su doble a Adelaide durante la primer confrontación entre ambas familias idénticas. Esta revelación parece ser la clave de Nosotros. La sorpresa de darse cuenta de que aquellos que se han rebelado son iguales a nosotros es la más grande ironía de todas, y no solo en esta cinta. El esfuerzo de Peele por tratar de ponernos en la cara diversas situaciones que reflejan la ruptura de la sociedad en la que vive es notable; sin embargo, su mensaje de diluye en sus mismas ideas, las cuales también involucran el culto a falsos ídolos, el llamado "sueño americano", el capitalismo y la paranoia. La ambigüedad es el principal de motor de Nosotros, pero eso no es necesariamente algo bueno.

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